Estudiantes de Arquitectura diseñan patio vivo para Escuela Oscar Marín Socias de Forestal
Estudiantes de los talleres integrados de Lugar y de Clima y Sostenibilidad de la Escuela de Arquitectura entregaron los proyectos de patio vivo para la escuela Oscar Marín Socías, de Forestal, en Viña del Mar.
Un jurado presidido por el decano de la Facultad de Arquitectura, Alejandro Witt, e integrado por la directora de la escuela de Forestal, Rosana González; el asesor técnico pedagógico del Departamento Provincial de Educación, José Guerra; la directora de la Escuela de Arquitectura, Mabel Santibáñez, y el académico Gonzalo Herrera, en representación de la Vicerrectoría de Vinculación con el Medio, eligió los tres mejores trabajos.
Los talleres, dictados por los docentes Claudio Vergara, Tegualda Quiroga, Pablo Duarte y Maciel Pérez, organizaron un trabajo con dieciséis equipos integrados por cuatro estudiantes cada uno, los que debieron desarrollar una idea y una propuesta de elaboración y construcción.
El profesor Claudio Vergara comentó que “lo que se plantea desde la arquitectura son pequeños módulos de estar en el patio, lo cual permite que desde la Universidad se pueda complementar el modelo técnico educativo de los alumnos de la escuela de Forestal, que parte desde las tomas y se ha ido haciendo sobre la marcha”.
La profesora Tegualda Quiroga explicó que “la experiencia nos deja muy contentos, porque los estudiantes llegaron a un excelente término, con una respuesta muy rápida y mucho entusiasmo. Fue una experiencia académica reconfortante, que nos permitió entender que un patio es un lugar de aprendizaje”.
Para Rosana González, directora de la escuela Oscar Marín Socías, se trata de “una oportunidad de mostrar que hay posibilidades de dar algo más digno a nuestros estudiantes y que puedan salir del cemento para divertirse, jugar y descansar, porque el patio es un lugar social. Las escuelas son un refugio de la situación marginal, por eso felicito a todos los estudiantes de Arquitectura por su creatividad, ya que cualquiera de las propuestas sería bienvenida”.
José Guerra, asesor técnico pedagógico del Departamento Provincial de Educación Valparaíso-Rapa Nui, señaló que “esta es una oportunidad, a partir de una alianza generada desde el Mineduc con una universidad pública para favorecer la mejora de los espacios al interior de una comunidad educativa”.
Explorar la corporalidad
Como proyecto destacado fue seleccionado “Módulos corporales de luz tamizada”, de los estudiantes Martín Pacheco, Felipe Pizarro, Yasna Soto y Ryan Torrejón. Este último explica que el objetivo fue “llevar a las personas a mínimos actos corporales y generar un sentimiento de comunidad entre quienes los habiten, sin dejar de pensar en el juego como tal. Nuestros módulos tienen elementos comunes, como cuerdas, telas, maderas, pero proponen una interacción humana, de manera amigable con el entorno. Pensar en para quiénes estábamos realizando el proyecto fue un acierto, porque nos permitió mirar nuestro pasado y nuestro niño interior”.
“Como grupo nos sentimos contentos porque era un proyecto al que le teníamos cariño. Estas instancias de trabajo son un reto, pero haber ganado nos valida y nos muestra que estamos haciendo las cosas bien y vamos por un buen camino a ser profesionales”, añade.
El segundo proyecto destacado fue “Módulos Komodo”, de los estudiantes Milovan Biares, Tomás Moreno, Elian Rebolledo y Nixa Delgado, quien comenta que “al observar el patio de la escuela entendimos las actividades de los niños y niñas como reunirse bajo habitáculos en una terraza, esperar el turno para jugar a la pelota, correr, saltar y escalar. Eso nos llevó a diversas ideas de módulos que se encontrarían en la zona entre la cancha y las salas, con optimización de espacio, un diseño firme, ligero y modificable por quienes lo utilicen y versátil, para que pudiesen habitarlo como forma de juego, estancia o incluso trabajo”.
“Lo más lindo es que se pueda llevar a cabo para la mejora y ayudar en la experiencia de los niños durante su recreo, por lo que estamos muy agradecidos de esta oportunidad”, añadió.
El tercer premio fue para “Bloque sonrisa”, de los estudiantes Franco Oviedo, Barbara Estrada, Millantú Vásquez y Hernán Bravo, quien explica que “la propuesta fue un espacio didáctico, donde los niños pudieran explorar su corporalidad y sensibilidad dentro del juego. Que no solo fuera un tiempo de ocio, sino que tuviera la intención de aprender, basado en el método Montessori”.
“Nuestra estructura tiene formas irregulares, para que los niños puedan jugar y aprender sobre orientación espacial, pero también ser y sentir. Es nuestro primer acercamiento hacia la arquitectura como materialidad queríamos hacer algo real, estamos orgullosos del trabajo final y agradecidos de explorar nuestra creatividad”, agrega.