De Panamá a Chile: César Amaya, primer científico de la provincia de Colón en obtener un Magíster en Neurociencias
Con el apoyo de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Universidad de Valparaíso, el graduado pudo financiar su educación y dedicarse plenamente a su investigación.
César Amaya ha logrado destacar significativamente en el campo de la neurociencia. Graduado en Biología con especialización en Fisiología y Comportamiento Animal de la Universidad de Panamá, Amaya buscó nuevos desafíos más allá de las fronteras de su país. Siguiendo su particular interés por el estudio de los canales iónicos, en 2022 ingresó al Programa de Magíster en Ciencias Biológicas, mención Neurociencias, en la Universidad de Valparaíso, graduándose con distinción máxima dos años después.
Canales iónicos
Su camino hacia la especialización en neurociencia no fue fácil. Desde joven, mostró un interés creciente por la electrofisiología y el estudio de los canales iónicos, que comenzó a profundizar cuando leyó un artículo sobre canalopatías en la biblioteca Simón Bolívar de la Universidad de Panamá. Este interés lo llevó a investigar sobre universidades en Latinoamérica que destacaran en este campo, descubriendo que Chile tiene una rica historia en el estudio de los canales iónicos.
Posteriormente, César contactó a la doctora Karen Castillo, académica del Magíster en Neurociencias UV, y decidió aplicar al programa. La elección no fue en vano: la oportunidad de estudiar en Chile, y en particular en la Universidad de Valparaíso, no solo le ofreció una formación académica de primer nivel, sino también la posibilidad de trabajar en el laboratorio del profesor Ramón Latorre, Premio Nacional de Ciencias, investigador del Centro Interdisciplinario de Neurociencias de Valparaíso (CINV UV), miembro de la Academia de Artes y Ciencias de Estados Unidos y figura prominente en la ciencia latinoamericana, entre otros reconocimientos.
"Mi interés empezó claro, yo ya sabía qué quería hacer o aprender en la línea de investigación de ese amplio campo de la biología, que era hacer electrofisiología. Dentro de la electrofisiología quería estudiar canales iónicos mediante la técnica de patch clamp. Cuando leí sobre la importancia y relevancia del estudio de los canales iónicos y cómo eso afecta a nivel sistémico a los seres humanos, me gustó mucho. Comencé a investigar universidades en Latinoamérica y me encontré que Chile es parte de la historia de los canales iónicos. Tuve contacto con la profesora Karen Castillo y le comenté que quería estudiar en su laboratorio. Ahí vi la oferta del Magíster en Neurociencia; el programa es muy atractivo, así que decidí aplicar a Chile. Luego llegué al laboratorio del profesor Ramón Latorre, un referente mundial de los canales iónicos. No lo podía creer. Es un privilegio y un orgullo estar en su laboratorio", comenta Amaya.
César agrega que "es un orgullo latinoamericano saber que hay investigadores que hacen muy buena ciencia a pesar de las limitaciones de presupuesto y financiamiento en nuestros países, comparado con lugares que invierten mucho más, como Estados Unidos o Europa. Admiro mucho al profesor Ramón; su carrera es asombrosa, no solo es un ejemplo en ciencia, sino también un orgullo para la ciencia latinoamericana".
Las puertas de la vida
La investigación de César Amaya se ha centrado en los canales iónicos, que son esenciales para el funcionamiento del cuerpo humano. Estos canales regulan respuestas internas y externas, incluyendo la comunicación neuronal. Particularmente, Amaya ha estudiado los canales TRPV1, que modulan el dolor. Estos canales son responsables de enviar señales al cerebro que permiten sentir dolor o ardor, como por ejemplo al quemarse o comer ají picante.
En 2021, los investigadores David Julius y Ardem Patapoutian fueron galardonados con el Premio Nobel por sus descubrimientos de los receptores de la temperatura y el tacto, lo que incluye el estudio de los canales iónicos. Ese reconocimiento subraya la importancia de la investigación en este campo y resalta la relevancia del trabajo que realiza César Amaya.
"Siempre digo que los canales iónicos son como las puertas de la vida", explica Amaya. "Todas las respuestas externas e internas que recibimos están mediadas por la apertura o el cierre de los canales iónicos. Por ejemplo, la comunicación neuronal, el mecanismo por el cual una neurona se comunica con otra, se da a través del potencial de acción, que depende del flujo de corriente que pasa por la apertura de estos canales".
Añade: "En un contexto más palpable, estudio canales llamados TRPV1, que modulan el dolor. Cuando el canal se abre, envía información al cerebro, generando la percepción de dolor cuando nos quemamos la mano o de ardor cuando comemos ají. Esa sensación de ardor y dolor se inicia porque estos canales se abren en la membrana, desencadenando un flujo de información que llega al cerebro y nos hace sentir que algo duele o arde. Por eso son tan relevantes, porque inician toda esta respuesta biológica en nuestro cuerpo", señaló.
Acceso a becas
Obtener una beca de la Organización de los Estados Americanos (OEA), junto a otra beca de la Universidad de Valparaíso, no fue tarea fácil. Estas becas, más el apoyo de la institución panameña Ifarhu para cubrir gastos de mantención, fueron cruciales para que César Amaya pudiera completar su magíster. El investigador subraya la importancia de tener claros los objetivos para destacar ante los otorgantes de becas, y aconseja a otros estudiantes a buscar oportunidades de financiamiento tanto a nivel nacional como internacional.
"Creo que la clave es tener siempre las cosas claras. Si quieres hacer una maestría o un doctorado, busca los programas y sus requisitos", aconseja Amaya. "Si el programa no ofrece becas, comienza a buscar opciones a nivel nacional e internacional. A veces la gente lo desconoce, pero hay muchas fundaciones y organizaciones que ofrecen becas a latinoamericanos. Entonces siempre hay que tratar de estar un paso adelante y no esperar hasta el último momento. Si bien las notas son relevantes, creo que la actitud de la persona es muy fundamental”, asegura.
Enriquecedora experiencia
La experiencia de César Amaya en el Programa de Magíster en Neurociencias UV fue enriquecedora, según sus palabras. La diversidad de sus compañeros —formados en áreas como la psicología, ingeniería, música, pedagogía, nutrición, entre otras— y la rigurosidad del programa, junto con el apoyo de profesores, contribuyeron positivamente a su formación en este campo.
"Para mí, la experiencia fue excelente. Tener compañeros de diversas áreas es muy enriquecedor, porque cada uno aporta una perspectiva diferente, lo que genera nuevos conocimientos y preguntas. Las discusiones se vuelven muy ricas gracias a esta diversidad", comenta, relevando que “puedo decir que la rigurosidad del programa es de excelencia. Entiendo que es uno de los mejores programas de neurociencia en Chile. Los profesores exigen, motivan y estimulan a pensar y resolver problemas relacionados con la neurociencia, desde un punto de vista molecular hasta un nivel más complejo de sistemas. Eso es lo bonito, porque la ciencia trata de generar y estimular nuevas ideas para resolver distintas problemáticas. La Universidad de Valparaíso ofrece programas de alta calidad y cuenta con una planta docente de primer nivel. Quien estudie aquí debe sentirse orgulloso de recibir una excelente formación".
Actualmente, César Amaya está cursando el primer año del Doctorado en Biofísica y Biología Computacional en la Universidad de Valparaíso. Luego, entre sus planes contempla regresar a Panamá, hacer docencia e investigación, y establecer un laboratorio de electrofisiología para seguir avanzando en sus estudios en el campo de la neurociencia y formar a las futuras generaciones de científicos y científicas.
Nota: Pamela Simonetti