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Docente de Educación Parvularia dialogó con vicepresidenta de la Junji en programa radial

15 Julio 2016

Frente a los micrófonos de Radio Cooperativa, en un espacio de alcance nacional, ambos hablaron sobre el rol del juego como herramienta pedagógica.

¿Por qué es importante validar la dimensión puramente lúdica de los juegos que practican los niños? ¿Qué beneficios tienen las actividades recreativas como herramientas pedagógicas cuando dejan de estar circunscritas a pautas o reglas? ¿Cuál es el rol que deben ejercer en su aplicación los padres, educadores y adultos en general?

Estas y otras preguntas fueron la base del interesante diálogo que sostuvieron en Radio Cooperativa el académico e investigador de la Escuela de Educación Parvularia de la Universidad de Valparaíso, Alberto Moreno Doña, y la vicepresidenta ejecutiva de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji), Desirée López de Maturana.

Ambos fueron invitados al programa “Juego, luego aprendo…”, que se realizó en los estudios centrales de dicha emisora, en Santiago, bajo la conducción de la periodista Marcela Soto, y que tuvo por objetivo abordar los beneficios y analizar los errores que el acto de jugar puede llegar a tener en el aprendizaje de las niñas y los niños, en especial durante la infancia temprana.

Tanto el profesor Moreno como la vicepresidenta de la Junji coincidieron al señalar que en la actualidad es necesario renovar el rol que se le asigna al juego cuando se lo utiliza o justifica como una herramienta pedagógica más de los sistemas escolares, al tiempo que advirtieron que el proceso de “escolarización” al que poco a poco se lo ha sometido está coartando su función creativa y, por consiguiente, su capacidad para hacer que los niños descubran por sí solos las respuestas a las interrogantes que les van surgiendo, aun cuando éstas puedan estar erradas en un principio.

“Jugar es una dimensión propia del ser humano, presente en cualquier edad. Provoca curiosidad, permite explorar, desafiar, transgredir... Pero eso sucede cuando el juego no está reglado en forma arbitraria, sino cuando surge desde la dimensión lúdica o natural de la persona”, afirmó Desirée López de Maturana.

En esa línea, el docente de la UV argumentó que este tipo de actividad requiere de un espacio y de un momento, ya que al jugar el niño lo primero que hace es ser él mismo. “Es decir, juego, luego estoy siendo y después aprendo. Sentir es lo que permite aprender. Entonces, se deben crear espacios y tiempos que permitan al niño ser. Así obtiene la riqueza de esa actividad para explorar el mundo, aprender y entender.

Rol del educador

Ambos también se refirieron al rol de los educadores en esta materia y a la necesaria capacidad que deben tener para evaluar de manera adecuada el contexto en el que cada niño juega, pero evitando caer en visiones y actuares paternalistas.

“Los adultos no podemos dejar de ver el juego como adultos. Por lo mismo, asumimos que el juego siempre es para algo, que es sistemático en su finalidad. Pero no es así. Desde el punto de vista de los niños el juego es un proceso que se da en forma natural, y su finalidad está implícita en su desarrollo, pero no establecida como un fin por ellos”, concluyó el académico de la Escuela de Educación Parvularia de la UV.

Escuche aquí el programa completa