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Se presentó libro “La orden antijurídica del superior jerárquico” con traducción de profesor José Luis Guzmán

17 Enero 2025

Obra fue presentada por Francisco Maldonado, académico de la Universidad de Talca.

Recientemente tuvo lugar la presentación del libro “La orden antijurídica del superior jerárquico”, del jurista alemán Max Ernst Mayer (1875-1923), correspondiente a una traducción desarrollada por el profesor y presidente del Departamento de Ciencias Penales de la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso, José Luis Guzmán, a través de la editorial Edeval de la Facultad de Derecho UV.

La obra es parte de la colección “Juristas perennes”, y fue presentada por el académico de la Universidad de Talca, Francisco Maldonado, en una actividad dirigida por el profesor de la Escuela de Derecho UV, Diego González. Por su parte, las palabras inaugurales de la ceremonia fueron entregadas por el decano de la Facultad de Derecho y director de Edeval, Ricardo Saavedra, y la directora de la Escuela de Derecho UV, Inés Robles.

Palabras inaugurales

El decano Ricardo Saavedra señaló en sus palabras de bienvenida que “la incansable labor académica del José Luis Guzmán parece ser una fuente inagotable y virtuosa de obras, como la publicación que hoy nos convoca. La publicación de un libro para esta Facultad es siempre una buena noticia, pues nos congratulamos de que nuestros profesores tengan el espacio y el apoyo necesario para germinar y desarrollar proyectos editoriales que constituyan un aporte para la doctrina nacional. En el caso del profesor Guzmán, se trata yo diría de una generosidad intelectual que ya raya en la disipación. No vamos a enumerar la enorme productividad científica del profesor Guzmán, pero basta un dato para tener una idea de la envergadura de esta: con este trabajo estamos hablando, si no me equivoco, de su sexagésima traducción, solo en cuanto a traducciones, sin contar todo el resto de su obra”.

“Es también una buena noticia para nuestra Facultad y para nuestro sello editorial Edeval, que nuevamente da a luz una nueva obra en una de sus principales y más queridas colecciones, como la de ‘Juristas perennes’. Esta buena noticia aprovecho de sumarla a otra para la editorial, que como Facultad nos acabamos de adjudicar un proyecto para rediseñar una modernización del sello Edeval a través de fondos que entrega la Subsecretaría de Educación. Es decir, vamos a contar con recursos que nos permitirán también poner el día nuestra editorial de la cual estamos tan orgullosos, por todo lo que ha entregado a la ciencia jurídica y lo que, sin duda, podrá seguir haciendo en el futuro cercano”, puntualizó.

Por su parte, la directora Inés Robles detalló en sus palabras que “‘Juristas perennes’ es una colección que data del año 1978, que permitió revivir a juristas, y antes de este quince libros se habían realizado bajo este título de la colección. Varios de ellos han implicado traducciones al español, como es el caso de la traducción del alemán que realiza en este acto el profesor José Luis Guzmán. Lo anterior no solo obliga un dominio del idioma y del lenguaje técnico jurídico, sino que implica además el dominio de la obra del autor y leerlo conociendo lo que pensaba, pues busca llevar no solo sus palabras, sino más bien su pensamiento a nuevos lectores, en este caso de habla hispana, a más de doce mil kilómetros de distancia de su lugar de nacimiento, y a más de cien años de su muerte”.

“La palabra perenne significa continuo, incesante, que no tiene intermisión, pero, aunque parezca extraño, tal vez en la definición desde la botánica, desde las plantas, perennes se ajusta más a las características de la colección. Las plantas perennes son aquellas que viven durante más de dos años o en general florecen y producen semillas más de una vez en su vida. Un árbol o arbusto de hojas perennes tiene hojas vivas, que no se caen a lo largo de todo el año. Esta colección, y en especial esta obra, ha producido nuevas semillas, ahora en este continente. Florece hoy y no son solo sus ideas las que van a permanecer contenidas en este texto. Estas ideas van a germinar en otras mentes, generando unas nuevas ideas, y quién más incesante en el trabajo que el profesor Guzmán. Quién más podría dirigir y escribir para esta colección. Quién más en esta Escuela, con la dedicación que le da al trabajo que realiza tanto en la docencia como en la escritura de sus libros, se ha ido transformando en perdurable. El profesor Guzmán se ha ido transformando también en perenne”, cerró.

