Alumnos de Psicología UV visitaron ex centro de detención y tortura Rocas de Santo Domingo
En el marco del curso “Ética y legislación”, que dicta la profesora Ximena Faúndez.
Más de noventa estudiantes de la Escuela de Psicología UV realizaron una visita al ex balneario popular y ex centro de detención y tortura Rocas de Santo Domingo, en el marco del curso “Ética y legislación”. La visita fue guiada por Ana Becerra, directora de la Fundación por la Memoria San Antonio, y Milko Caracciolo, concejal de San Antonio. La organización estuvo a cargo de las profesoras Ximena Faúndez y Pía Urrutia, con el apoyo de la referida unidad académica.
La doctora Faúndez destaca que el lugar escogido para la visita fue construido el año 1971, en respuesta a la medida 29 del programa de gobierno del Presidente Salvador Allende, la cual procuraba el derecho al descanso de los trabajadores: “Fomentaremos la educación física y crearemos campos deportivos en las escuelas y todas las poblaciones. Toda escuela y toda población tendrán su cancha. Organizaremos y fomentaremos el turismo popular”.
Dicha medida no se llevó a cabo: “En septiembre de 1973, Manuel Contreras se apropió de este centro vacacional a fin de habilitarlo como escuela de adiestramiento de la Dirección Nacional de Inteligencia, DINA, en técnicas de tortura”, indica la académica, añadiendo que “el uso de estas cabañas como lugar de entrenamiento de los agentes de la DINA y primer centro de torturas y exterminio se conoció gracias a las revelaciones contenidas en el libro ‘El despertar de los cuervos’, escrito por el periodista chileno Javier Rebolledo”.
Acota Ximena Faúndez que “esta es segunda vez que la Escuela de Psicología UV facilita la realización de una visita académica de sus estudiantes a este lugar. Esto porque se trata de una experiencia que permite un acercamiento desde el mundo académico a las prácticas brutales de la violencia política de la dictadura cívico militar, así como a los rostros, identidades e historias de los sobrevivientes de la tortura y de las víctimas de muerte y desaparición, generando la convicción ética de que es necesario recordar y transmitir estas memorias a las nuevas generaciones”.