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“Valparaíso es una ciudad muy potente y eso puede generar problemas para una escuela de Arquitectura”

12 Octubre 2012

Destacado arquitecto francés recordó su época de trabajo con Le Corbusier.

“Los estudiantes de Arquitectura deben hacer todo lo posible por salir de Valparaíso, hacer proyectos en otras ciudades, ver muchas otras formas de concebir el espacio, el diseño y la construcción. Valparaíso es una ciudad muy potente y eso puede generar muchos problemas para una Escuela de Arquitectura”, explicó el francés Jose Oubrerie, destacado recientemente como Doctor Honoris Causa por la Universidad de Valparaíso.

El arquitecto desarrolló un intenso programa de actividades y conferencias, donde tomó contacto con los estudiantes de la carrera, revisando y corriendo sus trabajos de taller de diversos niveles.

—¿Cómo evalúa la posibilidad de haber conocido el trabajo de los estudiantes de Arquitectura de la Universidad?

“Ha sido muy interesante, la gente se ha portado muy bien y los estudiantes han sido muy cariñosos. El hecho que me hayan distinguido con el grado de Doctor Honoris Causa ha sido algo muy especial. Lo único complicado fue el temblor que afectó a la ciudad, en especial con todo el ruido previo. Las paredes del hotel se movían mucho, y pensaba que se iban a caer. Pero, a pesar de lo anterior, ha sido muy interesante conocer nuevas maneras de aproximarse a la arquitectura a través de la Escuela”.

—¿Cuál es el objetivo que usted persigue al vincularse con los alumnos de la carrera?

“Yo siempre he pensado que si una escuela tiene malos alumnos es porque hay malos profesores. En cuanto al desarrollo del curso, talleres y workshops, creo que ha sido dificultoso por las características del curso y el breve tiempo que hay para realizarlo, pero se nota que los alumnos han trabajado y desarrollado propuestas interesantes, aunque no hemos tenido tiempo de llegar a un real proyecto de arquitectura. En realidad mi objetivo fue que los estudiantes pudieran vincularse con la ciudad, con el movimiento de los ascensores y el movimiento dentro de la ciudad. Me interesa que los alumnos puedan tener la experiencia y sean capaces de observar, apreciar y sentir el significado que tiene un ascensor y manifestar eso de forma tridimensional. El objetivo es que ellos pudieran tener una aproximación poética a lo que es un ascensor y luego plasmarlo en el concepto de un edificio”.

—¿Desde su visión como arquitecto, qué impresión tiene de la ciudad de Valparaíso?

“Valparaíso es una ciudad muy fuerte; no es un descubrimiento de ahora, porque estuve en aquí hace cinco años. De todas maneras para la Facultad de Arquitectura es un gran problema, porque es una ciudad muy potente. He estado trabajando en Venecia y la arquitectura está completamente obsesionada con la ciudad, que es algo similar a lo que pasa aquí. Por lo mismo, lo que siempre les digo a mis estudiantes, y en especial a los de esta Facultad, es que salgan de Valparaíso, que vean otras ciudades, que comiencen a hacer proyectos a otras partes. Uno ve a Valparaíso en todas partes, es demasiado”.

—¿Qué impresión le deja la arquitectura que ha podido apreciar en la ciudad?

“Creo que es fundamental que los estudiantes sean exigentes y demandantes con sus profesores. Deben exigirles que hagan arquitectura. En Chile he visto poca arquitectura, aunque muy buena, pero no con una visión global. A los alumnos les diría que estudien a través de la historia de la arquitectura, no por un tema de historiografía, sino que observando su desarrollo. Cuando se estudian las columnatas de Vernini, por ejemplo, no se está apreciando la cosa más historicista, sino que más bien es una problemática que se repite y se proyecta en el tiempo, que ayuda a entender la arquitectura al día de hoy. Las escuelas de arquitectura se van quedando con una fuerte concepción humanista del conocimiento; esto es muy importante, porque se hace necesario recrearse y reinventarse para no ser escuelas de moda, sino para estar dentro del ejercicio disciplinar, esa es la manera en que se debe trabajar y desarrollar la arquitectura”.

—¿Cuál fue la influencia que dejó en usted el trabajo con Le Corbusier y cómo traspasa eso a las nuevas generaciones de arquitectos?

“Traspasar la influencia de Le Corbusier es lo que trato de hacer de forma continua con mis alumnos y en especial en estas conferencias en Chile. Cuando estaba en la Escuela, Le Corbusier era un personaje mítico, yo estaba viviendo en París y nunca comenté a mis compañeros que trabajaba con él, pero cuando ellos lo descubrieron, se sorprendieron y me preguntaban si lo veía todos los días y así era: todas las mañanas trabaja con él en su taller, luego él se iba y hacía sus pinturas. Lo que más me sorprendía y más apreciaba de trabajar con Le Corbusier es que nos pasaba un proyecto para que lo desarrolláramos. En muchas oficinas a uno lo ponen a trabajar en el detalle de una ventana, pero finalmente lo que hacía Le Corbusier era responsabilizarnos o ponernos a cargo de un proyecto y evaluar lo que uno era capaz de hacer. En el fondo haber ido al taller de Le Corbusier fue comenzar a desarrollar un proyecto: nos planteaba un problema, nos daba algunas direcciones, orientaciones y uno empezaba a producir cosas. El principal aprendizaje fue aprender a tomar decisiones, esa fue mi principal experiencia. Éramos empujados, presionados a ser creativos, al igual que en esta Escuela, donde espero que los alumnos se sientan presionados a ser creativos”.

—Finalmente, ¿cuáles son sus planes luego de esta permanencia en Valparaíso?

“Vuelvo a Estados Unidos, voy a estar dos días a la Universidad de Chicago, donde voy a hacer correcciones a unos proyectos. Luego retorno a Francia a dictar dos conferencias, para luego ir al Politécnico de Milán a dictar otras conferencias. Después estaré dos días en Pavia, donde estamos haciendo un libro, para luego retornar a Columbus, Ohio, donde vivo. Todos estos viajes son parte de un semestre sabático, ya que anteriormente había estado en Estambul y Venecia. Tengo un proyecto en la Bienal de Venecia y luego en enero retorno a Estados Unidos, en el semestre de invierno, a dictar mis clases”.