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Infancia en pandemia: académicos abordaron el impacto de la pobreza, la educación y el lenguaje

10 Junio 2020

Su enfoque social y cultural fue el tema de análisis y conversación de la VII Jornada de Educación Covid de la Facultad de Medicina.

“Infancia en pandemia: enfoque social y cultural” fue el tema de análisis y conversación al que convocó la séptima sesión de las Jornadas de Educación Covid, ciclo de encuentros interdisciplinarios en línea que organiza la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso.

En esta oportunidad los expositores fueron el médico pediatra y presidente del Comité de Pediatría Social de la SOCHIPE Iván Silva; el profesor de la Escuela de Educación Parvularia UV y doctor en Actividad Física para la Educación en la Sociedad del Conocimiento Alberto Moreno, y el filólogo, psicoanalista y doctor en Lingüística Evelio Cabrejo.

La introducción a las presentaciones -que fueron seguidas a distancia por más de 300 personas- estuvo a cargo de la directora de la Escuela de Educación Parvularia, Marina Grabivker, quien valoró la importancia de contar con espacios que fomenten la reflexión sobre este tipo de asuntos.

“Todos los temas vinculados con la infancia siempre son relevantes y con más razón hoy, cuando la pandemia pone en evidencia las tremendas inequidades que atraviesan nuestro país y que golpean con particular énfasis la vida de los niños, niñas y adolescentes. Entre ellos, menciono los derechos que debieran garantizarse en toda la situación y que sabemos se adeudan a nuestra niñez. La salud y la educación también constituyen dos aspectos inseparables, desde nuestra perspectiva, son dos caras de una misma moneda, si nos referimos al desarrollo integral del ser humano”, afirmó la académica.

Compromiso ético

A través de un enfoque holístico y ecológico de la pedagogía social, el médico Iván Silva se refirió a la necesidad de abordar la situación que en la actualidad viven los niños, niñas y adolescentes desde una perspectiva que cruce el tema de la relación entre convención de sus derechos con una realidad carenciada y que se profundiza en un contexto atravesado por el Covid-19.

A su juicio, se deben cautelar cada vez más -y con mayor fuerza- esos derechos, abordando especialmente los problemas de la migración en la infancia, considerando los factores de riesgo asociados a ésta y las respuestas de la sociedad frente a este acontecer caracterizado por el hecho de que uno de cuatro niños en Chile vive en situación de pobreza multidimensional.

En ese sentido, el especialista hizo un llamado a asumir un compromiso ético: reconocer la existencia de estos niños, niñas y adolescentes como un colectivo de alto riesgo, en especial aquellos que pertenecen a otras etnias y culturas, para avanzar en su integración y aceptación a nivel social.

“No ser” de la infancia

La visión de Silva fue complementada por Alberto Moreno, quien expuso una serie de planteamientos bajo un enfoque que el mismo definió como “el no ser” de la infancia.

Para el académico, el problema que se tiene de la infancia en las sociedades contemporáneas no está anclado en deficientes políticas públicas ni en sistemas educativos escolares mal diseñados o en sistemas de salud más enfocados en la enfermedad que en el bienestar de las personas, ni siquiera en la falta de recursos.

“Todos esos problemas son reales pero presentan una parte menor para explicar el trato y maltrato que caracteriza el modo cómo nos relacionamos con la infancia. De lo que hablamos en verdad es de la infancia maltratada o negada, de la no consideración de los infantes como verdaderos seres humanos, al igual que las mujeres, los negros o los indígenas, que son ´los otros no considerados, los que nos asustan, los que nos incomodan en nuestro vivir cotidiano’”, sostuvo.

Asimismo, el docente e investigador de la Escuela de Educación Parvularia de la UV explicó que lo que hay de fondo en este estado de cosas es una concepción epistemológica, pero también ontológica, desde la que no es posible entender a la infancia en toda su complejidad y plenitud.

“Los procesos institucionales que se llevan adelante en escuelas, jardines infantiles, universidades o centros de salud, entre otros, suelen privilegiar una intencionalidad homogeneizadora a partir de la cual no en sencillo rescatar, respetar o enfatizar los territorios subjetivos desde los que las niñas y los niños construyen su ser y están en el mundo. Lo particular queda subordinado habitualmente al ordenamiento jerárquico que excluye y donde el aprendizaje, en su sentido más amplio, suele convertirse en una repetición acrítica de contenido y no en la construcción de un conocimiento sentido y consentido desde las subjetividades compartidas”, agregó.

En definitiva, Alberto Moreno propuso replantear el concepto y la finalidad de la escuela como institución, en la que acciones como el jugar, relatar e incluso comer o compartir se orienten más a enseñar a vivir y no a sobrevivir, bajo principios civilizatorios que estén dirigidos a las niñas y niños y donde se considere realmente su participación.

El poder del lenguaje

Las exposiciones concluyeron con la intervención desde Francia del filólogo y académico colombiano de las universidades de París VII y La Sorbona Evelio Cabrejo.

El también vicepresidente de Acciones Culturales contra las Exclusiones y Segregaciones y fundador del Observatorio Iberoamericano de Cultura y Educación para la Primera Infancia dio cuenta de cómo la cultura puede ayudar a los niños a resistir contra ciertas dificultades que todo ser humano encuentra en el trayecto de su vida.

En esa línea, habló de las capacidades precoces y casi naturales que estos tienen para transformar lo negativo en positivo, en particular cuando son pequeños.

“El rol que juega el lenguaje y las actividades compartidas, a través de las cuales se reconoce al niño como un sujeto, es fundamental. Se comienza a pensar en la atención conjunta con los adultos cercanos o que están a cargo de él. Surge así la idea de crear un copensamiento, que siendo diferente puede ir en una dirección común”, dijo Cabrejo.

El filólogo y psicoanalista también abordó la importancia del lenguaje para entrar en la cadena simbólica, en la que la cultura como espacio que hace que la vida sea posible va permitiendo la apropiación del mundo y de los otros, en la relación del niño como protagonista.