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Innovadora cirugía para tratar la epilepsia

29 Julio 2013

Facultativos implantaron un estimulador vagal a estudiante porteña de 18 años, en la primera operación de este tipo practicada en regiones, a través del sistema público de salud.

Cerca de dos horas duró la primera cirugía practicada en regiones, a través del sistema público de salud, para tratar un caso de epilepsia aguda o refractaria. La innovadora operación benefició a una estudiante porteña de 18 años, a la que un equipo de especialistas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso y del Hospital Carlos van Buren le implantó un estimulador vagal en la zona infraclavicular.

“Lo que hicimos fue instalarle a la paciente, a nivel subcutáneo, un dispositivo que actúa como un marcapasos cardiaco, ya que emite impulsos eléctricos al nervio vago, los cuales se propagan en forma ascendente a diferentes áreas del cerebro. Este aparato permite controlar los episodios epilépticos en un 50 por ciento, en casos de adultos, y entre un 70 a 80 por ciento en casos de niños y adolescentes”, explicó el doctor Andrés Horlacher, neurocirujano y profesor de la UV, quien dirigió el equipo de especialistas que intervino en la operación.

Se trata de una técnica paliativa que en nuestro país comenzó a ser aplicada recién el año pasado, y que hasta ahora sólo había sido practicada en Santiago, en el Instituto de Neurocirugía y en un par de clínicas privadas.

La paciente —de nombre Valentina— fue seleccionada por un equipo de especialistas perteneciente a los servicios de Neurocirugía, Neurología Infantil y Neurología Adultos del Hospital van Buren, en base al historial clínico que presentaba y luego de que se le practicara una serie de estudios.

El caso corresponde a una joven afectada por una hidrocefalia provocada por un cuadro previo de meningitis, la cual sufre crisis epilépticas frecuentes, a quien los fármacos ya no le hacen efecto y que ya había sido sometida a otras alternativas quirúrgicas.

“Ella ha tenido múltiples cirugías, en una de las cuales, incluso, se le insertó una válvula. Actualmente, sus cuadros no pueden ser controlados con fármacos, lo que le impide tener una vida normal. Confiamos en que esta innovadora cirugía le permita disminuir sus crisis hasta que, paulatinamente, las deje atrás”, explicó la doctora Lucila Andrade, neuróloga a cargo de su evaluación y también docente de la Escuela de Medicina de la UV.

Familia esperanzada

Una epilepsia refractaria que no se trate de manera adecuada puede derivar en la merma significativa de las capacidades cognitivas de quien la padece. También puede provocar severas alteraciones psicomotoras y de aprendizaje, con el consiguiente impacto social, laboral y familiar para el afectado, que en la mayoría de los casos pasa a depender enteramente de terceros.

Por tal motivo, si bien están conscientes de que se trata de probabilidades y que, por tanto, no hay certeza absoluta de recuperación, los padres de la estudiante —Rodolfo y Ximena— se manifestaron esperanzados en que su hija pueda salir adelante, supere sus crisis y logre tener una vida normal.

“Estamos muy contentos y agradecidos con el hospital por esta oportunidad. Nunca imaginamos que ella podría ser la primera, la escogida. Esta operación representa la alternativa que nuestra hija estaba esperando. Ella es una joven alegre, hermosa y que tiene sus capacidades intactas, pero que debido a sus constantes episodios epilépticos, desde niña no ha podido tener una vida normal. Queremos y creemos que —gracias a la cirugía y todo lo que han hecho los médicos— Valentina saldrá adelante”, afirmó su madre.

Según precisaron los especialistas, la paciente tendrá un período de recuperación de quince días, después del cual el estimulador comenzará a emitir los pulsos eléctricos. Tras un ajuste inicial, el aparato podrá incluso ser chequeado de manera remota, lo que le permitirá a la joven mantener cierto grado de autonomía, si bien deberá estar sujeta a un programa de control permanente.

El doctor Horlacher precisó que el dispositivo posee una batería especial, por lo que dependiendo de la cantidad de episodios y la frecuencia de los estímulos a los que deba responder, el estimulador no debiera ser reemplazado antes de ocho a diez años.

Alcances y costos

En Chile, y también en esta región, la proporción de la población que padece algún tipo de epilepsia es de alrededor de diez personas por cada mil habitantes, vale decir, el 0,01 por ciento total. En tanto, el número de casos nuevos que se registran al año es de 114 por cada cien mil habitantes.

Asimismo, del total de casos de epilepsia, el 30 por ciento corresponde a refractarios, pues no se logran superar ni/o controlar con fármacos, y de ellos sólo un tercio son candidatos a cirugía.

Dado su alto costo —sólo el equipo implantado tiene un valor aproximado de diez millones de pesos—, este tratamiento quirúrgico se encuentra fuera del alcance de la mayoría de los chilenos, por lo que su incorporación a las cirugías funcionales de los planes de Fonasa fue considerado como un gran avance por los especialistas.

Más todavía si se considera que en Chile se debieran practicar alrededor de 680 cirugías de este tipo al año (unas 40 por un millón de habitantes). Hoy, sin embargo, su número no supera las 50 en total en todo el sistema público, por lo que el atraso en esta materia es evidente.

Consultado al respecto, el neurocirujano Antonio Orellana, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso, afirmó que este procedimiento implica un salto gigantesco en el tratamiento de cuadros que hasta hace un tiempo no tenían solución.

“Es indudable que la tecnología actual, unida a una especialidad como la neurocirugía, permite avances que hasta hace un tiempo era impensables. Pero, lo más importante de todo, es lo que significa la alianza estratégica que se da entre un hospital público y una universidad estatal, ya que ella permite que el conocimiento que se genera y en el que se invierten los recursos de todos los chilenos pueda ser aplicado para satisfacer las necesidades reales de la población”, sentenció la autoridad académica.