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Académica y arquitecta analiza los diez años de Valparaíso Patrimonio de la Humanidad

02 Julio 2013

Fue ayudante y albacea de Myriam Waisberg, ideóloga de la denominación.

Han pasado 18 años desde que la profesora Myriam Waisberg coordinó la primera jornada de preservación arquitectónica y urbana de especialistas americanos en la Universidad de Valparaíso. Cecilia Jiménez, académica de la Escuela de Arquitectura UV, aún era ayudante de la docente cuando presenció dicha reunión.

Impulsados por Waisberg, académicos de diversas áreas resolvieron proponer por primera vez a Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad. Según Jiménez, “los especialistas acordaron que la ciudad tenía méritos de sobra para poseer dicha categoría”.

Desde 1976 que Weisberg venía dedicando sus estudios a la comuna, los que posteriormente fueron presentados ante la Unesco. Uno de sus anhelos antes de morir en 2005, era que la ciudad se convirtiera en patrimonio mundial, y se cumplió el 3 de julio de 2003. “Esa declaratoria significó un triunfo merecido para quienes trabajamos en investigación”, agrega la académica. Desde aquel hito han pasado diez años y para la investigadora, aún quedan muchos temas por resolver.

Puntos positivos y negativos

Según Cecilia Jiménez existen algunos puntos positivos, como “las modificaciones al tema regulador comunal que buscaba preservar el patrimonio. Se declararon muchas zonas de conservación histórica, prácticamente todo Valparaíso, a través de sucesivos seccionales, que en su reglamento pretenden impedir por ejemplo edificaciones en altura, entendiendo la vista como un bien patrimonial de Valparaíso”.

“Otro punto positivo es el turismo cultural, que es complementario al turismo estacionario de Viña del Mar, o espacios públicos de interés cultural como el Parque Ex Cárcel, la intervención de la Población Obrera o la recuperación de edificios históricos para la hotelería en el cerro Concepción”, explica.

No obstante, para la profesora Jiménez, “los aspectos negativos son bastante numerosos, en especial en los temas que percibimos como porteños, con una ciudad plagada de grafitis, indigentes o sitios eriazos, tal como lo señaló la Unesco”.

Jiménez agrega que “las prioridades que se establecieron a través del financiamiento de los fondos PIB no estuvieron bien, porque se realizó una gran cantidad de estudios de alto costo, ejecutados por gente de Santiago que no conocía la ciudad y que prácticamente no fueron utilizados, en vez de haber sido usados en obras. Como Universidad de Valparaíso hicimos una publicación sobre los edificios del área histórica del puerto, sin embargo, igual llamaron a propuesta. Proyectos de impacto urbano hay muchos que se hicieron, sin embargo no aparecen y el Plan Director aún permanece pendiente”.

Programa de mantención

para el área histórica

Para la académica “la ciudad exhibe una señalética descontrolada, continúan los edificios en altura producto de la oferta inmobiliaria y falta un programa de mantención para el área histórica, junto con un monitoreo para los proyectos ejecutados”.

“El Consejo de Monumentos Nacionales, que es el que debe estar preocupado de estos temas patrimoniales, ser coordinador y velar por una buena intervención en los edificios patrimoniales, tampoco puede actuar en la región y desde Santiago se demora la gestión”, agrega.

La investigadora señala que “el borde costero también sigue pendiente, se requiere conciliar una ciudad puerto con una patrimonial, se realizan iniciativas con falta de conocimiento de la comunidad. Están pendientes el Mercado del Puerto que está con problema estructural y se está convirtiendo en un peligro, e iglesias tan importantes como Los Doce Apóstoles, o el tema de los ascensores, los cuales fueron comprados por este gobierno traspasados a la municipalidad, la que no fue capaz de revitalizar el proyecto”.

Corporación mixta

Sin embargo, según Jiménez, “el punto más importante es resolver la creación de una corporación. Estos temas los vengo desarrollando del 98 al 2005, cuando se creó la Oficina Técnica de Patrimonio, que era una unidad netamente de estudio, para poder fundamentar la presentación ante la Unesco. Luego vino una etapa de gestión, donde debió haberse tramitado como primera medida la creación de una corporación mixta público y privada de la gestión económica del Patrimonio; si esta unidad no existe, la municipalidad no va a poder gestionar estos temas, como ya lo ha demostrado, ya que durante diez años realmente no se ve un gran avance”.