En una Aula Magna repleta, la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Valparaíso inauguró su Año Académico 2024, reconociendo a destacados profesoras y profesores, en un acto que contó con la presencia del rector, Osvaldo Corrales; el prorrector, Christian Corvalán; los vicerrectores Académico, Carlos Becerra, y de Vinculación con el Medio, Carlos Lara, y el decano Alejandro Witt, junto a directores de escuela, jefes de carrera, docentes, estudiantes y exalumnos.
Giulietta Fadda, primera mujer en titularse como Arquitecta de la Universidad de Chile sede Valparaíso, recibió la calidad académica honorífica de Profesora Honoraria de Facultad. En la oportunidad, destacó que “es un verdadero honor. Inicié mis estudios en 1957, como alumna del primer curso de Arquitectura, y desde ese entonces he mantenido una estrecha y fructífera comunicación”.
“Me siento agradecida por el reconocimiento. Arquitectura es una profesión muy bella, que puede dar muchas satisfacciones. Se trata de un espectro muy amplio, donde los actuales estudiantes pueden elegir a qué se van a dedicar, ya que ofrece muchas alternativas, lo cual es una ventaja. Les espera un futuro amplio, lo importante es que lo sepan aprovechar”, añadió.
Luego fue el turno de Myriam Espinoza, quien ingresó en 1969 a la Escuela de Teatro sede Valparaíso de la Universidad de Chile, dedicando gran parte de su carrera al teatro político como lenguaje escénico. Fundó el proyecto Escalera Arriba y en enero de este año fue reconocida como Hija Ilustre de Valparaíso.
Sobre la calidad académica honorífica de Profesora Honoraria de Facultad, señaló que “esta distinción me ha emocionado, algo que no siempre me sucede. Es extraordinario, nunca imaginé algo igual, me hace recordar cuando empecé como estudiante con profesores maravillosos que nos formaron en el arte teatral, lo teórico y práctico, pero además en lo social. Es necesario que el teatro sea un arte de servicio a la comunidad, eso es lo que me ha marcado. En esos primeros momentos ya hacíamos prácticas en fábricas y cerros, y luego seguí con eso hasta ahora, con el teatro político, porque todo arte y toda actitud humana es política”.
Posteriormente, fue el turno de José de la Vega, académico de la Escuela de Cine, quien recibió la calidad académica honorífica de Profesor Asociado, pero no pudo estar presente por temas de salud. Figura indispensable en la industria cinematográfica chilena, se formó en la Escuela de Cine de la Universidad de Chile, sede Viña del Mar, en los años 70. Actualmente imparte clases de tecnología cinematográfica en la UV. Ha sido galardonado con el Premio Jorge Müller a la Trayectoria por la Plataforma Audiovisual de Chile en 2009 y el Premio Pedro Sienna a la Trayectoria en 2022. En su nombre, recibió la distinción su hijo Gabriel.
A continuación, fue el turno de Francisco Sazo, cantante y autor de la mayor parte del repertorio del grupo Congreso, quien recibió la calidad académica honorífica de Profesor Honorario de Facultad. Se integró a la UV en el año 1998 como profesor del Instituto de Filosofía y posteriormente a la Escuela de Gestión en Turismo y Cultura, aportando con su agudeza intelectual, su sensibilidad artística y pensamiento crítico a nuevas generaciones de jóvenes apasionados por la cultura. No pudo estar presente por temas de agenda y recibió la distinción en su nombre Verónica Doerr.
Para finalizar las distinciones, subió al escenario Mónica Cornejo, primera diseñadora industrial mención Textil de la Universidad de Chile sede Valparaíso, quien recibió la calidad académica honorífica de Profesora Honoraria de Facultad, desarrollando su carrera docente desde 1970 a 2011.
Sobre la distinción señaló que “es una gran sorpresa, algo que nunca esperé; he pasado más de la mitad de mi vida en la Universidad, en la escuela a la cual entré y me acogió, en la que trabajé más de 41 años, con mucho gusto. Era un verdadero disfrute preparar las clases, con los estudiantes, los trabajos de investigación y los distintos ámbitos en los cuales me desempeñé”.
Su mensaje para los estudiantes fue “que disfruten el paso por sus carreras, porque el período universitario es muy corto, tienen que encantarse, enamorarse de la carrera y salir adelante con lo que más les gusta hacer”.
La primera parte de la ceremonia finalizó con un intermedio musical, a cargo de la compositora y académica de la Escuela de Teatro UV, Anita Sotomayor, quien interpretó parte de su repertorio.
Espacios relacionales
La ceremonia prosiguió con la presencia del arquitecto y Premio Nacional de Arquitectura 2002, Juan Sabbagh, elegido como uno de los chilenos más creativos del 2024 por la revista Forbes Chile, quien expuso el tema “Espacios para la creación: Una reflexión desde el encuentro interdisciplinario”.
Mostrando varios de sus proyectos emblemáticos, el arquitecto destacó que “me interesa poner en valor la creatividad y la importancia de los espacios relacionales, que no solo conectan, sino también convocan, como método de despertar y detonar acciones para generar ideas y planteamientos nuevos como una forma de aprender”.
“A los estudiantes les diría que tienen muchas oportunidades, no hay que desesperarse, estas crisis siempre pasan, porque son de nuestra generación, no de ellos. Les diría que miren el futuro con optimismo, las carreras creativas como las de esta Facultad son maravillosas, porque entregan muchas herramientas, ámbitos de desarrollo y posibilidades de progresar en el futuro”, agregó.
Por su parte, el rector Osvaldo Corrales calificó como “un orgullo que los estudiantes se hayan interesado en la actividad, ver la sala llena nos produce una muy honda satisfacción. Felicitaciones muy especiales a las y los profesores que han sido homenajeados, porque son parte de la historia de la UV, la cual no sería lo que hoy es sin el aporte insustituible que han realizado en las distintas carreras. Felicito también a la Facultad de Arquitectura, por este homenaje que ha hecho: es una inspiración en el proceso de construcción de nuestra institución”.
A su vez, el decano Alejandro Witt indicó que “esta inauguración de Año Académico es un acto solemne, un ritual en el que hacemos una pausa necesaria para mirarnos hacia adentro con el ánimo de reconocernos como comunidad y reflexionar sobre nuestra actual condición: un presente expectante que mira a un prometedor futuro, que es obligatorio y necesario reconocer, el cual está basado en un largo, silencioso, y por qué no decirlo, amoroso trabajo de nuestros predecesores, quienes constituyen nuestra memoria y a quienes debemos expresar nuestra gratitud”.
Nota: Rodrigo Catalán / Fotos: Denis Isla
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