La muerte de las encuestas telefónicas en Chile
El declive de las encuestas telefónicas en Chile plantea interrogantes sobre su relevancia actual y destaca la necesidad de explorar nuevas metodologías de recolección de datos en la era digital.
En la última década, hemos sido testigos de un marcado declive en la efectividad de las encuestas telefónicas como herramienta de muestreo en Chile. Rodrigo Barrera y Carlos Felipe Henríquez, académicos del Instituto de Estadística de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Valparaíso, han examinado detenidamente este fenómeno.
Tal como lo explican, el principio fundamental de cualquier encuesta por muestreo es su carácter probabilístico, es decir, la existencia de una probabilidad conocida o estimable de que cualquier elemento de la población sea seleccionado. Sin embargo, este principio se ve comprometido cuando se utilizan muestras no aleatorias, también conocidas como “pseudo muestras2.
De acuerdo a los estadísticos, “aunque la cantidad de datos recopilados en encuestas telefónicas pueda superar el tamaño estándar de muestra —típicamente alrededor de 400 unidades de estudio para estimar una proporción—, esto no garantiza la representatividad de la población”.
Agregan que es común encontrar en la documentación técnica de algunas encuestas la admisión de que la muestra no es probabilística, acompañada de una especulación sobre los posibles resultados bajo una metodología probabilística.
“Este tipo de afirmaciones puede ser engañosa, ya que implica una supuesta precisión y posible generalización de los resultados que no es factible sin una muestra probabilística. Por tanto, es imperativo promover una mayor educación estadística entre el público para que comprendan los límites y la aplicabilidad de los resultados de las encuestas”, advierten.
Barrera y Henríquez destacan la importancia de enriquecer el conocimiento estadístico de la sociedad, especialmente en temas esenciales que afectan la educación cívica. Según afirman, “nuestro objetivo es enriquecer el conocimiento de la sociedad en temas estadísticos esenciales, que desafortunadamente han frenado el progreso en la educación cívica, una educación que debería comenzar desde una edad temprana”.
Sin embargo, implementar encuestas telefónicas efectivas en Chile presenta desafíos significativos: “Acceder a un directorio completo de números telefónicos sería costoso y complejo, además de requerir actualizaciones constantes. Además, en comunas afectadas por desastres naturales, determinar la residencia de un encuestado sólo con su número telefónico resulta complicado, ya que muchos son reacios a compartir información personal”, señalan.
En ese escenario, los autores señalan que "para que una encuesta telefónica pueda implementarse en Chile de manera efectiva, necesitaríamos acceder a un directorio completo de todos los números telefónicos en Chile, algo que actualmente es tanto costoso como complejo".
Asimismo, complementan que “en el pasado, los teléfonos fijos en los hogares ofrecían una unidad de muestreo confiable, con cada hogar asociado a un número específico que permitía una georreferenciación precisa. Sin embargo, con la prevalencia de los teléfonos móviles, que no están vinculados a direcciones fijas y pueden ser múltiples por individuo, se ha perdido esta capacidad de geolocalización. Los teléfonos fijos en los hogares, ahora casi extintos, servían como unidades de muestreo confiables”.
Apuntan los expertos que “una estrategia utilizada por algunas consultoras es la creación de paneles cautivos de participantes, aunque esto introduce un sesgo significativo al no representar necesariamente a toda la población de usuarios de teléfonos móviles en Chile. (…) Asumir que las respuestas de este grupo cautivo pueden generalizarse a toda la población es un error metodológico”.
Entonces, ¿las encuestas telefónicas son una reliquia del pasado sin aplicabilidad hoy en día?: “No necesariamente. Aunque su utilidad se ve limitada en muchos contextos, aún pueden ser útiles en entornos específicos, como instituciones educativas superiores con directorios actualizados de estudiantes. Sin embargo, siguen enfrentándose a desafíos como las no respuestas y los cambios de número, lo que requiere estrategias adicionales para mantener la integridad de la muestra”, concluyen.
Nota: Pamela Simonetti / Foto: Denis Isla