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Tiburones y rayas retornaron a alta mar

20 Diciembre 2012

El proceso de liberación estuvo a cargo de un grupo de buzos del Laboratorio de Biología y Conservación de Condrictios (Chondrolab) de la Universidad de Valparaíso, quienes llevaron las especies a alta mar, a una zona donde habitualmente desovan estas especies.

Activos tiburones pintarroja y rayas costeras de arena fueron devueltos al mar en una jornada que se coronó con el instinto de sobrevivencia de los cerca de cien ejemplares liberados en la costa de Montemar. Los jóvenes especímenes retornaron a su hábitat natural, luego de haber sido estudiado su desarrollo embrionario en el Laboratorio de Biología y Conservación de Condrictios (Chondrolab) de la Universidad de Valparaíso.

La acción liderada por el biólogo marino Francisco Concha, director del Chondrolab, se realizó junto a un grupo de buzos, quienes liberaron a los jóvenes ejemplares de tiburones pintarroja común y rayas del tipo Sympterygia brevicaudata y Sympterygia lima, en alta mar a una profundidad de diez a quince metros.

Tal como lo aclaró Francisco Concha, quien es experto en tiburones, estas especies son ovíparas; es decir, liberan huevos al ambiente. Las hembras pintarrojas depositan huevos durante el tiempo de apareamiento, los que permanecen dentro de cápsulas alargadas de color dorado, a las que popularmente llaman “monedero de las sirenas” y que a menudo se encuentran localizadas en las costas marinas y en bahías rocosas. En tanto, las rayas depositan sus huevos dentro de cápsulas cuadradas de color negro, donde el embrión se desarrolla hasta que puede romper la cobertura y salir por sus propios medios.

Uno de los pocos centros

El Chondrolab de la UV es uno de los pocos centros de investigación que se ha enfocado en el estudio de tiburones, rayas y quimeras en Chile. El quipo de trabajo ya cuenta con varios años de experiencia y ha llevado a cabo investigaciones orientadas principalmente hacia aspectos de la biología reproductiva y desarrollo de condrictios, pertenecientes al grupo de peces cartilaginosos.

“Las rayas liberadas son todas costeras, pero hemos encontrado evidencia de segregación espacial por sexo; eso significa que los machos viven más en la costa y las hembras —al parecer— prefieren las profundidades del fondo marino. No obstante, las hembras se acercarían al borde costero a desovar en determinada época del año”.

El biólogo marino afirmó que en el caso de los escualos “existe también evidencia que demuestra que el período de gestación más largo en la naturaleza lo poseen algunas especies de tiburón (tres años y medio), mucho más que el elefante africano y la ballena azul; lo normal es entre siete a ocho meses”, aseguró.

El proceso de liberación estuvo a cargo de un grupo de buzos, quienes llevaron las especies a alta mar, a una zona donde habitualmente desovan rayas y tiburones. A una profundidad cercana a los quince metros fue liberado cada uno de los ejemplares, que rápidamente y movidos por su instinto de supervivencia se desplazaron en distintas direcciones, perdiéndose en las profundidades del océano.

El biólogo marino explicó que el comportamiento natural de las rayas es ir al fondo del mar y enterrarse para ocultarse de los depredadores. Estos ejemplares pueden crecer hasta un metro de diámetro. Por su parte, los escualos pintarrojas (Schroederichthys chilensis) nadan instintivamente en busca de alimento y tienen un lento crecimiento (entre 70 centímetros hasta aproximadamente un metro de longitud) y pueden llegar a pesar cerca de tres kilos; ellos comparten muchas características con ejemplares más grandes y son depredadores voraces. Habitan a lo largo del país en aguas hasta los 50 metros de profundidad.

53 especies de tiburón en Chile

En el mundo hay 490 especies de tiburón y 53 de ellas se pueden encontrar en Chile, algunas son de origen endémico y otras son visitantes en tránsito. Por ejemplo, el tiburón mako, de un tamaño de entre 3,5 y cuatro metros de longitud, con pesos de hasta 700 ó 750 kilos, y el azulejo, con una longitud promedio de 2,5 metros y un peso de 80 kilos, aparecen estacionalmente en el verano, durante el viaje que realizan a través del Pacífico. Otras especies, como los tiburones martillo y peregrino (o ballena), que pueden alcanzar hasta los seis metros de largo, son raros visitantes de nuestras costas.

A pesar de que los tiburones gozan de la nefasta fama de “depredadores y asesinos”, el académico tiene otra mirada: si bien son animales voraces con una enorme capacidad para aniquilar a sus presas, descartó posibles ataques a bañistas cerca de la orilla del mar. De hecho, aseguró que mueren más personas por picaduras de abejas que por ataque de tiburón.

“No es que no ataquen, lo que sucede es que los tiburones que tienen capacidad para hacer daño son especies que se encuentran más allá de las cinco millas. Es muy poco probable que ataquen a una persona cerca de la orilla de la playa. Uno tendría que estar nadando a una distancia de unos diez kilómetros mar adentro para que eventualmente se encuentre con un tiburón grande”, afirmó el experto.

Finalmente, el académico apuntó su argumento a la dieta de los escualos. “Los tiburones buscan grasa, por eso consumen lobos marinos y preferentemente sus crías (que son 80 por ciento grasa); las ballenas muertas y vivas también son parte de su alimentación, cardúmenes de sardinas, jureles y caballa, y en general la comida fácil. Si el tiburón buscara a personas como presas, nadie sobreviviría a su ataque”, concluyó.