
Estudiantes UV se comprometen con el medio ambiente en segunda edición de Escuela de Gestores Ambientales
Con una alta convocatoria y una participación transdisciplinaria, fue inaugurada la iniciativa impulsada por la Unidad de Medio Ambiente y Sostenibilidad (UMAS UV), que busca fortalecer la conciencia ecológica.
La preocupación por el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la escasez de agua ya no son temas exclusivos del mundo científico. Hoy, estudiantes de Filosofía, Ingeniería, Odontología, Psicología, Trabajo Social, entre otras carreras, se reúnen en un mismo espacio con un objetivo común: formarse como gestores ambientales. Así comenzó la segunda edición de la Escuela de Gestores Ambientales, programa impulsado por la Unidad de Medio Ambiente y Sostenibilidad (UMAS) de la Universidad de Valparaíso, que en su convocatoria 2025 casi duplicó el número de postulaciones para sus 30 cupos disponibles, demostrando el alto interés de la comunidad estudiantil por contribuir activamente al bienestar del planeta.
En el marco del proyecto UVA 2395, esta iniciativa busca integrar el enfoque ambiental en la formación de futuros profesionales a través de un programa complementario que considera módulos teóricos, actividades prácticas, salidas a terreno y trabajo con actores externos.
“Lo que buscamos es transversalizar la temática medioambiental entre los estudiantes, ya que no está incorporada en todos los planes curriculares. Por eso esta Escuela de Gestores Ambientales se transforma en una valiosa oportunidad formativa”, explicó Yenny Olivares, coordinadora de UMAS UV.
“Intentamos priorizar a estudiantes de cursos más avanzados, que tienen menos oportunidades de volver a participar. Lo más gratificante fue ver el interés genuino por aportar, desde cada disciplina, a los desafíos ambientales”, señaló Juan Cisterna, encargado de Educación Ambiental de UMAS UV.
Cisterna agregó que “cualquiera, desde cualquier área, puede ser un gestor ambiental. Se trata de asumir una ética, una forma de ver el mundo, y de actuar en consecuencia. Y eso comienza aquí, en la universidad”.
El programa contempla siete sesiones, con módulos que abordan las temáticas de cambio climático, biodiversidad, energía, recursos hídricos y reciclaje. Estas temáticas están alineadas con las prioridades establecidas por el Ministerio del Medio Ambiente. La metodología es teórico práctica e incluye visitas al Parque Quinta Vergara y centros de reciclaje, donde se promueve el aprendizaje aplicado en terreno.
“La escuela no solo aporta conocimientos, sino también impulsa la acción”, expresó la coordinadora de UMAS UV. “Hay una conciencia creciente entre los estudiantes sobre los problemas que afectan sus propios territorios. Y lo más valioso es que asumen que como futuros profesionales tienen un rol activo que cumplir en sus comunidades”.
En esa línea, la vicerrectora de Vinculación con el Medio, Paulina Gundelach, destacó el valor formativo e institucional de esta iniciativa: “Es un orgullo ver cómo esta escuela convoca a estudiantes de todas las áreas. Eso permite no solo abordar los desafíos ambientales desde múltiples perspectivas, sino también fomentar el trabajo colaborativo y las redes interdisciplinarias, que son clave para construir soluciones sostenibles”.
Paulina Gundelach añadió que el impacto de esta iniciativa está “también en reconocer que el medio ambiente y la sostenibilidad son dimensiones transversales a todas las disciplinas. Desde esa perspectiva, el impacto formativo va en esa línea. Y, por supuesto, también está relacionado con las competencias genéricas y los valores de la UV, que este grupo de estudiantes tendrá más claros y más presentes como parte del sello institucional”.
La experiencia de los propios estudiantes refleja ese impacto. Rubén Manríquez, de Ingeniería Civil, valoró la posibilidad de ampliar su visión profesional: “En mi carrera abordamos la evaluación ambiental desde lo normativo. Pero este programa me permite ver más allá, entender cómo cada proyecto incide en el entorno y en las personas. Para mí, esto es un hito formativo, no solo como ingeniero, sino también como ciudadano”.
Por su parte, Constanza Cortés, estudiante de quinto año de Trabajo Social y presidenta de Voces Verdes, una organización sin fines de lucro nacida de la primera edición de la Escuela de Gestores Ambientales, expresó: “Gracias a UMAS pudimos iniciar este proyecto que hoy tiene impacto real. Para mí, la formación ambiental es clave en nuestra carrera. Lo social y lo ecológico no están separados”.
Fernanda Rivera, estudiante de cuarto año de Psicología, destacó el valor formativo de la actividad: “La instancia me pareció súper enriquecedora. Me interesa mucho el tema medioambiental, la preservación de los espacios y entornos. Estudio Psicología y creo que el medioambiente impacta directamente en la salud mental. Por eso, adquirir estos conocimientos me será útil tanto a nivel personal como profesional, ya que podré integrarlos en mi futura práctica”, señaló.
Por su parte, Anllely García, alumna de primer año del Magíster en Filosofía, comentó que su motivación para participar proviene de un interés personal que ha desarrollado recientemente. “Estoy empezando a involucrarme en actividades de limpieza de humedales y del estero, y cuando vi esta oportunidad me entusiasmó mucho. Soy egresada de Pedagogía en Filosofía y me gustaría incorporar la educación ambiental en mi ejercicio profesional. Esta experiencia ha sido muy inspiradora. Creo que el impacto será significativo: somos parte de un gran ecosistema, todos distintos, pero todos podemos aportar desde nuestras disciplinas. Aunque se suele asociar lo ambiental a las ciencias, también estamos aquí las humanidades, el arte… Todo se interconecta. Me parece fantástica la iniciativa y creo que hay motivación para seguir haciendo y replicando estas escuelas, ojalá generando aún más instancias como esta, porque hay personas dispuestas a aprovecharlas”, expresó.
Nota: Pamela Simonetti / Fotos: Matías Salazar