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Nueva Ley de Etiquetado de Alimentos sólo aplica en productos envasados y no afectará a la “Cajita feliz”

08 May 2013

Hasta un 80 por ciento de los productos podrían llevar la advertencia de “Alto en”, porque sus nutrientes críticos —sal, azúcar, grasa y calorías— exceden el límite permitido contemplado en la actual propuesta de modificación del Reglamento Sanitario de Alimentos. La norma legal sólo aplica a productos envasados y no los preparados en el momento, por lo tanto las promociones de hamburguesas, papas fritas y bebidas a granel no estarán afectas a la rigurosidad de la ley. Representante de la industria alimentaria anticipó problemas incluso con mercados externos.

Inconsistencias, falta de precisión, debilidades legales y gráficas fueron las principales críticas que surgieron en el análisis sobre la Nueva Ley de Etiquetado, en la conferencia que organizó la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad de Valparaíso en el marco de las actividades de celebración del Día del Nutricionista y la Semana de la carrera.

Clara Bravo, ingeniero químico, representante de la industria alimentaria y académica colaboradora de la Universidad de Valparaíso, fue la conferencista invitada del encuentro, y tras exponer su visión de la normativa cuestionó el real aporte del nuevo reglamento.

“No estoy muy segura de que sea un aporte así como está planteada. Creo que el debate debió realizarse con un equipo multidisciplinario, dado que el problema afecta a toda la sociedad y no creo que se resuelva sólo a través del etiquetado. Tal como está, con los límites y las porciones tan restrictivos, un alto porcentaje de productos, cerca del 80 por ciento, llevarán el mensaje de advertencia ‘Alto en’, si no se decide otra cosa y se modifica el borrador del Reglamento Sanitario de Alimentos (RSA), presentado a consulta pública a comienzos de año”.

Esta situación, sumada a que la nueva etiqueta tiene forma octogonal —al igual que un disco Pare— y ocupa el 20 por ciento de la cara principal del envase, destacando lo negativo del producto, “de cierto modo atemoriza, no enseña y no permite elegir al consumidor”, sostuvo Bravo.

Máximos tolerables

Si bien se reconoce que la industria alimentaria ha trabajado en contar con portafolios de productos más saludables, uno de los problemas se genera en la definición de los límites tolerables de nutrientes críticos en cada producto.

Según la profesional, “los límites son tan restrictivos que hasta productos que ya están modificados o reducidos en sus nutrientes críticos, caen igualmente en la advertencia. En estos momentos un refresco en polvo con un 70 por ciento reducido en azúcar está en el mismo segmento que el jugo normal. Sólo el refresco que tiene cero por ciento del nutriente crítico, en este caso azúcar, actualmente no llevaría el mensaje de advertencia”.

Debilidades legales

En el aspecto legal la nueva norma también presenta debilidades, de acuerdo a lo sostenido por Clara Bravo: “Nuestro RSA está basado en el Codex Alimentarius, que es una entidad que está asociada a la FAO y a la OMS, de estándares reglamentarios. Numerosos países se manejan con esta organización para poder hacer comercio. Con la nueva ley empezaríamos a salirnos de esa línea, ya que tendríamos una legislación específica sólo para Chile, por lo tanto los productos que ingresen al país tendrán que adaptarse a esta nueva rotulación”.

Esta situación, añadió, “podría frenar las importaciones y las exportaciones; la industria va a tener que hacer empaques exclusivos para el exterior, de tal manera que se empiezan a entrabar los compromisos de los tratados de libre comercio, ya que finalmente no se van a poder cumplir. Por eso era importante que en este proyecto estuvieran presentes los ministerios de Economía y de Relaciones Exteriores, para saber qué opinan sobre este punto”.

Letra muerta

Por lo anterior, Clara Bravo indicó: “Espero que la propuesta sea corregida en estos aspectos. Si viene sin modificaciones a la propuesta borrador presentada del RSA, creo que será letra muerta, porque —y aquí hablo como consumidora— si no tengo una atractiva oferta de alimentos libres del mensaje de advertencia y al encontrar gran parte de los productos rotulados, el mensaje de advertencia va a pasar a ser parte del diseño del rótulo. Llegará un momento en que tendré que comprar productos con la advertencia, porque de todas maneras debo seguir comiendo finalmente”.

La docente advirtió que la industria viene trabajando hace un tiempo en la reducción de los nutrientes críticos en algunos productos, “pero es un proceso lento, porque es muy difícil cambiar los hábitos de las personas: aun cuando le ofreces alimentos bajos en sodio o en grasas, no los compran, ya que no son tan sabrosos. Estamos trabajando en crear productos con la misma palatabilidad, pero con baja presencia de nutrientes críticos, lo que no es tan fácil desde el punto de vista de la industria”.

Porciones o gramaje

Por su parte, la nutricionista Marcela Alviña, académica de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Valparaíso, recalcó que si bien aún desconoce cómo el RSA va a hacerse cargo de la ley que ya esté promulgada, como profesional del área está preocupada por las normas técnicas para definir las porciones vinculantes a los límites máximos de los nutrientes críticos.

“Eso significa establecer un valor en gramaje, que pensamos debería representar lo que es la porción de consumo habitual para cada producto, y en base a esa porción definir si excede los límites críticos de estos nutrientes. Es decir, si consumimos una unidad de pan, como porción de consumo habitual (80 o cien gramos), lo que determine qué cantidad de energía debe tener, entonces las 200 calorías deberían estar entre los 80 y cien gramos de pan. Sin embargo, si asignamos esa misma cantidad para un alimento como una salsa de tomates, de la cual consumimos cerca de 30 gramos habitualmente en una preparación, no correspondería que los límites estuvieran en cien gramos de salsa, pero sí correspondería en una unidad de pan, porque son cantidades o porciones habituales de consumo”.

Destacó asimismo que “lo que tenemos a favor ya en el etiquetado actual son los aportes de los nutrientes que se expresan en porciones de consumo y también por cien gramos. Espero que el nuevo RSA acoja la propuesta de las porciones de consumo y se extienda un poco más a los alimentos específicos, para que la porción de consumo tenga sentido”.