
Estudiantes UV culminaron actividades prácticas de Odontología Preventiva con operativo inclusivo en Fundación Global Down
Como parte del cierre de la cátedra de Odontología Preventiva, estudiantes de sexto año entregaron atención, diagnóstico y educación a personas con síndrome de Down y sus familias. La actividad fortaleció su formación con un enfoque inclusivo y comunitario, sumándose a las intervenciones efectuadas durante el semestre en cinco establecimientos educacionales de la región.
Estudiantes de sexto año de la carrera de Odontología de la Universidad de Valparaíso finalizaron las actividades prácticas de la cátedra de Odontología Preventiva con un operativo de salud bucal en la Fundación Global Down. En la ocasión, realizaron atenciones, diagnósticos, acciones educativas y compartieron con familias, reforzando así su formación profesional desde un enfoque comunitario e inclusivo. Esta intervención se suma a las realizadas durante el primer semestre en diversas instituciones, como el Colegio Bethel de Quilpué —que acoge a escolares en situación de riesgo social—, la Agrupación Aparid de Viña del Mar, la Escuela Básica Pacífico de Playa Ancha, el Liceo María Luisa Bombal, el Jardín Conejito Blanco y el Colegio Seminario San Rafael.
“Más que una jornada clínica, fue una experiencia transformadora para su futuro profesional y para las familias que, muchas veces, enfrentan barreras en el acceso a la salud dental”, afirmó la coordinadora del módulo de la cátedra, profesora María Paz Sepúlveda.
La actividad no solo consistió en revisiones dentales. Fue una intervención integral: las y los estudiantes diagnosticaron, planificaron sesiones educativas, diseñaron materiales visuales, enseñaron técnicas de higiene oral y aplicaron tratamientos preventivos. En el caso del Colegio Bethel, la atención se realizó utilizando sillones clínicos portátiles facilitados por la Facultad. Todo con una mirada centrada en la inclusión y el respeto por la diversidad.
La doctora Sepúlveda detalló que “los estudiantes planificaron sus actividades en varias sesiones, entre ellas una jornada de cine educativo sobre dieta cariogénica y salud bucodental, dirigida a tutores y pacientes de la Fundación. Además, realizaron talleres teóricos y prácticos sobre higiene oral, finalizando con una sesión de examen clínico y aplicación de fluorterapia para cada niño, niña y adolescente atendido”.
Contextos reales
Asimismo, la coordinadora explicó que “este tipo de experiencias permite aterrizar los conocimientos adquiridos en el aula y aplicarlos en contextos reales, integrando no solo aspectos técnicos, sino también habilidades de gestión, trabajo en equipo y liderazgo, junto con una formación ética e inclusiva. Se trata de asumir un compromiso genuino con el entorno, más allá de las exigencias académicas. Los estudiantes deben ser capaces de ampliar los límites del aprendizaje formal y trascender los requisitos curriculares”.
La académica agregó que al participar en actividades en terreno, los estudiantes salen de la “burbuja” del pregrado y se enfrentan a escenarios que reflejan de forma más cercana la realidad profesional que vivirán al egresar: “Esto les permite reconocer sus fortalezas, identificar aspectos a mejorar y, sobre todo, aprender a trabajar con pacientes que requieren un enfoque distinto, con otros tiempos, herramientas y sensibilidades. Siempre deben tener presente que están tratando con personas que sienten, que razonan y perciben si están siendo tratados con afecto o indiferencia. Detrás de cada paciente hay una familia —una madre, un padre, un hermano— que espera lo mejor para su bienestar, autonomía y felicidad. Cuidar a ese niño o niña, es también cuidar a todo su entorno familiar”.
En esa línea, relevó que gracias a la formación que reciben —especialmente desde la innovación curricular—, los estudiantes hoy pueden diseñar intervenciones comunitarias integrales e inclusivas, con responsabilidad ciudadana y capacidad de integrarse a equipos multidisciplinarios. Así ocurrió en esta experiencia, que contó con la colaboración de la carrera de Fonoaudiología, una necesidad que fue visibilizada por la propia comunidad.
