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Clásico de Juan Radrigán vuelve a Sala Negra UV

09 May 2016

“El loco y la triste” se presenta los días 13, 14, 27 y 28 de mayo, a las 20:30 horas.

El encuentro de dos marginales, Eva, una prostituta llena de frustraciones y anhelos, y El Huinca, un borracho al borde de la muerte y sediento de libertad, es el argumento central del clásico “El loco y la triste”, del destacado dramaturgo nacional Juan Radrigán, que se presentará los días 13, 14, 27 y 28 de mayo, a las 20:30 horas, en la Sala Negra UV, ubicada en Avenida Brasil 1647, Valparaíso.

El montaje, llevado a cabo por Estudio Creativo NOOU, pone en escena a ambos personajes marginales que comparten sus experiencias de vida las que van tiñendo la historia con matices cómicos y profundos espacios de honestidad que defienden la dignidad humana, más allá de las condiciones.

La dirección está a cargo de Mauricio Daille y las actuaciones corresponden a Javiera Quezada y Néstor Carvajal, quienes desarrollan esta propuesta revisitando un texto paradigmático del teatro nacional.

Al respecto, el director Mauricio Daille explica que “esta obra es vigente a pesar de su antigüedad. Los conflictos y la simpleza de los personajes son características que le dan cierta transversalidad. Si tomamos estos personajes hoy o diez años atrás siguen teniendo sentido las problemáticas que nos propuso el autor en los años ochenta”.

Daille asegura que “otro elemento que aporta en esta transversalidad y que utilizamos como eje en la puesta en escena son los toques de humor con los que Radrigán nos muestra este mundo del desamparo. Desde que tomamos el texto nos llamó la atención que en muchos diálogos la primera reacción es la risa, para luego notar el estado real de estos personajes marginados y solitarios”.

“El loco y la triste” fue estrenada en Valdivia el 3 de julio de 1980, con montaje del Teatro Bufo y dirección de Jorge Torres Ulloa. Al respecto, el director asegura que “la línea del humor que usamos en nuestro montaje es bastante atractiva y efectiva a la hora de acercar el conflicto al público y a nosotros mismos”.

“Pese a la antigüedad del texto y de haber tomado la década de los ‘80 como estética del montaje, creemos que no se hace difícil conectar con lo que se está mostrando en escena, pues nos hicimos cargo del elemento del humor y trabajamos con él como herramienta”, añade.