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El desdibujado límite entre lo público y lo privado en la política

13 Noviembre 2015

XIV Simposio Iberoamericano de Filosofía Política se realiza en la Facultad de Humanidades de la UV.

Una invitación a reflexionar, abriendo espacios para que desde allí sea posible debatir, formula el XIV Simposio de Filosofía Política “Lo público y lo privado en el espacio de la política”, que se desarrolla hasta este viernes en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Valparaíso, convocado por la Asociación Iberoamericana de Filosofía Política, AIFP.

La consolidación global de las sociedades de masas, la diversidad de sus modos de organización institucional y expresión social, así como el desarrollo de nuevas tecnologías y modalidades de medios de comunicación, son algunos de los ejes que al menos desde el siglo XX han contribuido a rearticular las formas de ejercicio de la política en Occidente y más allá de él. Los perfiles específicos que esas transformaciones han adquirido en Iberoamérica se manifiestan en los espacios de lo público y lo privado, en los que ellas coexisten y se encuentran en un complejo proceso de reajustes. Esto sucede con las realidades y el imaginario de configuración de las políticas públicas, decisiones de los ciudadanos y del Estado, así como su cruce con las elecciones de los individuos y de los intereses particulares de comunidades y empresas privadas. Con las experiencias identificables hasta el tiempo actual, cabe repensar algunos efectos de tales cambios y avistar perspectivas de sus posibles despliegues venideros.

Uno de los numerosos invitados internacionales del simposio es el profesor Fernando Longás Uranga, de la Universidad de Valladolid, España. Longás fue coordinador de la mesa “Sujeto moderno y espacio político: crisis y nuevas geografías de lo público y lo privado”.

Consultado respecto de cómo mantener el límite entre lo público y lo privado en una sociedad como la actual, en que estamos llenos de cámaras y dispositivos que nos ven permanentemente y en la que nuestros datos son bastante públicos, el académico señala: “De hecho, la conferencia inaugural, que la dio Ernesto Ottone, tenía que ver precisamente con el impacto de los mass media y de todos los temas informáticos en la práctica misma de la democracia. La democracia efectivamente tiene como un eje central el respeto a los derechos que alojan en la vida privada de los sujetos, y eso es lo que ha sido absolutamente vulnerado, permeado por estos medios. Y bueno, hay casos todos los días, como el del diputado acá en Chile (Guillermo Ceroni) hace poco”.

Añade Longás que “hemos escogido este tema precisamente por la tremenda actualidad y pertinencia, porque son categorías con las cuales en el Estado moderno, en un orden político, se entendieron las relaciones de poder, y que hoy, casi imperceptiblemente, se ha ido desdibujando producto —uno de los factores: no es el único— de un factor importante que es el desarrollo de los medios de comunicación, los medios tecnológicos, estos artefactos que permean y que hacen que lo privado de alguna manera pueda ser expuesto con facilidad: somos mirados en nuestra vida privada. Lo cual tampoco significa que todo sea tan malo, tampoco lo que había antes era extraordinario, por eso que lo hemos puesto como tema central”.

Longás comenta que lo que la filosofía aporta al tema, “y sobre todo desde la filosofía del XIX o del XX, yo creo que lo que es preciso afirmar es que es una distinción ideológica. Que sea una distinción ideológica no significa necesariamente que sea mala, sino que tiene una dimensión que distorsiona lo real, que lo falsea. No hay una realidad privada ni una realidad pública, pero sí son realidades que hemos ido conquistando a la luz de ciertas formas de valorar los derechos de los hombres. Y el principio del derecho, sobre todo el derecho de propiedad, dentro de una forma liberal de entender el Estado, ha sido capital en la construcción del orden político. Ahora, es eso precisamente lo que ha desarrollado lo que es el postcapitalismo, que hace entrar en crisis al mismo sistema, puesto que efectivamente los derechos privados asentados sobre el principio de propiedad, han terminado por llevar hacia un extremo lo que es la acumulación capitalista. Y entonces, claro, el compromiso con lo público cada vez se hace más tedioso, se hace más pesado, hay que poner más leyes, hay que oprimir más, y no está de alguna manera inserto en la vida privada como valores”.

Respecto de si se puede ofrecer soluciones, Fernando Longás indica: “Eso es lo que la filosofía intenta hacer, poner a pensar a la gente. Ese es el objetivo de simposios como este, de filosofía política. Soluciones en general la filosofía es muy mala para dar, porque entonces haríamos práctica política, militancia política. Creo que el paso previo a enfrentar este tipo de dilemas, por ejemplo la educación, es poner posiciones, de alguna manera, para motivar la reflexión. La filosofía trabaja precisamente en eso, en la tensión dialéctica de las posturas. Las soluciones no vienen de la filosofía: vienen de la praxis de la ciudadanía. Pero si no reflexionamos sobre estas cosas, no es posible encontrar soluciones”.