Comunidad de la UV lamenta deceso de profesor Osvaldo Fernández
Funerales serán este martes 22 en el cementerio Parque del Mar.
Numerosas muestras de pesar y palabras que lo recuerdan como una persona sencilla, crítica y dialogante, así como un admirado y querido maestro, han sido expresadas en la comunidad de la Universidad de Valparaíso ante el deceso del profesor Osvaldo Fernández Díaz, ocurrido la madrugada del domingo 20.
“El profesor Osvaldo Fernández (1935-2024) quedará en el recuerdo de todos y todas quienes estudiaron con él como una persona sencilla, crítica, dialogante y maestro dentro y fuera del aula de muchos quienes se formaron en el Instituto y Facultad”, señaló Marcelo Arancibia, director del Instituto de Filosofía de la Facultad de Humanidades y Educación UV, quien añadió: “Su legado como docente y pensador será recordado por su humildad intelectual, su enfoque crítico y su capacidad para generar un diálogo profundo con sus estudiantes”.
A su vez, el decano de Humanidades y Educación, Pablo Aravena, lo recordó como miembro del Claustro del Instituto de Filosofía, “intelectual orgánico y formador de varias generaciones de estudiantes. Como alumno, compañero y amigo de Don Osvaldo siento gran tristeza y una sensación de soledad inabarcable, pues fue una presencia tutelar para muchos de nosotros. También él fue el modo de conexión con una forma de hacer universidad que se ha ido extinguiendo, en donde la formación intelectual se entrelazaba con la amistad, el compromiso político y los altos valores humanistas. Atesoraremos por siempre los apuntes de sus seminarios y las traducciones que él directamente hacía de Marx, Althusser, Gramsci y Maquiavelo, entregadas de su mano al inicio de cada clase. Extrañaremos el té ahumado con galletas de las reuniones en su casa, con su amada compañera Sara, su hermano Víctor y los compañeros y compañeras que se iban sumando. Hasta siempre Don Osvaldo”.
Biografía
Osvaldo Fernández se tituló en 1965 como Profesor de Estado en Castellano por la Universidad de Chile, sede Valparaíso, y en 1972 como Profesor de Estado en Filosofía por la misma institución. En esa misma universidad, fue profesor de Teoría de la Arquitectura en la Escuela de Arquitectura y director del Departamento de Filosofía entre 1970 y 1972.
Tras el golpe militar de 1973, el profesor Fernández se exilió en Francia junto a su familia. Allí comenzó a trabajar como lector en el Departamento de Lenguas de la Universidad de Paris X, Nanterre. En 1979, obtuvo el grado de Doctor en Filosofía por la Universidad de Paris I, Pantheon-Sorbonne. Entre 1978 y 1989, integró el comité redactor de Araucaria de Chile, revista del exilio chileno.
En 2003, luego de su retorno a Chile, se incorporó como profesor del Instituto de Filosofía, específicamente en la carrera de Pedagogía en Filosofía, donde se desempeñó hasta el año pasado. Allí estuvo a cargo de la cátedra de Filosofía Política y fue director del Magíster en Filosofía entre 2009 y 2014. Además, fue fundador y director del Centro de Estudios del Pensamiento Iberoamericano, perteneciente a la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Valparaíso, así como de la Asociación Gramsci-Chile.
La trayectoria intelectual de Osvaldo Fernández se centró en la filosofía política, con especial énfasis en el estudio de Karl Marx, Antonio Gramsci y José Carlos Mariátegui. Entre sus publicaciones más relevantes se encuentran “Teoría de la ambigüedad” (en coautoría con Sergio Vuscovic, 1964), “Maquiavelo y Lenin” (1971), “El fetichismo de la mercancía al fetichismo del capital” (1982/2014), “Mariátegui o la experiencia del otro” (1994), “Itinerario y trayectos heréticos de José Carlos Mariátegui” (2010), “De Feuerbach al materialismo histórico: Una lectura de las tesis de Marx” (2017) y “Gramsci y su laberinto” (en coautoría con Gonzalo Ossandón, 2022). A esto se suman una serie de ensayos académicos, tanto nacionales como internacionales.
Según destaca el profesor Marcelo Arancibia, “el profesor Fernández destacó por su dedicación a la enseñanza, formando a varias generaciones de profesionales e incentivando una lectura filosófica crítica y situada. Las organizaciones que fundó reflejan su compromiso con el trabajo colectivo”.
En una de sus últimas entrevistas, realizada en la Facultad de Humanidades y Educación con motivo de la publicación de su antología Itinerarios y trayectos heréticos, publicada por Clacso en 2022, Osvaldo Fernández expresó: “Siempre he rechazado la condición de filósofo, porque yo soy un lector y comunico lo que leo. Si usted me pregunta qué pienso del mundo, de la felicidad, de la bondad o de la maldad, me costaría. En ese sentido, creo que el filósofo es un intelectual con una tarea muy importante. Yo, en cambio, no. Soy lector, y estos libros han surgido todos de mi enseñanza y de la discusión con los alumnos. Si tuviera que nombrar colaboradores, sería una enorme lista: el diálogo con los alumnos hace muy efectivo el conocimiento. Sobre todo porque en filosofía la lectura es en profundidad, no abarcando muchas cosas. Por ejemplo, no creo que para conocer a Platón sea necesario haber leído los treinta y tantos diálogos que escribió. Basta con analizar bien uno, la estructura que tiene, y ya se conoce a Platón. Esa es la idea: basta con un texto decisivo de un autor para conocerlo; el resto es erudición”.
