Odontólogas UV refuerzan desde hace seis meses las redes de salud locales de Illapel y Caleta Tortel
Paula Catalán y Camila Paredes fueron seleccionadas entre los mejores titulados de Chile para ejercer en zonas extremas.
Seis meses de intensa pero fructífera labor en consultorios y postas rurales pertenecientes a los sistemas de atención primaria de salud de la comunas de Illapel y Caleta Tortel cumplieron el pasado 2 de noviembre las cirujano dentistas recién tituladas de la Escuela de Odontología de la Universidad de Valparaíso Paula Catalán y Camila Paredes, respectivamente.
Ambas postularon a comienzos de este año a la Etapa de Destinación y Formación (EDF) para odontólogos, la cual -vía concurso público- selecciona a los mejores egresados de cada universidad para incorporarlos como dentistas generales de zona a localidades extremas, alejadas o aisladas de Chile, con el propósito de que contribuyan a reducir las brechas existentes en materia de salud bucal a nivel nacional.
Además, la EDF brinda a los profesionales de la disciplina que son escogidos la posibilidad de adquirir valiosas destrezas y experiencias fuera de aula, aspecto que al finalizar su desempeño se traduce en un mejor puntaje para postular a sus posteriores especializaciones.
Lo anterior fue destacado por el profesor Jaime Barraza, coordinador de la asignatura de Internado y de las prácticas profesionales de la Escuela de Odontología de la UV, quien sostuvo que este concurso es un desafío para los estudiantes, ya que muchas veces resulta arduo, complejo, pero que en definitiva es muy gratificante. “Estas dos tituladas son un ejemplo de vocación y dedicación. Las felicito porque además fueron muy buenas estudiantes y no me cabe duda de que se desempeñarán de gran manera y ayudarán a mucha gente”.
Tanto Paula como Camila deberán permanecer en sus respectivas destinaciones por un plazo que fluctuará entre los tres y cinco años, tiempo durante el cual esperan conocer en detalle la realidad de las comunidades en las que hoy ejercen, esforzándose por contribuir con su quehacer al bienestar de las personas que viven en ellas, seguir aprendiendo y -de paso- dejar huella y educar.
En efecto, estas tituladas de la UV coincidieron al comentar que al aceptar ser dentistas generales de zona asumieron voluntariamente el desafío de ser parte de un servicio público valioso, que busca dar respuesta a la precariedad del sistema de atención primaria de salud, en particular en lo referido a las prestaciones odontológicas.
Vocación a prueba
Para Camila Paredes, haber sido seleccionada para la EDF representa un gran logro personal. “Ingresé a estudiar Odontología por vocación, para ayudar a otras personas. Mas no puedo dejar de agradecer a mi casa de estudios, que me entregó las herramientas necesarias para enfrentarme a los desafíos que hoy se me presenten. Agradezco enormemente el apoyo que me han brindado mis profesores y confío en dejar en alto el sello de la Universidad de Valparaíso”.
Antes de postular a este concurso, Camila hizo su internado clínico en el Hospital San Juan de Dios de Los Andes, experiencia que calificó de “grata” y que le permitió reforzar sus debilidades y desenvolverse de mejor manera como promotora de la salud oral, ayudando de forma preventiva y recuperativa a los pacientes.
Por ello, cuando fue destinada al austral Servicio de Salud de la Región de Aysén, zona lluviosa, apartada y de paisaje excepcional, se sintió más que preparada. Tuvo su inducción en el Hospital de Cochrane y días después comenzó sus funciones oficiales en la posta rural de Caleta Tortel.
En esa unidad es la única dentista del grupo de profesionales de la salud que allí presta servicios. “No conocía la región. Fue una sorpresa llegar y conocer Caleta Tortel, de la que sabía solo por fotos. Son poquitos habitantes y hay muchos problemas de conectividad, así que la posta es un gran apoyo para la comunidad”, expresó Camila Paredes.
Hacer patria
Una situación similar enfrenta desde mayo pasado Paula Catalán, quien a su vez fue destinada a la nortina comuna de Illapel, en la Región de Coquimbo, al otro extremo de Chile.
Allí, en medio de un territorio difícil, donde el agua es tan escasa como la atención dental, llegó -como ella misma lo afirma- para “hacer patria”.
“En principio quería ir al sur, pero al final me seleccionaron para venir hasta acá. Ha sido una experiencia fascinante en lo profesional y humano, pero -no lo voy a negar- el nivel de trabajo es absorbente: hay días en que una está 12 horas seguidas atendiendo y haciendo todo tipo de labores, administrativas y logísticas. Porque en una comuna como ésta, que si bien tiene 30 mil habitantes y un centro urbano grande, hay muchos sectores rurales alejados, donde la gente con suerte puede ver a un dentista una vez al año”, confesó la titulada de la Escuela de Odontología de la UV.
No obstante, Paula aseguró que en todo momento se ha sentido bien preparada para lidiar con la dificultades que ha enfrentado en este tiempo, lo que le ha hecho valorar y apreciar de manera distinta lo aprendido en la universidad, en particular aquellas materias que durante su formación pensó que eran innecesarias o que nunca las iba a ver cuando ejerciera como profesional.
“Antes de venir a Illapel trabajaba en el Cesfam Esperanza de Valparaíso, en el programa de prótesis. Si bien allí había carencias y desafíos, en nada se comparan con los de acá. Aquí he debido lidiar incluso con factores emocionales, ya que la carga es distinta; y porque aunque hay otros siente dentistas entre todos no alcanzamos a atender los requerimientos de la comunidad. A veces dejas sin atender a personas que te están esperando por horas y eso te afecta. Pero si me preguntaran ahora si estoy arrepentida de cumplir este desafío, diría absolutamente ¡no! Todo lo contrario. Yo le recomiendo a los estudiantes que hoy cursan el pregrado que postulen y hagan este servicio, porque los hará mejores dentistas”, concluyó Paula Catalán.