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Museo de la Memoria y Universidad de Valparaíso inauguraron primera muestra itinerante

27 May 2010

La sala El Farol es el primer espacio fuera de Santiago en que se presenta el testimonio de los centros de detención y tortura que funcionaron en Chile entre 1973 y 1990. La muestra pone énfasis en el archivo histórico de la Quinta Región.

A fin de proveer un espacio para la reflexión en torno a la importancia de fortalecer la democracia, para que en Chile no se vuelva a vulnerar los derechos humanos y para que los jóvenes y los niños se acerquen a la historia cercana del país, fue inaugurada en la sala El Farol del Centro de Extensión de la Universidad de Valparaíso la primera muestra itinerante del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. La exposición incluye material respecto de los campos de tortura que funcionaron en la Región de Valparaíso entre 1973 y 1990.

La ceremonia fue presidida por el secretario general de la UV, Osvaldo Corrales, y la directora ejecutiva del Museo de la Memoria, Romy Schmidt, y contó con una gran asistencia de público, incluyendo a diversos representantes de entidades vinculadas a los derechos humanos.

En la ocasión, Romy Schmidt destacó que la presencia del Museo de la Memoria en Valparaíso tiene un doble valor: es la primera itinerancia de la entidad, y también es la primera muestra al público después del terremoto del 27 de febrero. “Lamentablemente —dijo— las violaciones a los derechos humanos llegaron a todo el territorio nacional. Por eso, no nos podemos quedar a las puertas del museo en Santiago, sino que debemos salir, y ayudar a la reflexión en torno a la importancia de fortalecer la democracia, para que nunca en Chile se repitan los horrores del pasado”.

Añadió que las vulneraciones de los derechos humanos no son sólo cosa del pasado: “Pueden ser parte del día a día: todos nosotros podemos ser cómplices, autores o víctimas de violaciones a los derechos humanos. Al tener conciencia sobre el tema, podemos estar alertas a los casos de violencia intrafamiliar, de bullying, de abusos laborales”.

Romy Schmidt recordó que en Valparaíso hubo 151 centros de detención, y tres mil 400 víctimas de la represión y la tortura. De ellas, 164 murieron, y 36 siguen estando desaparecidas. Invitó a todos a conocer la exposición, ya que “la memoria es parte de nuestro patrimonio”.

Por su parte, Osvaldo Corrales también valoró la importancia de la memoria, por cuanto “gracias a ella podemos retener nuestras experiencias y aprender de nuestros aciertos y, sobre todo, de nuestros errores; es gracias a ella que buena parte de lo que llamamos propiamente humano puede surgir y desarrollarse”. A pesar de ello, añadió, la sociedad actual tiende a perder la memoria, ante lo cual aparece el rol que la universidad, entre sus múltiples tareas, tiene que asumir: “Contribuir en el proceso de recuperación y mantención de la memoria histórica como parte del proceso general de reflexión crítica respecto de las sociedades en que están insertas”.

Corrales calificó de “imperativo ético” y “acto de justicia y reparación hacia las víctimas” el necesario ejercicio de la memoria, así como de indispensable instruir a los jóvenes y niños de hoy acerca del valor de la democracia y los derechos humanos, “como un logro civilizatorio que es preciso cultivar y perfeccionar”. Anunció asimismo que la Universidad de Valparaíso suscribirá un convenio con el Museo de la Memoria, de modo de apoyar no sólo la presente muestra itinerante, sino asumir un vínculo permanente.

La ceremonia de inauguración consideró la intervención de la agrupación musical Universidad de Valparaíso, que interpretó “En memoria”, un homenaje a Víctor Jara de gran contenido emocional.

En Valparaíso

El Museo de la Memoria expone en la sala El Farol material sobre los numerosos campos de tortura que funcionaron en la Región de Valparaíso, dando cuenta de la vida cotidiana y las actividades de los presos durante la dictadura militar, a través de documentos, imágenes, testimonios y materiales desarrollados por los propios detenidos. Según los informes de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, entre el 11 de septiembre de 1973 y el 10 de marzo de 1990, 164 personas fueron asesinadas por la dictadura militar en esta región; de ellas, 36 son detenidas desaparecidas hasta hoy. Por su parte, la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura registra tres mil 400 víctimas durante el mismo período y la existencia de 151 recintos de detención entre 1973 y 1990.

En la actualidad este museo se encuentra cerrado en Santiago debido al terremoto, por lo cual esta itinerancia, que contiene casi un 20 por ciento del material total, reviste una especial importancia. El Museo de la Memoria y los Derechos Humanos es un espacio de valorización, conocimiento y reflexión sobre las violaciones a la vida y la dignidad de las personas, donde se exponen hechos contenidos en los distintos informes de Verdad, Justicia y Reparación elaborados en el país, ocurridos entre el 11 de septiembre de 1973 y el 10 de marzo de 1990. Contiene una rica colección de casi 100 mil archivos documentales y mil objetos originales de ese período.

La muestra podrá ser visitada con entrada liberada, de lunes a viernes, de 11:00 a 19:00 horas, y sábados de 11:00 a 14:00 horas. Excepcionalmente este domingo 30, por ser el Día del Patrimonio, la muestra estará abierta al público, de 10:00 a 14:00 horas. La sala El Farol se ubica en Blanco 1113, Valparaíso.


[C3]Centros de detención en Valparaíso[/C] Según datos oficiales, los principales regimientos de la Quinta Región fueron utilizados como recintos de detención, a cargo del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. Recintos de la Policía de Investigaciones fueron utilizados como lugares de detención transitoria, y otros como el Club de Tenis de Llolleo, el Liceo Barros Luco y el Liceo N°2 de Niñas, en Valparaíso; recintos de la Universidad Católica de Valparaíso, la Universidad Santa María y sede de la FECH; la Estación Puerto, el estadio de Playa Ancha, el hospital Carlos Van Buren y oficinas del ex Sermena, sólo por algunos días. A éstos se agrega el Estadio de Valparaíso, que mantuvo el número más alto de prisioneros y funcionó hasta noviembre de 1973. Entre los años 1973 y 1976 se habilitaron como centros de detención masiva de prisioneros, provenientes de diversas zonas del país, lugares como Ritoque, Melinka-Puchuncaví e Isla Riesco.