Los restos del recordado profesor Fernández están siendo velados este lunes 21 de octubre en la Funeraria Cubillos, San Ignacio 659, Valparaíso. El funeral será el martes 22, a las 15:00 horas, en el Cementerio Parque del Mar, Camino Internacional 5700, Concón.
“No soy filósofo: yo soy un lector y comunico lo que leo”
Reproducimos a continuación extractos de la entrevista publicada en enero del año pasado, disponible acá, a propósito de la publicación de su antología “Itinerarios y trayectos heréticos” por Clacso, titulada “No soy filósofo: yo soy un lector y comunico lo que leo”.
“Yo hablo de ‘Itinerarios y trayectos heréticos’ porque los autores sobre los que escribo tenían esa disposición. Es el caso de Marx en primer lugar, Gramsci en segundo lugar, Mariátegui en tercer lugar: ellos fueron muy críticos de lo que hicieron. Gramsci tuvo una mirada bien crítica de lo que hizo, y Mariátegui, en el caso de los ‘Siete ensayos’, precisamente dijo ‘son ensayos, no son obras acabadas, y seguiré modificándolos mientras viva’. Ese es más o menos mi espíritu de trabajo, de mis cosas y de lo que leo”.
Así se expresa el doctor Osvaldo Fernández, académico del Instituto de Filosofía de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Valparaíso, a propósito de la reciente publicación de Clacso de su antología “Itinerarios y trayectos heréticos”, que reúne su obra filosófica.
“Es un honor que Clacso me haya elegido para una antología”, señala el académico, valorando que se trata de un organismo latinoamericano, y apunta que “al grupo en que también están Patricio Gutiérrez, Claudio Berríos y otros académicos de la Universidad, nos han publicado ya dos boletines que hemos elaborado. Es importante porque los libros quedan”.
“Me pidieron —relata Osvaldo Fernández— que yo hiciera la selección, entonces aproveché para hacer una revisión crítica de lo que he escrito, eliminando cosas, afinando otras. Tenía más o menos 350 páginas y lo fui achicando, para dejar lo que consideré más pertinente”.
En el texto de introducción, Fernández escribe: “Esta recopilación comprende parte de mis lecturas de autores marxistas. He rechazado, y, en ocasiones, públicamente, la generosidad de quienes me han llamado ‘filósofo’. Agradezco, pero creo que es un traje muy grande para mi menudo cuerpo. Un apelativo que implica un pesado compromiso del que soy incapaz de responder. Prefiero, por eso, quedarme en la simple función de alguien que lee, y que en esa lectura intenta dialogar con los autores, llevando luego el resultado de aquella conversación a un manuscrito”.
Al respecto, señala que “siempre he rechazado la condición de filósofo, porque yo soy un lector y comunico lo que leo. Si usted me pregunta qué pienso del mundo, de la felicidad, de la bondad, de la maldad, me costaría. Y en ese sentido, creo que el filósofo es un intelectual que tiene una tarea muy importante. Yo, en cambio, no. Soy lector, y estos libros han surgido todos de mi enseñanza y de la discusión con los alumnos. Si tuviera que nombrar colaboradores, sería una enorme lista en cada caso: el diálogo con los alumnos hace muy efectivo el conocimiento de algo. Sobre todo que en filosofía la lectura es una lectura en profundidad, no abarcando una serie de cosas. Por ejemplo, no creo que para conocer Platón sea necesario haber leído los treinta y tantos diálogos que él escribió, sino que basta con analizar bien un diálogo, la estructura que tiene, y ya se conoce a Platón. En general, esa es la idea que hay en los profesores de Filosofía: basta un texto más o menos decisivo de un autor para conocerlo, el resto es erudición”.
Añade que otra cosa que le agrada de la lectura filosófica “es que cada vez que uno lee, encuentra cosas. Una obra literaria a veces uno la lee de nuevo y ya no le encuentra el mismo sabor que tenía cuando la leyó por primera vez. En cambio, en filosofía no: vuelves a encontrar cosas que no se te habían ocurrido antes. Por eso, en materia de enseñanza me pongo en la posición de Rancière, que habló del profesor ignorante, en el sentido de que más vale entrar como ignorante que como el que viene a entregar conocimiento porque es muy sabio”.
Finalmente, sobre su posición de militante crítico del marxismo, explica Osvaldo Fernández: “Yo he sido militante y sigo siéndolo ahora. Cuando digo crítico, más bien es en el sentido de que a Marx hay que leerlo críticamente, no es para repetir lo que él dijo ni aceptar totalmente lo que él dijo. Él mismo enseñó eso, es lo que él hacía. Se le define, por los que lo han leído profundamente, como un despiadado autocrítico. Él por ejemplo escribió ‘El capital’, que modificó ya en la segunda edición, colaboró en las ediciones en francés y lo modificó. Nunca estaba contento con lo que hacía, y eso es por su espíritu crítico y autocrítico. Él no pertenecía a esos intelectuales que escriben algo y piensan que es eterno”.
Cabe recordar que en marzo del año pasado, fue publicada la antología “Ensayos en el exilio”, que reúne doce trabajos del profesor Osvaldo Fernández, publicados entre 1978 y 1989 en Araucaria, la emblemática revista chilena en el exilio, espacio de expresión del pensamiento y la obra de artistas e intelectuales latinoamericanos, que alcanzó a llegar a más de 37 países de todo el mundo. Esta antología fue publicada por editorial Malamadre, iniciativa del CEPIB, Centro de Estudios del Pensamiento Iberoamericano, perteneciente a la Facultad de Humanidades y Educación, editada por los profesores Claudio Berríos y Martín Ríos (noticia completa aquí).
Nota: Lorena Ruiz / Foto: Archivo Prensa UV