Estudiantes de Arquitectura recorren estero Marga Marga y asisten a clase inaugural en un circo
Desde la Avenida Perú y desde el puente Lusitania, en Viña del Mar, estudiantes de Arquitectura recorrieron el estero Marga Marga observando y dibujando el entorno, hasta confluir en una clase abierta en una carpa de circo del lugar.
La actividad formó parte de la clase inaugural “La ciudad del estero. El lugar de las existencias que configuran el territorio del estero, Viña del Mar”, a cargo de Mabel Santibáñez, directora de la Escuela de Arquitectura.
La académica explicó que “decidimos hacer esta clase en un lugar poco convencional como un circo, lo cual se relaciona con lo que estudiamos los arquitectos y el hecho de buscar posibilidades donde no las hay o en espacios que se pueden constituir en aulas o auditorios”.
“Los arquitectos estudiamos desde la experiencia, por lo que resulta fundamental trabajar, observar y dibujar la realidad desde perspectivas distintas. El objetivo era que los estudiantes pudieran reconocer las existencias del sector, analizando el lugar, la ciudad y el territorio”, añadió.
Pero ¿por qué en un circo? “Es un espacio singular, una lección de arquitectura. Es un edificio de ciudad, que convoca lo público y al público. Es una lección estructural, una tenso-estructura maravillosa que podríamos replicar como arquitectos. Es una estructura que no destruye el medio, de la cual podríamos sacar varios ejemplos”, comenta.
“La idea es que los estudiantes comprendan que no todo es construible, ni arquitecturizable, hay lugares que no requieren proyectos. Uno de esos lugares es el estero, porque es un tesoro de biodiversidad, es un tercer paisaje. Es un territorio a cuidar que deberíamos dejarlo sin urbanizar”, señala.
Habitar la ciudad
Maureen Marnich, estudiante de primer año, destacó el trazado que realizaron: “El recorrido fue interesante, es bueno que se generen espacios para estar al aire libre y poder dibujar cada uno desde su perspectiva respecto de lo que vamos viendo, como la playa, el estero y el circo. Fue muy recreativo, nos conecta con cada persona y con los lugares que vivimos siempre”.
“La clase en el circo la encuentro algo super creativo y nuevo, me gusta mucho que sea un entorno poco habitual, al que tampoco solemos concurrir mucho, pero que tiene un guiño de recuerdo hacia la infancia”, explicó.
Osvaldo Mutarello, también de primer año, indicó que la actividad “estuvo muy bien, ya que nosotros habitamos ciudad y no se trata solo dibujarla desde arriba, ya que tuvimos la posibilidad de metemos en cada calle, viendo cómo aparecen diferentes realidades y se conectan. Los arquitectos siempre buscan maneras de habitar espacios nuevos y ésta es una nueva forma de ver cómo es la realidad del circo”.
En tanto, para Ana Paula Morales, estudiante de tercer año, “el recorrido fue una actividad muy bonita, porque pudimos caminar, tomar sol y ver animales en su hábitat natural, en una manera distinta de empezar las clases”.
“Jamás se me hubiera ocurrido asistir a una clase en el circo. Me parece una propuesta divertida, además que el entorno es precioso”, señaló.