Presentación de la obra

En su presentación de “La orden antijurídica del superior jerárquico”, el profesor Francisco Maldonado entregó reflexiones vinculadas al libro en sus dos dimensiones, tanto de la obra que se traduce como la que representa la traducción propiamente tal, contextualizada en la persona de su autor.

Indicó al respecto que “el libro cuya traducción se presenta esta tarde propone un desarrollo bastante preciso del tratamiento que cabe dar a la responsabilidad penal que se origina en casos donde el superior jerárquico imparte una orden lisa y llanamente ilícita a un subordinado, cuya complejidad se hace palpable sea que este último la cumpla o que se resista a ello. El interés que ofrece el caso es de evidente atención por un penalista, pero a simple vista muestra una perspectiva bastante más amplia, y es que resulta claro que lo que está en juego es el conflicto que enfrenta quien ocupa una posición inferior a una estructura jerárquica, entre dos deberes relevantes de promover y proteger en cualquier sociedad debidamente formalizada y organizada con base en el Derecho”.

“El deber de obediencia para con quienes ocupan una posición decisoria de autoridad o superior, y el deber general de no quebrantar la ley, confluyen en la idea de que no se debe afectar a los ciudadanos en el uso de las funciones públicas. No hay que perder de vista la norma de trascendencia de cada uno de estos intereses. Por de pronto, es claro que la función pública no puede sobrepasar los límites reglados. Con ello es evidente que toda cuestión en dicho plano, tanto más que en el privado, debe ajustarse a las normas que regulan sustantiva o materialmente la materia sobre la que incide la respectiva decisión y, si esto es así, parece sencillo concluir que una orden o instrucción emanada de un superior solo podrá ser considerada legítima o regular si se adecúa a las normas que regulan la materia sobre la que versa. Por ello, habría que concluir que solo se puede cumplir o ejecutar si se adecúa a dicha exigencia material”, detalló.

Finalmente, el profesor José Luis Guzmán indicó en sus palabras de cierre que “yo dediqué la traducción y el estudio preliminar al recuerdo de don Manuel de Rivacoba y Rivacoba, maestro que me enseñó Derecho Penal. Él había escrito la monografía ‘La obediencia jerárquica en el Derecho Penal’ que se publicó por Edeval en 1967 apenas llegó a Valparaíso, habiendo renunciado a su cátedra en la Universidad Nacional del Litoral, siendo un trabajo que él venía desarrollando allá. Cuando éramos estudiantes leímos ese libro, y por el respeto debido a la figura del maestro, además de la calidad académica de don Manuel, yo asumí por años la idea de que podían existir mandatos jurídicos vinculantes excepcionalmente. Así lo repetí a mis estudiantes durante mucho tiempo, hasta que me dediqué a estudiar el Derecho Penal Internacional, y llegué al artículo 33 del Estatuto de la Corte Penal Internacional. Eso venía del derecho anglosajón, era muy inglés, y los ingleses tienen la idea de la responsabilidad absoluta del superior y del inferior”.

“Fue en ese entonces cuando leí a Mayer, y meditando y dándole vueltas me di cuenta de que este autor tenía toda la razón, y no mi propio maestro. Entendí que estas órdenes antijurídicas de obligatorio cumplimiento son una contradicción en sí, y que son sobre todo indignas de un Estado que se proclama de Derecho. Fue un descubrimiento bastante curioso, y por eso es que hago constar también en el final de la introducción que hube de discrepar de mi propio maestro, que fue fundador de la colección de ‘Justistas perennes’, y aun así me siento un fiel discípulo suyo, porque Rivacoba, para todos los que lo conocimos, si algo enseñaba era que el discipulado no era una fábrica de repetidores, y que los discípulos podían y tenían que discrepar del propio maestro”, añadió.

“Para terminar, estoy muy contenido por esta actividad de presentación, y quiero agradecer las palabras del decano y de la directora, y la participación de Diego y Francisco. Quiero agradecer también a mi Escuela de Derecho, ya que este trabajo se hace por cariño y por amor a ella, sin esperar ninguna clase de reconocimiento”, cerró.

El registro audiovisual de la actividad se puede revisar acá.

Nota: Camila Cortez / Fotos: Matías Salazar