El trabajo de Osvaldo Bizama, de la Escuela de Arquitectura de la UV, fue ganador del concurso nacional Hito Escultórico Bicentenario, “A la epopeya del hombre en la conquista del desierto”.
Para fines del presente mes está anunciado el término de los trabajos de construcción de la escultura “Hilo de agua”, que se levanta en el barrio histórico de Antofagasta, frente al muelle Clark, en plena costanera de la ciudad. La obra fue la ganadora del concurso de proyectos Hito Escultórico Bicentenario, “A la epopeya del hombre en la conquista del desierto”, y su autor es el arquitecto Osvaldo Bizama Calzia, académico de la Escuela de Arquitectura de la UV.
Así lo informó recientemente en su portada el diario El Mercurio de Antofagasta, asegurando que la imponente estructura de más de 20 metros quedará como legado para las futuras generaciones. El periódico destacó además que la obra fue elegida en un concurso internacional organizado por la Comisión Regional Antofagasta del Bicentenario.
Según explica el profesor Bizama, la obra escultórica está hecha de hormigón armado revestido en cobre y pavimentos pétreos, tiene una altura original de 27,5 metros y un largo total de 80 metros, incluido un espejo de agua. “El proyecto está instalado en el borde de la poza histórica de Antofagasta, contiguo al muelle Clark; dicha poza aparece como un trozo de mar contenido, siendo este lugar el más continuo en la relación de la ciudad centro con el mar, de ahí su significación”, explica el autor.
Por su parte, Julio Sepúlveda, ex asesor de la Comisión Bicentenario, agrega en la misma nota de prensa que estas obras son de alta complejidad, por cuanto se trata de un trabajo artesanal que lleva todo un revestimiento de cobre, el que tiene que quedar perfectamente adosado a las enormes estructuras de hormigón armado.
Asimismo, El Mercurio de Antofagasta destaca que la obra del académico y arquitecto de la UV simboliza el origen de la vida en ese árido desierto, y que tiene relación con la historia y con el elemento agua en Antofagasta. Las dos columnas que la componen representan sueños, cultura e identidad para los antofagastinos.
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