La muerte como experiencia pedagógica: el desafío de abordar este tema y su impacto en la formación en educación parvularia
¿Qué es lo que saben realmente las niñas y los niños sobre la muerte? ¿De qué forma la perciben, la enfrentan y les afecta? ¿Cómo viven ese proceso quienes a su vez tienen la responsabilidad de educarlos y guiarlos a edades tempranas? Estas y otras interrogantes sirvieron de punto de partida a la conferencia “La muerte como experiencia pedagógica en la infancia”, que dictó la profesora, investigadora y doctora en Educación y Sociedad Roxana Hormazábal, con que la Escuela de Educación Parvularia de la Universidad de Valparaíso inauguró su año académico 2024.
La actividad tuvo lugar en el Campus de la Salud de Reñaca y reunió a estudiantes, docentes y autoridades universitarias, las cuales estuvieron encabezadas por la vicedecana subrogante de la Facultad de Medicina, Catherine Soto. También asistieron la coordinadora de Educación Parvularia de la Secretaría Regional Ministerial de Educación, Ximena Venegas, y la delegada de la Red Interuniversitaria de Educación Parvularia de Valparaíso, Alina D’ Arcangeli.
En la ocasión, y como parte del discurso que pronunció con motivo de inicio de las actividades lectivas, la directora de la Escuela de Educación Parvularia de la UV, Gudrun Marholz, destacó la importancia de que en el seno de esa disciplina se promueva el acercamiento y la reflexión sobre temas complejos, muchas veces incómodos, pero siempre pertinentes.
“Comenzar las clases con reflexiones que dan cuenta de un fenómeno como este, que por lo general asociamos al término de la vida o de una etapa, puede resultar paradójico. Pero lo cierto es que aunque queramos evitar hablar o pensar en ella, la muerte siempre está ahí y nos impacta de diferentes maneras. Por lo mismo, creemos que es un tema que para el mundo de la educación parvularia es un desafío cada vez más necesario de abordar”, sostuvo la directora.
Significados y saberes
En plena sintonía con ese parecer, Roxana Hormazábal comenzó su exposición afirmando que comprender los significados y saberes que emergen en torno a la experiencia de la muerte, desde el mundo de la infancia y los diversos contextos educativos, se ha hecho casi impostergable, más todavía después de la pandemia de Covid-19. Pero no sólo en relación con lo que viven las niñas y los niños, en cuanto sujetos de derecho que tienen una opinión válida al respecto, sino muy en particular con lo que a su vez perciben los profesionales de la educación, que no siempre disponen de las herramientas necesarias para aproximarse al tema de la muerte y, menos, dar respuestas satisfactorias en aula desde lo curricular.
En efecto, para la profesora Hormazábal, licenciada en Educación con mención en Historia y Geografía; máster en Investigación en Didáctica, Formación y Evaluación, y doctora en Educación y Sociedad, y que en la actualidad imparte docencia en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Arturo Prat, el acercamiento a este asunto de particular naturaleza requiere delicadeza, sensibilidad y, sobre todo, valentía.
“Mi afán con la muerte surgió tras lo ocurrido en la pandemia, cuando los equipos de los jardines infantiles y de las escuelas estaban superados frente a la muerte. Desde esta perspectiva, me hice el propósito de saber qué es lo que falta y qué es lo que hay sobre ella en los espacios educativos, cómo afecta a quienes interactúan en ellos. Ayudar a entender a niños, niñas y educadores que la muerte está ahí y hacer que piensen que ella no marca el fin de la vida sino el inicio de una vida más consciente, y por tanto más libre, es a lo que apunto”, explicó Roxana Hormazábal.
Proyecto de investigación
La académica decidió plasmar este enfoque en un proyecto que inició en marzo pasado y que se adjudicó fondos en el último concurso Fondecyt al que convocó la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID).
Titulado “La muerte como experiencia pedagógica en la infancia. Saberes para la Formación Inicial de Educación Parvularia”, esta iniciativa —que su autora y directora bautizó como Proyecto Colibrí— plantea un trabajo en terreno, en cinco jardines infantiles repartidos en diferentes zonas del territorio nacional, para recoger los saberes de niñas, niños y educadoras de párvulos respecto de la muerte, el duelo y los diferentes significados que se construyen acerca de la vida.
Los resultados de este trabajo de campo terminarán en la elaboración de un marco conceptual sobre la denominada Pedagogía de la Muerte, construcción teórica emergente en la educación contemporánea que Roxana Hormazábal hizo suyo y planea incorporar en la Formación Inicial Docente de la Educación Parvularia en Chile.
Según ella misma precisó, esta concepto busca promover el aprendizaje y dar a entender la muerte al alero de las ciencias de la salud y la filosofía, pero desde el currículo, desde una didáctica, desde una forma de investigarla y, sobre todo, de un modo relacional entre los sujetos que comparten el espacio educativo.
“En esta tarea confluyen la denominada ética del cuidado y la infancia y la construcción de los saberes pedagógicos, los contenidos esenciales de la profesión. Sin estas bases, la Pedagogía de la Muerte no es viable. El desafío, por tanto, es lograr que la vida sea entendida como un proceso no estrictamente lineal, en la que los saberes que tenemos sobre ella y —por extensión— sobre la muerte, se encuentran disponibles. Abrir reflexiones, conversaciones, diálogos e iniciativas, son el fin último de esta propuesta, que en ningún caso apunta a imponer sino a acompañar”, concluyó la docente e investigadora.
Nota: Gonzalo Battocchio / Fotos: Matías Salazar