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“Los bienes culturales tienen que estar en la conciencia de los trabajadores y de la sociedad”

07 Abril 2016

Afirma el académico uruguayo Rodolfo Porrini, doctor en Historia, de visita en la Universidad de Valparaíso.

“Los gobiernos tienen el deber de impulsar leyes que generen mejores condiciones para que la población de todas las clases sociales tenga un mejor acceso y obtenga más derechos, para poder tener una mirada activa en la vida”. Así se expresa el académico uruguayo Rodolfo Porrini, doctor en Historia y profesor titular del Instituto de Ciencias Históricas de la Universidad de la República, Uruguay, quien se encuentra desarrollando una visita a la Universidad de Valparaíso.

El doctor Porrini fue invitado en el marco del proyecto Fondecyt Iniciación 11140839, patrocinado por Conicyt y la Universidad de Valparaíso, dirigido por el profesor Patricio Herrera, de la Escuela de Ingeniería Comercial. Con la organización del Instituto de Historia y Ciencias Sociales, impartió en la Facultad de Humanidades la conferencia “Izquierdas y tiempo libre de los trabajadores en Uruguay (siglo XX)”.

Consultado respecto a que las formas actuales de explotación utilizan incluso el tiempo libre de los trabajadores y de qué forma su estudio puede iluminar sobre esa realidad, el doctor Porrini señala: “Creo que siempre ayuda tener claro cuáles son los componentes de la problemática. Cuando yo trato de analizar las dificultades de los trabajadores que tenían muchas horas de trabajo a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, eso requería pensar que había todo un aspecto de la gente que no podía ser cumplido bien. Había muchos reclamos de los gremios obreros, de las sociedades de resistencia como se llamaban, para que hubiera las tres ocho: ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso o sueño, y ocho horas para el tiempo libre, para educarse, para tener ocio, incluso para participar en poder cambiar el mundo”.

No todos los trabajadores accedían a esa posibilidad. “Hubo organizaciones gremiales, organizaciones políticas de izquierda que impulsaron distintas formas de cómo entender el tiempo libre, la participación en bibliotecas, ateneos, centros sociales, usando distintos medios, como el cine, o usando el tiempo libre a través de picnics o paseos campestres, veladas en espacios cerrados, teatro, música, poesía... O sea, las expresiones de la época donde había la sociabilidad que mucha gente precisaba y practicaba. Eran épocas de mucha inmigración, a comienzos del siglo XX, y se construyeron lugares de encuentro, lugares de fraternidad, y también para aprender, para discutir; había cursos y conferencias. Estas actividades propendían a establecer una cultura de los trabajadores, que estaban tratando de impulsar otras formas de vida y de funcionamiento de la sociedad”.

En tiempos actuales, agrega el profesor Rodolfo Porrini, “pienso que, tal vez, en la medida en que hay nuevamente problemas parecidos, por el consumo o por la falta de consumo, por condiciones difíciles de acceder a los bienes culturales, sean educativos —porque no es gratuito—, sean de ocio, como ir a un recital, esos problemas tienen que estar en la conciencia de los trabajadores, de las personas encargadas de organizar la sociedad, de los políticos, de las organizaciones sociales, que también tienen un papel muy importante, porque ellas mismas pueden autoorganizarse y proponer cosas, como ocurría en este período que yo he venido estudiando”.

Muchos estudios han coincidido en señalar que en América Latina las personas trabajan más de ocho horas. Al respecto, comenta el académico uruguayo: “Eso es parte de las formas liberales que permiten una flexibilización tal que a veces la legislación no es cumplida, o se permite porque la gente quiere trabajar más porque piensa que tiene que tener más dinero para consumir más, para tener bienes que tal vez no sean tan necesarios. Pero eso tiene que ver un poco con las ideas que tienen esas personas; obviamente, los empleadores, los patrones, tratan de ganar dinero, y ese es su norte, salvo algunos que puedan tener algunas inquietudes sociales o comprensivas de la gente. Es un problema también”.

Además de lo ya señalado en cuanto a la participación de la sociedad civil y las organizaciones sociales a través de sus demandas y sus prácticas, el académico señaló: “Los gobiernos tienen el deber de impulsar leyes que generen mejores condiciones para que la población de todas las clases sociales tenga un mejor acceso, obtenga más derechos, y en especial el derecho a la educación, a la formación, para poder tener una mirada activa en la vida”.