Escuela de Biología Marina UV celebró la titulación de su quingentésima estudiante
Ángela Saavedra Vielma, de la generación 2019, se convirtió en la titulada número quinientos tras aprobar con distinción máxima su defensa de tesis.
Después de cumplir con éxito todos los requisitos académicos para convertirse en bióloga marina, Ángela Saavedra se llevó una grata sorpresa al enterarse de que su título profesional es el número quinientos otorgado por la Escuela de Biología Marina de la Universidad de Valparaíso. Este hito no solo marca el comienzo de la trayectoria profesional de Ángela, sino que también se convierte en un capítulo significativo en la historia del programa académico desde su inicio en 1953.
La también graduada en Licenciatura en Biología Marina, perteneciente a la generación 2019, comentó: "Sabía que la Escuela estaba cerca del título número quinientos, pero nunca pensé que sería yo quien lo recibiría. Esto es algo que siempre recordaré". Ángela alcanzó este logro tras realizar una impecable defensa de tesis, que aprobó con distinción máxima (nota 7.0).
Tal como lo señaló la bióloga marina, entre los objetivos de su investigación, titulada "Catálogo taxonómico y guía fotográfica digital para la identificación de huevos de aves playeras (orden: Charadriiformes, subordenes Charadrii y Scolopaci), pertenecientes a la colección oológica Guillermo R. Millie Holman", destaca el establecer protocolos para la gestión de la colección, junto con actualizar y ordenar la información de catorce especies de aves playeras de diversas regiones del país. Además, agregó que “la guía fotográfica no solo tiene utilidad para investigadores, sino que también constituye una valiosa herramienta de divulgación que permite al público, en general, conocer y empatizar con este grupo de aves”.
La joven también compartió: "Estoy familiarizada con este grupo de aves desde hace tiempo, dado que vivo cerca de la playa y he participado en diferentes monitoreos e instancias de educación en relación a las aves playeras, como monitoreos reproductivos de Pilpilén común y actividades para que la comunidad conozca a estas especies. Contribuir al conocimiento sobre este grupo y compartir su importancia es algo fundamental para mí".
En esa línea y al destacar los resultados de su trabajo y su posible influencia en las estrategias de conservación, señaló: “Por ejemplo, haciendo la guía, me di cuenta de que había algunas especies que no tenían una distribución reproductiva conocida para Chile. Entre las especies con esta falta se encuentran el Pilpilén negro, la Becasina pintada, el Chorlo chileno y el Chorlo nevado. La presencia de estas aves en esta colección puede contribuir a llenar este vacío o a facilitar comparaciones y nuevos estudios sobre ellas”.
Respecto al aporte de las aves playeras como bioindicadores, agregó: “La mayoría de las aves playeras se encuentran en zonas costeras y son sensibles a los cambios ambientales. Su desaparición repentina puede ser indicativa de problemas ambientales graves, debido a su rol en las redes tróficas como especies depredadoras de invertebrados y por vivir en sitios con un creciente uso humano. Al estar en zonas costeras son muy vulnerables, sobre todo en época reproductiva y de llegada de aves migratorias, que coincide con los meses de primavera-verano, donde las playas son más concurridas y se ven diversas problemáticas que les afectan: desde construcciones en playas, vehículos pasando sobre los nidos (o directamente atropellando aves) y perros callejeros o con dueños que molestan y cazan a las aves. A esto hay que agregar que existen pocas mediciones morfométricas de sus huevos, a nivel nacional, por lo tanto este trabajo puede facilitar su identificación y la realización de otras investigaciones que pueden ayudar en su conservación”.
Asimismo, abordó su experiencia en el desarrollo de su tesis: "Fue realmente interesante y enriquecedor trabajar con mi director de tesis, el profesor Luis Cabezas, quien ha trabajado por largo tiempo con aves, en específico aves pelágicas (orden: Peocellariformes). Ambos compartimos ese entusiasmo por profundizar en el conocimiento de las aves en general, y para él, las aves playeras fue un grupo nuevo que conocer. Uno de los mayores desafíos en esta tesis fue la escasez de información sobre colecciones específicas como la nuestra".
En cuanto a los hallazgos inesperados en su estudio, la joven bióloga marina expresó: "Durante el proceso, encontramos, por ejemplo, una nidada de perrito (Himantopus mexicanus) que tenía seis huevos, mientras que lo habitual para la especie son de tres a cuatro. Esto es un caso anómalo que nos hizo reflexionar sobre las variaciones posibles en la reproducción de estas aves. También hallamos un huevo de Pilpilén negro (Haematopus ater), con características físicas distintas a las conocidas, presentando líneas finas en lugar de las manchas redondeadas típicas. Esto plantea la incógnita de si podría tratarse de una subespecie o simplemente otro caso excepcional".
Finalmente, afirmó que “me siento muy emocionada porque culmina un proceso y ahora inicio mi carrera como bióloga marina. Me encantaría seguir trabajando con colecciones y aves, contribuyendo con nuevos descubrimientos y publicaciones. Es crucial actualizar y organizar la información en las colecciones del país para que sean fuentes confiables de información. Espero que esta colección actualizada esté disponible al público. Me gustaría trabajar y dedicarme a la investigación para seguir desarrollando mis habilidades en este campo”.
Nota: Pamela Simonetti