134 estudiantes de primer año de Medicina fueron investidos con el tradicional delantal blanco y firmaron el código de honor de la carrera
Un total de 134 estudiantes de primer año de la carrera de Medicina de la Universidad de Valparaíso —81 de la Casa Central y 53 del Campus San Felipe— recibieron el tradicional delantal blanco y la piocha institucional, símbolos que a partir de ahora lucirán en los campos clínicos en los que deban desempeñarse.
En el caso de los estudiantes adscritos a la sede de Reñaca, la ceremonia de investidura se realizó en el Aula Magna Victorio Pescio y fue encabezada por el decano de la Facultad de Medicina, Antonio Orellana. A ella asistieron autoridades académicas, docentes, representantes del Centro de Estudiantes de Medicina, familiares y amigos de las y los alumnos.
El discurso de investidura lo pronunció el jefe de la carrera, Julio Riquelme, quien en la ocasión invitó a cada estudiante a dar lo mejor de sí y asumir los desafíos de la profesión con rigurosidad y principios éticos. En tal sentido, sostuvo que los delantales blancos son un símbolo tangible del compromiso de quienes lo usan con la profesión, con ellos mismos, con la Universidad y la sociedad.
“Hoy nos unimos como una comunidad de aprendizaje. Cada uno con sus propias historias, sueños y motivaciones, pero todos unidos con un mismo fin: el cuidado de la salud y el bienestar de nuestros semejantes. Al iniciar este camino en la práctica clínica es fundamental recordar que la medicina es, en sí, un acto de colaboración. Por un lado, de colaboración con pares, ya que ningún médico o médica trabaja en soledad, pues todos somos parte de un equipo de salud en el que cada miembro desempeña un papel. Y por otro, de colaboración con las y los pacientes. Recuerden que en el corazón de la medicina yace la calidad humana de la atención que entregamos. Esto nos separará en un futuro cercano de las tecnologías y los algoritmos informáticos, que ya se encuentran a nuestra disposición”, afirmó el doctor Riquelme.
Con base en ese mismo argumento, el jefe de la carrera de Medicina en la sede Casa Central agregó que practicar la medicina no consiste únicamente en manejar enfermedades, sino en cuidar a personas. “No se trata solo de recopilar información y entregar una respuesta, sino de escuchar con empatía y preocupación”, dijo.
Por último, Riquelme relevó el hecho de que cada estudiante que ingresa a Medicina en la UV ingresa a su vez a una universidad estatal que está comprometida con el bien público y, en ese entendido, deberá realizar su aprendizaje en un sistema de salud público. Por consiguiente, les instó a esforzarse por fortalecer lo que es de todas y todos y a colaborar con decisión para que la equidad de oportunidades en salud sea una realidad y para que cada persona, independiente de su origen, condición y medios, obtenga los cuidados que necesita.
Tras su intervención, hizo uso de la palabra el decano Antonio Orellana, quien a su vez invitó a los estudiantes de primer año a ejercer la medicina como una disciplina que es un espacio de interacción de tres dimensiones unidas entre sí: arte, ciencia y humanismo. Junto con ello, los conminó a practicarla siempre con humildad y a dejar de lado la vanidad, cualidad que —según observó— muchas veces surge en la profesión como resultado de lo que definió como una condición especial de la que esta goza en el mercado del trabajo.
Luego de los discursos, los alumnos Ágata Aracena Gómez, Alicia Muñoz Durrels, Antonia Órdenes Gómez y Gabriel Wilde Espinoza, en representación de sus compañeros de promoción, leyeron el Código de Honor de los Estudiantes de Medicina de la Universidad de Valparaíso.
Acto seguido, cada uno de los ellos subió al escenario para suscribir el documento y, posteriormente, ser investido por el jefe de la carrera con el delantal blanco y la piocha institucionales. En la ocasión también les fue entregado un bolso institucional, la credencial para ser utilizada en campos clínicos y el reglamento complementario de estudios de la Escuela de Medicina.
Investidura en San Felipe
En tanto, los 53 estudiantes de primer año de Medicina de la UV que cursan la carrera en el Campus San Felipe fueron investidos en esa sede por las autoridades de la Escuela, ante la presencia de sus padres y familiares.
La ceremonia fue encabezada por la jefa de carrera, Camila Vera, quien en su discurso expresó que “el estudio de la Medicina es un desafío lleno de sacrificios y recompensas, donde cada lección aprendida y cada experiencia vivida las y los acercará un paso más a convertirse en las y los profesionales que nuestra sociedad tanto necesita. La fortaleza de esta profesión radica no solo en el conocimiento técnico y científico que adquirirán, sino también en la empatía, la compasión y el compromiso con el bienestar de los demás”.
Luego, el coordinador de Campos Clínicos, Felipe Zúñiga, leyó el Código de Honor que fue firmado por cada uno de los estudiantes.
En representación de la generación, la alumna Antonia Aravena Donoso entregó un mensaje a sus compañeros. “Que este sea solo el comienzo de un viaje memorable, lleno de logros, crecimiento, valentía, fuerza, empatía, resiliencia y, sobre todo, convicción y felicidad. Que la pasión por aprender y el compromiso de servir nos guíen siempre en este viaje que iniciamos juntos”, expresó.
Al término de sus palabras, la estudiante depositó el discurso en la cápsula del tiempo, junto a los demás mensajes que las y los estudiantes desean hacer trascender en el futuro y que previamente depositaron en la caja. Esta será abierta en seis años más, al momento de titulación de dicha generación.
En la fotografía al inicio, el grupo de Medicina sede Casa Central; en la segunda foto, el grupo de Medicina Campus San Felipe.
Nota: Gonzalo Battocchio y Daniela Di Prima