Plaza de Puertas Negras obtiene premio al Mejor Proyecto de Espacio Público de Escala Barrial
Centro Infantil Comunitario Abierto CICA fue codiseñado por vecinos, el académico Lautaro Ojeda y estudiantes de Arquitectura.
El Centro Infantil Comunitario Abierto (CICA) de Puertas Negras, Playa Ancha, codiseñado por vecinos del sector, Lautaro Ojeda, académico de Arquitectura de la Universidad de Valparaíso, y sus estudiantes, obtuvo el premio Aporte Urbano al Mejor Proyecto de Espacio de Uso Público de Escala Barrial de Chile, en el concurso organizado por la Cámara Chilena de la Construcción, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, la Asociación de Oficinas de Arquitectos y el Colegio de Arquitectos.
El espacio, denominado “Renacer” por los habitantes del lugar, comenzó a gestarse luego del devastador incendio de enero de 2017 que destruyó el sector. Diseñado entre los años 2019 y 2020, forma parte de un convenio de colaboración multiactoral entre el Minvu, el Centro de Investigación de Vulnerabilidades e Informalidades Territoriales UV (Cinvit-UV), la Municipalidad de Valparaíso y la comunidad de Puertas Negras, a través de una metodología de investigación-acción participativa.
Inaugurado en mayo de este año, el CICA tiene mil metros cuadrados en forma de zócalo y está compuesto por una multicancha, dos graderías, una plataforma de juegos infantiles, bodega y baños públicos, más una pasarela que permite una mirada panorámica del barrio y en la que se disponen resbalines y una batería de columpios.
El premio fue recibido por Lautaro Ojeda, director del Cinvit, en una ceremonia realizada en las oficinas de la CCHC, en Santiago. El académico señaló que “esta distinción es un verdadero orgullo, porque represento un equipo comprometido ética y socialmente con la sociedad y la arquitectura, desde la UV. Es la primera vez que una universidad pública recibe este tipo de reconocimiento en un concurso de esta naturaleza”.
“Este proyecto se desarrolló con la comunidad, con profesionales del Minvu, Serviu y Municipalidad. Fue un camino largo, con altos y bajos, que termina con este reconocimiento muy significativo, porque es un concurso muy competitivo, en el que participaron 74 obras a nivel nacional, con las oficinas de arquitectura más reconocidas de Chile, con proyectos cuyos financiamientos superaban con creces el nuestro”, agregó.
Contrato social
Ojeda destacó que “este premio es un reconocimiento a una convicción diseñar con y para quienes van a habitar los proyectos que se construyan, como parte del contrato social que tenemos como arquitectos UV, de trabajar para quienes más lo necesitan y con la mejor arquitectura, usando siempre los mejores materiales y el mejor diseño para los lugares que más lo necesitan, y Puertas Negras en 2017 era el lugar que más lo necesitaba”.
“Se trata de una distinción externa, inesperada y de un certamen competitivo, que cierra un proceso de la mejor manera, pero también nos abre un espectro y demuestra que las universidades no sólo deben formar profesionales, escribir papers o dar lineamientos de políticas públicas, sino que debemos ser actores relevantes capaces de articular y vehicular procesos de desarrollo urbano: se puede con pocos recursos, voluntad y apoyo, por eso agradezco a la Vicerrectoría de Investigación e Innovación, a la Prorrectoría, a la Facultad y a la Escuela de Arquitectura, porque sin ellos no hubiera sido posible”, añadió.
Mirada ética
El académico comentó además que “los habitantes de Puertas Negras están muy felices con el resultado y la primera reacción será celebrar como corresponde. Seguimos acompañando a la comunidad, diseñando proyectos de mejoramiento, porque los espacios públicos se deterioran, y en este sentido, la gestión del CICA en términos sociales lo lleva la comunidad, hacen conciertos, encuentros, fiestas, entre otros. Por mientras, seguimos apoyando en visualizar posibles mejoras del espacio”.
“Como representante del equipo quiero enviar un mensaje de agradecimiento infinito a todos quienes participaron, ya que no habría sido posible sin la articulación de todos. Es necesario hacer una academia más activa, dedicar tiempo a estas iniciativas, planificarlas para que sean un aporte a la sociedad, así como también para los estudiantes, quienes aprenden sobre normativa, diseño y construcción, desde cómo pensar sobre un papel hasta levantar un muro de hormigón, proceso que termina en un encuentro con la comunidad. Necesitamos arquitectos que no estén enfocados en su ego, sino en las necesidades de sus habitantes, como es la característica de esta plaza”, aseguró.