Estudiantes de Arquitectura UV desarrollan proyectos para potenciar tradicional “balseo” de Puerto Saavedra
Treinta estudiantes del Taller de Asentamientos Costeros de Arquitectura viajaron a la Región de la Araucanía, en la desembocadura de los ríos Imperial y Moncul, en el estuario de Puerto Saavedra y Nehuentúe, para realizar proyectos de habilitación de espacios con el objetivo de potenciar la tradicional actividad de “balseo”, arraigado medio de comunicación de la zona.
Eduardo Emparanza, académico de Arquitectura a cargo de la actividad, cuenta que “el Taller desarrolla ejercicios de intervenciones urbanas de pequeñas dimensiones que impacten en los centros litorales de la costa, con el objetivo de preservar y resguardar elementos significativos del territorio”.
“Este viaje tuvo como focal una zona fraccionada por la red hídrica, con los ríos Toltén, Imperial, Queule y Moncul, que generan una cierta discontinuidad territorial que históricamente se ha resuelto con los denominados balseos de río, acción previa a los puentes que tiene por objetivo conectar el territorio; son casi puentes de agua, que comunican el territorio, pasando carga, vehículos o personas”, añade.
“Hoy los medios actuales los han hecho casi desaparecer, pero muchos se mantienen adquiriendo mayor tecnología y mejoramiento. La desembocadura del río Imperial y su encuentro con el río Moncul produce una condición de estuario que se emplaza con Puerto Saavedra y Nehuentúe, con dos embalsaderos, lugares con una actividad turística asociada”, cuenta.
“Los estudiantes buscarán consolidar esa actividad, generando proyectos de refugios para la espera, porque en verano tienen un uso intensivo. Se trata de lugares de difusión cultural, los cuales tendrán hitos representativos para la comunidad y para los turistas, buscando consolidar esta actividad y contribuir a su difusión”, agrega.
Entender el territorio
Según explica el académico, este tipo de actividades “tiene por objetivo entender el territorio y en este caso, la cultura asociada a estos balseos. Entrevistamos a los conductores y a sus familias, ya que este oficio es una tradición transmitida generacionalmente. Realizamos un levantamiento de información de cada uno de los lugares, así como también con actores sociales —como representantes del gremio turístico— para visibilizar los ejercicios de los estudiantes y propuestas, para luego devolverlas a la comunidad”.
“El valor de conocer lugares diferentes para los estudiantes es entender el territorio y sus culturas, generando un beneficio para la comunidad local, porque se desarrollan ideas que después pueden aportar en el desarrollo de cómo se van transformando estos asentamientos, así como también es un beneficio para los estudiantes, porque son días de cohesión, participación y sociabilización entre ellos”, finaliza.
Nota: Rodrigo Catalán