Arquitecta Carmen Aroztegui explica cómo utiliza el cine en su investigación sobre la representación del espacio.
Con buenos resultados en términos de experiencia, la carrera de de cine de la UV contribuyó en un proyecto Fondecyt para la Escuela de Arquitectura de la Universidad del Biobío, trabajo que ahora se refleja en el intercambio de conocimientos y proyecciones para que las disciplinas de la arquitectura y el cine desarrollen un trabajo conjunto.
La construcción de nuevas representaciones y percepción de los espacios forma parte del estudio que desarrolló la arquitecta Carmen Aroztegui, investigadora del proyecto Fondecyt que llevó a cabo para la Universidad del Biobío y que contó con el apoyo de la carrera de cine de la UV.
“El dibujo y la maqueta son visualizaciones de objetos concretos, como la observación de un edificio, espacios que están delimitados por paredes. La percepción directa de las personas es diferente por su sensibilidad, ya que se asocia con el audio, las emociones relacionadas a las vivencias del espacio”, explica la profesional.
De allí la importancia que reconoce en el cine, por cuanto posee herramientas que se dan en las mejores películas, las que producen sensaciones: “Da la sensación de que estás en el lugar”, señala Carmen Aroztegui, acotando que películas como “A Valparaíso”, de Joris Ivens, o “Qué verde es mi valle”, de John Ford, provocan aquella sensación.
El lugar se puede apreciar de acuerdo a las emociones que representa el personaje o a las situaciones que se dan en la película. “El cine tiene formas de expresión a partir de una vivencia espacial; entonces, mi hipótesis es saber desentrañar qué películas son relevantes para los arquitectos”, sentencia.
Según expresaron los arquitectos Carmen Aroztegui y Claudio Pereira, el nuevo lenguaje rompe los sistemas convencionales de representación. De allí la importancia de que la arquitectura mire otras artes con un ojo distinto, en busca de las distintas formas de representación de los espacios.
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