Documental “El nido de la golondrina” de Cineasta UV José de la Parra, competirá en festival Santiago Wild
“El nido de la golondrina”, documental que relata la problemática de la Golondrina de Mar de Collar, ave oceánica que entre abril y junio se ve gravemente afectada por la contaminación lumínica del norte chileno, dirigido por el Cineasta UV José de la Parra, fue seleccionado por el festival Santiago Wild, organizado por Ladera Sur, en alianza con National Geographic, a realizarse entre el 9 y 23 de mayo.
El documental que será estrenado en el certamen, competirá en la categoría Nuevas Voces Latinoamericanas, junto con trabajos de Costa Rica, Nicaragua, Brasil y Ecuador, siendo exhibido en sala en Santiago y en todo Chile por la plataforma de streaming del festival.
Protagonizado por los investigadores Jorge Páez y Carlos Guerra, del Centro de Rescate y Rehabilitación de Fauna Silvestre y el Centro Regional de Estudios y Educación Ambiental, de la Universidad de Antofagasta, cuenta el primer vuelo entre el Desierto de Atacama y el Océano Pacífico, que realizan miles de golondrinas que caen producto de la contaminación lumínica de la ciudad y otras fuentes de actividad humana.
El equipo dedicado al rescate y conservación de esta especie enfrenta el mayor enigma que rodea a la especie: a pesar de que cientos de ejemplares caen en la región cada año, la mayor parte de los sitios de nidificación permanecen perdidos en la vastedad del desierto.
Investigación e intuición
Egresado en 2010 y titulado como Cineasta UV en 2012, José de la Parra siempre se mostró interesado en la comunicación científica, realizando un postítulo en la Universidad de Chile. Cuenta que el proceso del documental le ha tomado ocho años: “La idea nace en el Centro de Rescate de la Fauna Silvestre de la Universidad de Antofagasta, que desarrolla una valiosa función rescatando las golondrinas y la problemática que plantea la película, a cargo del doctor Carlos Guerra”.
“Partimos por hacer un gran levantamiento de los contenidos, con énfasis es tratar de entender el rol de los científicos en las distintas tareas que tienen que ver con la problemática, rescate y búsqueda de los nidos en el desierto, en el sector del salar de Navidad, ubicado en las cercanías de Antofagasta”, explica.
“El documental tiene mucho de investigación, pero también de intuición. Busca retratar cómo lo hace un científico para enfrentarse con problema que desde el punto de vista práctico esta cercano a lo imposible, pero que es urgente resolver. La imagen principal de la película muestra al protagonista como una pequeña hormiguita frente a la inmensidad del desierto”, señala.
En cuanto a competir en el Festival Santiago Wild, destaca que “es una alegría porque la película tiene un formato difícil de distribuir, dura 45 minutos, entonces se ubica en un área gris entre el corto y el largometraje. Fue catalogada por las bases del festival como un largo, más cercano a un formato de televisión, aunque claramente es una película de cine por el uso de recursos y lenguaje que usa”.
“No estamos apoyados por ninguna institución con respaldo financiero para hacer un plan de promoción, estamos colaborando con el Centro de la Universidad de Antofagasta, pero decidimos no acercarnos a ninguna empresa que trabaje en la industria extractiva, porque eso implica entrar en conflicto de intereses y perder la independencia que buscamos”, asegura.
Instrumento para la concientización práctica
El director cuenta que “no creemos en la idea de la competencia, las películas no son atletas que salen a correr. Celebramos la diversidad de los diferentes proyectos que participan en el festival; que hayamos sido invitados es una buena señal, otra forma de aproximarse a la fauna y naturaleza distinta a los recursos de los clásicos documentales de historia o vida natural”.
“Es un primer paso muy valioso para dar a conocer este trabajo al público. Esperamos seguir en festivales, con exhibiciones en los sectores afectados por esta problemática social, desde Caldera hasta Arica y el sur de Perú, donde caen las golondrinas de mar y otras especies parecidas, debido a la iluminación desregulada en las ciudades costeras”, indica.
“Consideramos este proyecto como un instrumento para la concientización práctica. Cuando las golondrinas caen en las ciudades, no mueren: quedan paralizadas. Por eso es muy valioso que las personas que vivan en ciudades como Iquique, Antofagasta, Caldera, Arica o Tocopilla, sepan reconocerlas y llevarlas a los centros de rescate o al Servicio Agrícola y Ganadero”, cuenta.
El cineasta añade que “se puede hacer un cambio en la conservación de la especie, sumado a enfrentar el problema principal que es la regulación de la contaminación lumínica, donde los últimos años gracias a la coordinación de los científicos se han hecho avances importantes, pero aún falta”.
Nota: Rodrigo Catalán