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Políticas públicas que reconecten a las comunidades con su cultura son claves para desarrollo de turismo creativo

13 Diciembre 2012

Sergio Molina presentó en la Facultad de Humanidades “Turismo creativo. El fin de la competitividad”, en donde apuesta por la colaboración y no la competencia a la hora de potenciar un destino como turístico.

“El turismo creativo debiera implementarse como una política de Estado”. Con esta afirmación, Sergio Molina, experto en planificación y desarrollo del turismo, cerró la presentación de su más reciente libro “Turismo creativo. El fin de la competitividad”, la que realizó en la Facultad de Humanidades UV y que fue organizada por el Centro de Investigación en Turismo y Patrimonio de la Región de Valparaíso.

La actividad contó con la presencia de diversos actores del sector turístico de la zona y fue encabezada por la académica UV, Marisol Castro, directora del CITyP, instancia que permitió conocer desde la experiencia de Molina las realidades del turismo en otras regiones de Sudamérica y el desafío de reinventarlo, desde lo que él plantea como turismo creativo.

El académico chileno, quien pertenece a la Asociación Internacional de Expertos Científicos en Turismo, señaló que en ciudades donde se han desarrollado diversos proyectos turísticos jamás éstos han apuntado a un desarrollo económico y social acorde a quienes viven en el lugar.

“Cancún se transformó en la primera experiencia de turismo integrado en la década del 70 en este lado del mundo, y hoy de sus 500 habitantes pasó a tener más de un millón y más de 35 mil habitaciones para turistas en los hoteles que posee. Pero esto no termina con los problemas de exclusión social, pues junto a la parafernalia del gran turismo y el entretenimiento, el destino no logró potenciar el desarrollo de la ciudad de igual manera. Quienes lo visitan no se dan cuenta de que aún existen problemas de asentamiento o familias sin agua potable”, recalcó Molina, dando a entender que el actual modelo de la empresa turística sólo se dedica a captar mayores visitantes y sus ingresos.

A esto es lo que apunta su libro, en el que intenta plasmar una idea concreta de lo que él describe como turismo creativo. “No hablamos de productos innovadores, sino de plantear un nuevo modelo de desarrollo turístico, que implique ruptura de conceptos tradicionales, nuevas prácticas y políticas e integre diferentes actores. Es un cambio sísmico”.

Este planteamiento nace a raíz de que el autor explica que el turismo debe ser un medio para el desarrollo económico y social de los lugares y no un fin en sí mismo, pues “la sociedad debe ser retribuida por la utilización de los bienes y recursos públicos que se invierten en esta materia”, los que a ellos también pertenecen.

¿Cómo hacerlo?

La tarea mayor que Molina plantea en su libro es cómo lograr que esta visión de turismo cambie. Afirma que es vital partir desde la confianza que puedan desarrollar los actores cercanos al proyecto, es decir, quienes viven en una comunidad o ciudad, quienes al ver que este vuelco genera resultados, también decidirán ser parte.

“La industria turística nos tiene encapsulados, pues replicamos otras ideas siempre mirando a otros países, y el tiempo avanza y no logramos generar nada nuevo, seguimos atrapados en los modelos de siempre, en que el sistema institucional del servicio público sirve a la industria y no al desarrollo”, destacó el experto.

El modelo de desarrollo del turismo creativo responde a seis factores importantes para su desarrollo: abundancia, entendiendo que todo lo que se necesita para generar el cambio se encuentra en el mismo lugar; la multidimensionalidad; no localidad, capacidad de generar nuevas ideas y no restringirse a observar economías avanzadas, pues todos son creativos; la colaboración; la sincronicidad, y por último, la reconexión, orientada a valorar, entender y comprender la riqueza de la cultura de cada lugar, tanto en su gente como en su patrimonio urbanístico.