Veintidós estudiantes del Taller Integrado Lugar II de Arquitectura viajaron a la caleta rural multipropósito de Tubul, ubicada en la comuna de Arauco, en la Región del Biobío, con el objetivo de realizar proyectos académicos que resuelvan diversas problemáticas que presenta el sector luego del tsunami del 2010.
Según explica Eduardo Emparanza, académico de la asignatura, “el objetivo del viaje fue reacondicionar el frente ribereño del poblado destruido por el tsunami del 2010, donde actualmente existen instalaciones improvisadas para las embarcaciones. La idea es instalar un espacio público o costanera que recoja la actividad funcional de las embarcaciones como un nuevo frente costero de Tubul”.
La delegación, que contó con la participación de los también académicos de la asignatura Manuela Penas, Franz Stark y Patricio Winckler, recorrió el litoral del golfo de Arauco, desde Punta Lavapié hasta Talcahuano, pasando por bahías cercanas a Concepción y caletas de pescadores en situaciones geográficas similares.
Emparanza comenta que “la travesía se desarrolla con el objetivo de analizar obras que se han realizado post tsunami para la reconversión de los bordes costeros, que resultan como referentes para los alumnos. El poblado de Tubul tiene cerca de dos mil habitantes, de los cuales ochocientos son buzos, y hay quinientas embarcaciones, dedicadas principalmente a la extracción de la navajuela. Los estudiantes realizaron un registro de mareas a través de mediciones con diversos equipos, el levantamiento de un dron y entrevistas con la comunidad, para recabar información y entender el contexto territorial y cultural del lugar donde posteriormente se realizará el ejercicio, reconociendo el territorio involucrado y entendiendo su paisaje cultural, natural y humano”, explica.
El académico indicó que el viaje “se realiza en el taller de asentamientos costeros, en el que los estudiantes deben desarrollar ejercicios de intervenciones en el litoral chileno, fuera de la Región de Valparaíso, para tener la experiencia de conocer culturas distintas, identificar patrones de comportamientos diferentes y sensibilizarse con la cultura costera del país”.
Emparanza comentó que “los proyectos desarrollados por los estudiantes quedan en el ámbito académico, pero tratamos problemas y lugares reales con sus requerimientos, como en este caso, una propuesta de costanera. En el fondo ejemplificamos con proyectos diversas ideas para tomas de decisiones futuras a esos problemas concretos, que incluso pueden transmitirse a las autoridades respectivas”.
Cada viaje tiene además una visita a una institución del sector. En este caso, según explicó Emparanza, “asistimos a una presentación de la Dirección de Obras Portuarias de la Seremi de Obras Públicas del Biobío, quienes nos explicaron los planes y proyectos para la zona, junto con las obras recientes que se han desarrollado, que sirven de información para el ejercicio que los estudiantes deben realizar”.
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