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El efecto tsunami podría elevar los precios en Semana Santa

03 Abril 2014

A la crítica situación en que se encuentra casi la mitad de las pesquerías del país, según un informe emanado por la Subsecretaria de Pesca y Acuicultura, esta semana se agrega el impacto generado por el movimiento telúrico y el tsunami en la flora y fauna marina de las zonas afectadas.

Los cambios provocados en el borde costero por el terremoto de 8.2 grados Richter que sacudió este martes al norte del Chile y el posterior maremoto que golpeó las costas chilenas, sumados a la sobreexplotación y agotamiento de tradicionales productos marinos, podrían disparar los precios de pescados y mariscos en la tradicional celebración religiosa de Semana Santa.

A la crítica situación en que se encuentra el 48 por ciento de las pesquerías del país, según un informe emanado por la Subsecretaria de Pesca y Acuicultura, Subpesca, esta semana se agrega el impacto generado por el movimiento telúrico y el tsunami en la flora y fauna marina de las zonas afectadas.

“El cambio principal es en el borde costero, como ha sucedido en los terremotos de 1985 y de 2010 en el Biobío, con consecuencias en cambios en los límites de áreas de manejo, variando la superficie total de las mismas, junto a la destrucción de infraestructura de desembarque y apoyo de embarcaciones y materiales de pesca, además de la interrupción de los accesos a las caletas de los pescadores, entre otros”, explica la investigadora Chita Guisado, bióloga de la Facultad de Ciencias del Mar y de Recursos Naturales de la Universidad de Valparaíso, quien aseguró que al producirse el levantamiento del borde costero hay un impacto en la fauna y flora bentónica.

“El tsunami puede afectar zonas de cultivo suspendido (abalones, ostiones), dado que los sistemas suspendidos se enredan, como sucedió en Caldera y Tongoy en 2010”, asegura la experta, añadiendo que estos efectos podrían obligar a los pescadores artesanales a desarrollar sus actividades en las áreas de libre acceso.

Metales tóxicos

La investigadora advierte que considerando lo observado en el sur del país “podría esperarse un aumento en la contaminación, principalmente de cadmio”. El cadmio es un metal pesado que puede ser encontrado en la corteza terrestre, y produce efectos tóxicos en los organismos vivos, aun en concentraciones muy pequeñas.

“Dependerá de la zona, pero podrían llegar a la costa metales pesados capaces de contaminar la flora y fauna, especialmente animales filtradores como la navajuela o el ostión. Probablemente podría haber disminución de oferta de productos y aumento en los precios”, dice la profesora.

Esta contingencia se suma —de acuerdo al informe de la Subpesca— al complejo escenario que enfrentan 16 de las 33 pesquerías en Chile, que se encuentran sobrexplotadas y agotadas, como el congrio dorado, el alfonsino y la merluza austral. Conceptualmente, otro "terremoto" para la industria.

Estado de las pesquerías

En palabras de la investigadora, el diagnóstico realizado por la autoridad, que señala que existen ocho pesquerías agotadas, ha sido generado principalmente por la información generada por el Instituto de Fomento Pesquero. Sin embargo, también por el desarrollo de los proyectos del Fondo de Investigación Pesquera y aportes de la investigación realizada por las universidades u otras organizaciones.

“Coincido plenamente con el diagnóstico realizado hasta ahora basado en la información existente. Este diagnóstico permite concluir que de un año a otro ha cambiado el estado de una pesquería, no necesariamente porque en ese año las cuotas fueron elevadas: existen otros factores que influyen en el desarrollo de una pesquería, como temperatura, salinidad, alimento, etcétera, directamente relacionados con la vulnerabilidad del recurso. Si uno ve el diagnóstico se da cuenta que muchas pesquerías que estaban sobreexplotadas e incluso en plena explotación en 2012, ahora están agotadas, se puede ver una tendencia bastante clara”.

Medidas y fiscalización

Para la experta en zoología, lo importante es tomar medidas precautorias, como realizar el seguimiento de cada pesquería; contemplar planes de manejo en cada una de ellas, con prioridad en aquéllas que se encuentran sobreexplotadas, y también en las que se encuentran en plena explotación.

“¿Cómo hacerlo? Posibilitando realizar las investigaciones necesarias para determinar vedas y cuotas adecuadas, y por otro lado, que la población tome conciencia de lo importante de respetar las medidas. Paralelamente se hace necesario incrementar la fiscalización de parte de Sernapesca, aumentando su dotación”, señala.

Recursos vulnerables

La profesora afirma que existen varios recursos sobreexplotados, tales como la merluza, el jurel y el bacalao. Cambiar ese estado dependerá de que se tomen las medidas adecuadas y también de la vulnerabilidad del recurso, ya que todos no son afectados de la misma manera por el cambio de las condiciones del medio.

“Creo que lo que ha influido en que los recursos se encuentren en estas condiciones, ha sido la falta de medidas precautorias. Sin embargo, hay que considerar que dichas medidas deben tomarse con información técnica adecuada, y esto significa que hay que hacer investigación y seguimiento de las pesquerías. No es que no haya habido investigación, pero aún es necesaria más y la adecuada. Creo que con los Comités Científicos Técnicos (CCT) se podrá dar un paso adelante, siempre que haya financiamiento. Importante es que estos CCT consideran sólo la parte técnica y están desvinculados de la industria”, explica la profesora.

En el caso de los organismos bentónicos —loco, lapa, erizo, algas—, a lo menos en el norte del país es baja la extracción, excepto las algas que van a la industria, “que en estos momentos tiene precios muy altos. Hay preocupación en los organismos técnicos por la demanda que redunda en el aumento de la extracción”, asegura la académica.