Especialistas analizaron el impacto del financiamiento y el gasto privado en salud y sus implicancias en materia de género y clase
En conversatorio convocado por proyecto Anillo “Descentrando las desigualdades de género”.
"Salud, género y clase: financiamiento y gasto privado en salud" se tituló el conversatorio dirigido a estudiantes y docentes de diversas disciplinas al que convocó el equipo de investigadores del proyecto Anillo ANID “Descentrando las desigualdades de género”, en el que participa la Escuela de Sociología de la Universidad de Valparaíso, junto a otras instituciones de educación superior.
La actividad tuvo lugar en el Campus de la Salud de Reñaca y en ella intervinieron la doctora en Estudios del Desarrollo y académica de Birkbeck, Universidad de Londres, Jasmine Gideon, y el profesor del Departamento de Humanidades y Medicina Familiar de la Escuela de Medicina de la UV y doctor en Salud Pública, Esteban Hadjez. Ambos fueron presentados por la académica e investigadora Alejandra Ramm, de la Escuela de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales, quien dirige el mencionado Anillo.
En la ocasión, Jasmine Gideon abordó el tema del financiamiento privado de salud, desde la perspectiva de su impacto en la igualdad de género. Al respecto, afirmó que si bien no hay evidencia sustantiva sobre lo que este fenómeno ha generado en el ámbito de las identidades, es un hecho de la causa la existencia de brechas relevantes y significativas en esta materia.
Gideon argumentó asimismo que la presión actual por avanzar hacia una mayor privatización dentro del sector ignora la historia de los impactos negativos que para la salud tuvieron los programas de ajuste estructural y privatizaciones que se implementaron durante las décadas de 1980 y 1990 en diferentes países. “Un amplio conjunto de antecedentes destaca cómo los hogares de bajos ingresos, especialmente aquellos conformados o liderados por mujeres, fueron los más afectados negativamente por este tipo de programas”, comentó.
En relación con ese último punto, la especialista de Birkbeck —quien ha enfocado sus investigaciones en la economía política de la salud con perspectiva de género en América Latina y cuestiones relacionadas con la salud y la migración— sostuvo que la pandemia de Covid-19 reafirmó la importancia tanto de los hogares para el ámbito de la producción y consumo en salud como del trabajo de cuidados no remunerado.
Por lo anterior, enfatizó que la expansión actual del financiamiento privado en el sector de la salud y el uso de nuevos mecanismos para ello no son un buen augurio, ya que se mezcla el tema del aporte privado con el de salud universal, que es distinto al de los años sesenta y setenta, lo que en su opinión puede tener consecuencias negativas para el sistema de salud, ya que las iniciativas de asociación público privadas tienden a quitar recursos al sector público y no abordan las desigualdades estructurales.
Jasmine Gideon concluyó su presentación con la entrega de algunos datos sobre la realidad que exhibe Perú en este tema, fruto de su participación como coinvestigadora de una red financiada por la Academia de Ciencias Médicas que busca comprender los impactos de la desigualdad de la asociación público privada en el ámbito de la salud en países de ingresos medios y que además de ese país incluye a Argentina, Brasil, India y Kenia.
Gasto de bolsillo
Por su parte, el profesor Esteban Hadjez se refirió a las consideraciones históricas del gasto de bolsillo en salud de las familias chilenas de clase trabajadora y de menos ingresos.
Según expuso, la realidad que exhibe nuestro país en este tema ha variado muy poco desde la década de 1960 hasta hoy, a pesar de la implementación de cambios significativos, como fueron la creación del Servicio Nacional de Salud, las transformaciones neoliberales instauradas a partir de los años ochenta del siglo pasado, las reformas posteriores y la serie de políticas públicas que los últimos gobiernos han adoptado para enfrentar este problema, como la Ley e Fármacos, el AUGE, el GES, la Ley Ricarte Soto, el desarrollo de las farmacias populares y copago cero en Fonasa, entre otras.
“En 1964, por ejemplo, el gasto de bolsillo de una familia chilena llegaba al 40 por ciento del gasto total en salud, mientras que alcanza al 33 por ciento aproximadamente. Y al igual que en la actualidad, el más importante era el destinado a farmacia o medicamentos, seguido por el de consultas médicas, exámenes y hospitalizaciones. Esto grafica una falta de cobertura del sistema, situación que además es altamente regresiva, ya que quienes tienen menos ingresos gastan más recursos en salud”, puntualizó el doctor Hadjez.
El docente de la Escuela de Medicina de la UV agregó que estos antecedentes dan cuenta de un problema permanente en el financiamiento de salud en Chile, el que afecta sobre todo la clase media. “Hoy en día, el gasto de bolsillo en salud se concentra entre los usuarios de Fonasa con mayores ingresos o Grupo D y entre los usuarios de las Isapres con menores ingresos. Eso no ha cambiado mucho desde 1964 y a pesar de que su tendencia es progresiva, la segmentación en quintiles no deja verla bien”, acotó.
En lo relacionado con el impacto de esta situación en las identidades, Hadjez dijo que no hay información disponible aún sobre el gasto en salud en el que deben incurrir las personas postradas o entre quienes reciben cuidados en el hogar.
Nota: Gonzalo Battocchio