Pese al avance de la inserción del género femenino en el trabajo, aún hay desafíos pendientes, según concluye el Programa de Estudios de Género de la UV.
En Chile más de 500 mujeres han muerto asesinadas entre los años 2001 y 2009, y el 2006 se cometieron 14 mil 688 delitos sexuales contra mujeres. A estas cifras que demuestran la violencia contra las mujeres se suma el abuso sexual, como el recientemente denunciado por parte de la secretaria Lisette Alexandra Mery en contra de un abogado de la Comisión de Constitución del Senado, su jefe directo.
Si bien el Informe 2010 de Desarrollo Humano en Chile sobre Género constata algunos avances en cuanto a la igualdad de condiciones de la mujer, aún es insuficiente, porque el país tiene una mala imagen a nivel internacional debido a las desigualdades que se presentan en aspectos como el ingreso, el poder político y puestos de trabajo.
Para Ana Peña, integrante del Movimiento por la Diversidad Sexual, en la formación institucional existe, de igual forma, una dominación masculina hegemónica que se distribuye y transita en distintos espacios como las instituciones, la comunidad o el ámbito privado, donde la violencia está instalada en distintas formas.
“La violencia institucional es un hecho que actúa en la omisión o en el acto mismo, pero que no garantiza los derechos humanos de las mujeres, y cuando hay abuso de poder, eso me parece aún más grave, porque si es una institución que pretende la legislación, la transparencia y la democracia, esas cosas no se perdonan. Lo que se tiene que hacer es un trabajo exhaustivo en términos de investigar la causa de esta situación y sobre todo, prevenir”, indica Ana Peña.
Según un diagnóstico realizado por el Sernam, a la mujer le preocupa tener estabilidad en el trabajo, oportunidades económicas, participación, no sufrir de violencia intrafamiliar y mejorar su calidad de vida, preocupaciones expresadas en cifras altas respecto a los hombres. A nivel de participación económica y oportunidad de la mujer, Chile se ubica en el lugar 108 a nivel mundial, y en relación al salario, el INE indica que existe un brecha de un 26 por ciento entre los hombres y las mujeres.
Por otro lado, Ana Peña indica que existe una evolución en la repartición de los roles porque existe una juventud más crítica. Sin embargo, fallan las políticas públicas, que si bien están en el papel, deben profundizarse en una reforma cultural. “En una casa los roles deben repartirse y el uso del tiempo es importante, y un ejemplo de eso es lo que se discute en el Congreso en relación al postnatal: es atingente que se otorgue seis meses para las mujeres, pero también para los hombres, porque ahí se evidencia una paternidad responsable y el Estado manifiesta que ambos padres son responsables de la crianza”, explica.
El sociólogo Rodrigo Márquez, de la UV, señala por su parte que hay aspectos sobre el género que no cambian, a pesar de la evolución del contexto sobre las mujeres, como es el caso de su presencia en el espacio público. “Esto no cambia en las relaciones de pareja, ya que el hombre no participa en la ayuda de las tareas domésticas; esto es un núcleo duro que demuestra nuestro informe del PNUD, lo que indica que existe un nuevo desafío”.
Las desigualdades que enfrenta en la actualidad la mujer fueron tema de diálogo y debate del Primer Coloquio del Programa de Estudios de Género del Centro de Investigaciones Sociológicas de la Universidad de Valparaíso, donde se reflexionó acerca de la desigualdad de género que sigue afectando a Chile. El encuentro tuvo por objetivo presentar el referido programa y exponer el trabajo que se viene realizando a través de investigaciones desarrolladas por estudiantes y profesores.
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