Compromiso con la comunidad
“Esta iniciativa contribuye significativamente al compromiso de la Universidad de Valparaíso con la comunidad, ya que promueve un enfoque inclusivo y equitativo en la atención odontológica. Por un lado, beneficia directamente a los estudiantes, brindándoles una experiencia formativa integral basada en el compromiso social, la vocación de servicio y la excelencia académica. Por otro lado, impacta positivamente en las comunidades intervenidas, acercando la salud bucal a personas y grupos que históricamente han enfrentado barreras para acceder a este tipo de servicios”.
La académica destacó el trabajo colaborativo que hizo posible esta experiencia: “Quisiera agradecer sinceramente a todos quienes han sido gestores y facilitadores de esta iniciativa: a la doctora Karina Cordero, de la Unidad de Vinculación con el Medio, al doctor Carlos del Piano, a la doctora María Paz Morán, a Ivette Marticorena, a Alexandra Vidal, entre otros colaboradores. Agradezco también a la Fundación Global Down por su compromiso, responsabilidad y respeto hacia el trabajo realizado. Y, por supuesto, valoro especialmente el compromiso y la dedicación de los estudiantes de sexto año, verdaderos protagonistas de esta experiencia, por su entrega y vocación durante todo el proceso”, expresó.
Por su parte, para Stephanie Pontanilla, directora y fundadora de la Fundación Global Down, esta colaboración ha sido clave. “En nuestra Fundación trabajamos con veinticinco familias, en un enfoque integral. Las personas con síndrome de Down deben alcanzar autonomía y autocuidado desde pequeños. Esta jornada fue fundamental para avanzar en ese camino”, destacó.
La directora valoró especialmente la cercanía que se generó entre los estudiantes y las familias: “Nosotros tenemos un ambiente muy familiar en la Fundación, entonces se genera el vínculo rápidamente. De hecho, cuando los chicos terminan su práctica, normalmente quedan en contacto, nos vienen a visitar, hacen intervenciones, más allá de lo que la Universidad les requiere. Eso habla muy bien de los valores institucionales que adquieren durante su formación. Además, fue una intervención interdisciplinaria, con participación de la carrera de Fonoaudiología, lo que refuerza aún más el trabajo en equipo”.
Mirada más humana
Madres, padres y tutores de las personas atendidas también valoraron la iniciativa. Luz Marina, mamá de Lucas González, destacó el impacto positivo de la actividad: “Ha sido fabulosa. Hoy no solo reforzaron el cuidado bucal, también les enseñaron técnicas de cepillado, de limpieza, uso del hilo dental, limpieza de lengua y además les aplicaron flúor; o sea, fue súper completa la intervención. De igual forma, los estudiantes también ganaron: se van con una mirada distinta, más humana, para cuando les toque atender en sus consultas”.
Finalmente, para las y los estudiantes la experiencia fue significativa y enriquecedora. Daniela Morales, estudiante de sexto año de Odontología, manifestó: “Es la primera vez que interactúo con pacientes con síndrome de Down y fue una experiencia muy significativa. Me permitió comprender, de forma concreta, la importancia de brindar una atención inclusiva y adaptada a las necesidades de cada persona. Creo que este tipo de actividades nos fortalece en nuestro rol como futuros profesionales, ayudándonos a cambiar la mirada tradicional de la odontología —limitada al box clínico y al tratamiento del diente— por una mucho más amplia, que considera al paciente como un todo y se vincula con su contexto”.
Mientras, su compañero Vicente Cerda expresó: “También fue mi primer acercamiento con personas con síndrome de Down y fue una experiencia muy enriquecedora. La cercanía que tuvimos con los pacientes y sus familias la hizo única. Fue algo profundamente positivo, que deja en evidencia el valor de generar oportunidades como esta, que podrían desarrollarse aún más a futuro a través del trabajo colaborativo entre distintas carreras de la Universidad. Creo que ese enfoque interdisciplinario y comunitario es parte del sello distintivo de nuestra formación. En pocas universidades se da tanta importancia a trabajar con personas y dejar una huella real en la sociedad”. Y acotó: “Mi recomendación va especialmente para los profesionales del área: que no tengan miedo a lo desconocido, que se acerquen con confianza a personas con síndrome de Down u otras condiciones. Es fundamental actualizarse en técnicas, manejo conductual y formas de interacción respetuosas. Aunque hoy se ha visibilizado más esta realidad, todavía estamos al debe. Informarnos bien y formarnos con enfoque inclusivo es clave para ofrecer una atención verdaderamente integral y humana”, concluyó.
Nota: Pamela Simonetti