Skip to main content

Académicos extranjeros conversan sobre los valores propios de la vida en la UV

28 May 2021

En la actividad participaron la astrónoma española Amelia Bayo y el biólogo alemán Oliver Schmachtenberg.

Con el “Diálogo sobre el patrimonio de la Universidad de Valparaíso", la Vicerrectoría de Vinculación con el Medio inició el programa de actividades abiertas a la comunidad para celebrar el Día del Patrimonio.

En la conversación participaron los académicos Amelia Bayo, astrónoma española del Instituto de Física y Astronomía y directora del Núcleo Milenio de Formación Planetaria (NPF), y Oliver Schmachtenberg, biólogo alemán, investigador del Instituto Interdisciplinario de Neurociencias de la Universidad de Valparaíso (CINV) y actual director de Investigación de la UV. Moderó la conversación el periodista de Radio Valentín Letelier Ricardo Salazar.

Los investigadores repasaron como llegaron a la Universidad de Valparaíso y su vínculo con la ciudad. Además, relevaron los encantos del puerto y su entorno, su cultura, la intensidad de la vida social, junto a los valores, el patrimonio y el legado de la Universidad de Valparaíso.

Amelia Bayo relató cómo llegó a la UV: “Viví en Santiago tres años como investigadora y me gustaban más otras cosas de Chile que no era Santiago, y entre las cosas que me encantaban una de ellas era Valparaíso. Volví a Europa con la idea de regresar a Chile. Luego, cuando estaba en Alemania, supe que se abrió un concurso académico en la UV y no lo pensé dos veces, postulé y quedé. Es una ciudad muy viva, tiene muchísimas oportunidades y eso me gustó mucho”

La doctora en Astrofísica también valoró la idiosincrasia de la gente de Valparaíso, que permea a la Universidad. “Destaco la disposición de estar siempre solucionando problemas: esto es algo propio de Valparaíso y también de nuestra Universidad, el buscar soluciones creativas para algunas cosas, porque sabemos que no siempre las cosas funcionan lo organizado y expedito como uno quisiera y una cosa que aprecio de la Universidad es que la inmensa mayoría de las veces la respuesta a algo que se necesita no es ‘esto no se puede’, sino ‘ya vamos a ver cómo hacerlo’. Realmente se trata de buscar soluciones creativas”, comentó.

Por su parte, el biólogo germano recordó que llegó a la UV como investigador postdoctoral: “Al igual que Amelia, había vivido cuatro años en Santiago y siempre me llamó la atención conocer la ‘Perla del Pacifico’, entonces llegué como investigador postdoctoral al naciente Centro de Neurociencia, que estaba compuesto por cuatro personas en ese momento. Al principio pasaba en el laboratorio, trabajaba mucho. Intenté conocer la ciudad y su vida nocturna, la que es muy llamativa entre los jóvenes y así vi crecer de a poco, no solamente al Centro, sino también la Universidad. La UV ha tenido un crecimiento impresionante, al principio con muy poca investigación: dos a cuatro artículos publicados al año y en la actualidad con más de mil artículos anuales. Ser testigo del crecimiento de la Universidad en estos veinte años ha sido muy interesante”.

El investigador agregó que “la vida es intensa en Valparaíso, hay mucha mezcla social. Aquí hay más vida social en un día que en una semana en Alemania. La idiosincrasia de la ciudad se traspasa a la Universidad, como por ejemplo la horizontalidad y la informalidad, que a veces es hasta excesivo, pero también tiene su gracia, nadie va al trabajo con corbata, por lo menos no en mi facultad. También sabemos, si bien los sueldos son siempre muy diferentes en Chile, en nuestra universidad la diferencia entre funcionarios y académicos no es tan grande como en otras instituciones. Eso se nota en el trato entre nuestros funcionarios y académicos”.

El doctor Schmachtenberg señaló que “la Universidad por cierto tiene una tremenda actividad en innovación en muchas áreas. Desde mi perspectiva más institucional, veo que hay gente genial en todos lados. Es impresionante ver cuantas iniciativas hay con fondos estatales y eso también afecta a la ciudad. Ahora la ciudad, para ser franco, está en mal estado, es triste el espectáculo, aun así hay fuerzas que empujan hacia arriba todavía, no hay ninguna duda de eso, pero Valparaíso es un caso complicado. Sin embargo, la Universidad de Valparaíso está en un buen camino. Por ejemplo, quisiera destacar las iniciativas culturales, me encanta el cine de Claudio Pereira, en la sala Condell, me llama la atención que pocos colegas lo aprovechan, porque hay una oferta fantástica. Esas son fuerzas creativas que se mantienen y hacen que sea muy vivible esta ciudad, a pesar de todo”.

Amelia Bayo reconoció que el poder trabajar en la Universidad de Valparaíso le ha permitido crecer y ampliar su perspectiva: “Es primera vez que he estado trabajando en una universidad, porque hice mi doctorado en un centro de investigación, después estuve en la ESO, que es un observatorio, y después me vine a la Universidad de Valparaíso. Aquí pude relacionarme con gente de otras disciplinas, a través de comités de ética me he relacionado con personas de otras facultades, como Medicina, Ciencias Sociales o Humanidades, lo que me ha cambiado la perspectiva. Ver cómo la investigación es una cosa mucho más amplia de lo que yo hago me ha servido bastante y no lo hubiese podido conseguir en otro sitio. Al pensar en patrimonio pienso mucho en la comunidad en los cerros, eso me marcó, es un bien muy valioso pero intangible. El sentido de comunidad y de trabajar juntos para mejorar la calidad de vida de las personas es una parte muy importante del patrimonio de Valparaíso. Es algo compartido y la respuesta de las personas en Valparaíso es unirse para trabajar en su entorno. Eso es algo de lo que más me gusta de Valparaíso”.

Finalmente, Oliver Schmachtenberg plantea que “una de las cosas más lindas como académico es graduar estudiantes y la generación de estudiantes que hemos graduado también es parte importante de nuestro patrimonio”, concluye.