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“Esta muestra es el desarrollo de una caligrafía pictórica”

15 Junio 2016

Así explica el arquitecto y académico Gustavo Ávila su exposición “Abran cancha”, que se exhibe en la Casona Atkinson.

Una muestra selectiva de pinturas que van del 2005 al 2016, en formato mediano grande, en acrílico, sobre tela y madera, conforma la exposición “Abran cancha”, que el arquitecto y académico de la Escuela de Arquitectura UV Gustavo Ávila se encuentra exhibiendo en la Sala Pablo Mondragón de la Casona Atkinson.

Según Avila, la muestra está “influida por el quehacer y el oficio, a partir del dibujo, del croquis, del desarrollo de la arquitectura y de la docencia de la escuela. Así terminé pintando lo que hago y hablo, para intentar mostrar la búsqueda del lugar, del sentido del lugar”.

El académico y arquitecto agrega que la exposición resume “miradas y conversaciones que permiten una reflexión continua a través del tiempo, es el desarrollo de una caligrafía pictórica, desde los primeros trazos, muy pensados, incluso predibujados, hasta los que están dibujados directamente sobre la madera o la tela, donde hay un menor esquema y un mayor arrojo, es el resultado de once años de pintura”.

Experimentación con el color

En cuanto al contenido de las obras, Ávila asegura que “se relaciona con la experimentación con el color, esta muestra se desarrolla con colores muy primarios y fuertes, pero a partir del color como instrumento se va dibujando esta idea de lugar, que no es solo el contorno de las cosas, sino que también es lo que pasa dentro y que uno rememora”.

“Es una colección de muchas experiencias que fueron ocurriendo en el tiempo, muchas reflexiones de lugares, pero no son la réplica de aquello, no son una radiografía, aunque, por supuesto, busca registrar esos lugares”, añade.

Sobre la técnica utilizada el arquitecto señala que “en un comienzo fue acrílico, pero también mucha espátula, aunque el pincel y brocha tienen una presencia protagónica. El soporte formal es la tela, muy enmarcada, y lo último es madera, con soportes que encuentro en casa, de desecho o reciclados, piezas que aparecen de demoliciones o lo que esté a mano”.

Mirada conjunta

Consultado por la necesidad de exponer este trabajo, Ávila explica que “es más que nada una intención. Las redes permiten anticiparnos, hacer sinopsis de lo que hacemos, pero la experiencia del soporte digital versus el material y poder tocarlo es otra cosa, la idea es compartirlo”.

“El trabajo en solitario en taller es de corta distancia, muy personal, al exponerlo pierde la condición paternal sobre la obra y la deja sola. Al mirarla a distancia, aparece otra reflexión, la palabra del otro, la crítica, que permite regular el desarrollo de la obra futura y, por supuesto, tiene algo de ego también, mostrar lo que uno tiene, que no quede guardado en la casa, compartir esta vorágine de colores”, agrega.

Ávila señala que “este desarrollo no es solo personal, forma parte de una evolución colectiva, formo parte de esta escuela y de esta ciudad, y precisamente esta muestra funciona en esta mirada conjunta, no soy pura reflexión en el taller, soy parte de lo que pasa acá”.