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Bióloga marina UV participó en recuperación de fauna silvestre en Parque Nacional Iberá

04 Abril 2022

De voluntaria en proyecto de reintroducción de guacamayos rojos pasó a rehabilitar especies nativas tras un voraz incendio.

Una experiencia que seguramente la marcará por el resto de su vida, tanto en lo profesional como en lo personal, vivió la académica de la carrera de Biología Marina de la Universidad de Valparaíso Carolina Yáñez, quien por su formación y alto conocimiento en la observación de aves silvestres postuló y fue seleccionada como voluntaria para colaborar en la reintroducción de los guacamayos rojos en el Parque Nacional Iberá, ubicado en el centro de la provincia de Corrientes, en el noreste de Argentina.

Tal como lo relata la académica, el primer día que llegó a los esteros del Iberá, se desató un voraz incendio, que afectó durante varias semanas al parque, dejando como resultado más del 60 por ciento de sus pajonales y montes (bosques) incinerados. Frente a la emergencia, Carolina Yáñez debió colaborar, entre otras funciones, en la recuperación y cuidados de especies nativas que viven en la reserva, algunas de ellas en riesgo de extinción.

Su capacidad adaptativa fue esencial para atender los nuevos requerimientos de la Fundación Rewilding Argentina, organización que la recibió como voluntaria. Cabe destacar que la fundación es una institución sin fines de lucro, iniciada por el fallecido conservacionista y filántropo estadounidense Douglas Tompkins y varios conservacionistas argentinos que trabajan para restaurar especies nativas en el Parque Nacional Iberá.

La reserva natural es una de las más grandes zonas protegidas del vecino país, acoge a más de diez tipos de ecosistemas que albergan más de 360 especies de aves, unas mil 600 especies de plantas, 128 de peces y cuarenta de anfibios, 59 de reptiles y 58 de mamíferos, según datos entregados por Rewilding Argentina.

“Postulé al voluntariado del proyecto de reintroducción de guacamayos rojos en Iberá y fui aceptada. Viajé por el mes de febrero, en momentos en que se declaró un incendio, que comenzó a quemar distintos portales que tiene el Parque Nacional Iberá. Yo estuve, específicamente, en el portal de Cambyretá, que queda en el centro norte de la reserva. Al día uno que llegué, me dijeron qué había que hacer con los guacamayos y estar atenta a lo que pudiese surgir producto de la emergencia. Eso fue en la mañana y ya en la misma tarde todo se volvió muy real. Por todos lados había fuego, el mes entero respiré solo humo. Esa fue la tónica del mes entero. Yo viajé con la idea de apoyar el proyecto de guacamayos y me encontré con esta emergencia, pero no por eso me iba a devolver a Chile. Fui a ayudar en todo lo que pudiera, siempre poniendo la nota alegre, los que me conocen saben de la extrovertida personalidad que me acompaña”.

La experiencia fue intensa, recuerda la bióloga marina, porque tuvo que colaborar no solo en la recuperación de los guacamayos, también participó en excursiones de búsqueda de los animales que reinserta Rewilding para asegurarse de que estuviesen lejos del fuego, internándose en los humedales y bosques de la reserva. Rewilding Argentina tiene proyectos de reinserción no solo con guacamayos rojos, también con osos hormigueros, pecarís de collar y nutrias, por mencionar algunos.

“Trabajé en la zona de cuarentena con los guacamayos rescatados por el grupo de la Fundación de Rewilding Argentina, suministrándoles alimentación y los cuidados necesarios para su recuperación, pero también pude ver de cerca los efectos del incendio. Ahora está un poco mejor, pero hay muy poca comida para los animales. Por ejemplo, los yacarés guardan su alimento en verano para sobrevivir en invierno, pero el incendio no les dejó nada”, advirtió.

Agrega que “este tipo de experiencias te hacen crecer a nivel personal y profesional. Siempre le digo a mis estudiantes que hagan voluntariados cada vez que puedan. Que tú estudies una carrera no significa que vas a ser ‘seco’ en eso. Hay muchas habilidades blandas que se aprenden en los voluntariados. Te hace crecer por el intercambio de conocimiento que se da. Yo usé equipos de telemetría, manejé una camioneta 4x4 en Argentina, utilicé un equipo de escalada para llegar a lo más alto de los árboles y muchas otras habilidades se van desbloqueando. Y cuento esto para motivar a estudiantes de distintas carreras: hagan lo que hagan, les invito a que realicen voluntariados, y no solo de temáticas ambientales, les ayudará mucho”.

La académica acota que “también apoyé en ir a buscar unos ositos hormigueros -y eso fue muy entretenido-. Estuvimos en los pajonales buscándolos, yo nunca había visto un oso hormiguero, es un monstruo con una trompa gigante, hermosa, también vi a un pecarí de collar (animales en riesgo de extinción) y me tocó ver también a muchos ciervos. Para mí el poder conocer la fauna de un país vecino, como Argentina, fue absolutamente alucinante”.

Finalmente, Carolina Yáñez reconoció que producto del incendio vio muy pocas aves, pero “aun así, como observadora de aves, fue una experiencia absolutamente increíble, no solo por el hecho de conocer otro tipo de fauna, sino también por conocer de otra manera a la cultura de nuestro país vecino. El motor son los voluntarios y estar rodeada por ese equipo humano hizo que toda la experiencia fuese más increíble todavía. La coordinadora del proyecto de guacamayos, Marianela Masat, es una persona muy enfocada y ‘seca’ en todo lo que hace, así que aprender de colegas así, en terreno y en una situación muy apocalíptica, me pareció asombroso y muy sacado de una película”.

Si bien las aves tienen mayores posibilidades de escapar de un incendio, para la académica fue muy chocante ver a los carpinchos, yacarés o pequeños roedores quemados: “Ahí surgen sentimientos de dolor, frustración y rabia, que hacen reflexionar sobre qué le estamos haciendo a nuestro planeta”, concluyó.

Quienes deseen obtener mayor información pueden visitar https://rewildingargentina.org/ y en Instagram: @rewilding_argentina.