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Académico de la UV muestra satisfacción por rechazo a puerto en Laguna Verde

21 Julio 2010

Patricio Winckler, de Ingeniería Civil Oceánica, explicó que su instalación era inviable en relación al destino de dicha bahía, agregando que la ampliación del puerto de Valparaíso no será fácil.

Los cien millones de dólares que registraba como inversión el grupo Urenda a través de la operadora Mar Austral S.A., para construir un puerto granelero en la bahía de Laguna Verde, poco importaron a los habitantes de este poblado perteneciente a la comuna de Valparaíso, quienes desde un primer momento rechazaron la instalación de esta infraestructura, que habría significado levantar en doce hectáreas todas la dependencias que permitirían la operación de un terminal, incluyendo un muelle y zonas para el acopio de cargas y vehículos de transporte.

Es por eso que había satisfacción luego que en los últimos días se objetara definitivamente la concesión marítima para la construcción de este puerto, que buscaba extender las operaciones portuarias hacia la zona sur de la comuna, debido a la estrechez que se vive en las actuales instalaciones portuarias de Valparaíso.

Patricio Winckler, académico de la carrera de Ingeniería Civil Oceánica de la Universidad de Valparaíso, fue una de las personas que apoyó decididamente a los pobladores, ya que a su juicio, el proyecto de Mar Austral quedaba emplazado en una zona inviable para la protección medioambiental de la bahía, cuyo destino “debe ser turístico, algo que tienen muy claro los habitantes de la zona”, acotó.

Winckler, quien además es máster en Ingeniería de Puertos y Costas, explicó que “en lo relativo a las características geomorfológicas de la bahía, cabe destacar la presencia de una unidad distintiva en Laguna Verde, constituida por una playa encajada entre los acantilados de Punta Ángeles por el norte y Punta Curaumilla por el sur, además de la presencia de un estero de valor natural. En la actualidad el sistema sedimentológico en su conjunto parece estar en un equilibrio dinámico, sin presentar signos de erosión o embanque significativos en el borde costero”. Es por ello que en su opinión, la instalación de un terminal granelero habría modificado el patrón de propagación del oleaje en la bahía y el equilibrio morfodinámico existente, generando el eventual pivoteo de la playa y la modificación de la desembocadura del estero. “Esto constituye una alteración significativa cuyo impacto es negativo”, agregó.

El docente añadió que los riesgos habrían sido mayores en el momento de la edificación, porque la acumulación de materiales en el borde costero habría destruido los ambientes marinos del sector, con nefastos efectos sobre actividades de corte extractivo (buzos mariscadores), turístico o de exploración.

Para Winckler, la solución a los problemas del puerto de Valparaíso no pasan por expandirse hacia esta área, ya que aún debe ser resuelta una posible ampliación hacia los sectores de la playa San Mateo y el área de Yolanda, aunque aquí se deberá lidiar con los pocos espacios de playa que le van quedando a la ciudad, por lo cual su recomendación pasa por la profundización de la bahía, lo que deriva en una inversión de alto costo. “Está complicado. La zona del molo tiene una profundidad de 60 metros. Actualmente está el proyecto de expansión del espigón, que también es carísimo porque significa trabajar sobre una zona de 30 metros de profundidad, lo que deriva en una inversión muy alta”, puntualizó el docente universitario, quien reconoció que bajo ese punto de vista “San Antonio tiene mayores posibilidades de expansión debido a que tiene más planicies que puede destinar al almacenamiento de cargas”.

El rechazado proyecto de Laguna Verde también involucraba habilitar una ruta para camiones que ocupara la salida sur de la bahía, en dirección a Quintay y Casablanca. El dictamen fue emitido por la Subsecretaría de Marina.