Curso de Escritura Sociológica: el rescate de los elementos creativos asociado al rigor académico
Estudiantes de primer año de Sociología se conectan con sus emociones a la vez que desarrollan trabajo investigativo.
Las profesoras Elisabeth Simbürger y Valentina Osses están a cargo del Curso Escritura Sociológica 2, que se imparte a estudiantes de la carrera como parte de la nueva malla curricular. La asignatura tiene tres niveles, dos de los cuales corresponden al primer año. El objetivo: conectar la disciplina con la escritura.
Hasta ahora, las y los estudiantes han participado en talleres insertos en el curso relacionados con destrabar la escritura académica y sobrepasar el temor a la creatividad. Al término del semestre, entregarán cada uno un libro autoeditado.
Según explica Elisabeth Simbürger, “pocas carreras de Sociología tienen esta instancia a nivel país. El trasfondo del argumento es que hacemos la conexión entre la disciplina de la sociología y la escritura, pero además hay un argumento estructural del sistema educativo de Chile: muchos de los estudiantes llegan a las universidades —en general y sobre todo a la nuestra— enfrentando ciertos desafíos en la escritura a partir de las deficiencias del sistema escolar. Las universidades no están preparadas para enfrentar eso, lo único que hacen los profesores en todas las asignaturas es corregir las pruebas y promover a los estudiantes que ingresaron con un mayor capital cultural, y los que no saben escribir bien tampoco lo aprenden bien. Eso a nivel global es un desafío que vemos en las universidades, y creemos que es necesario dedicarse en todas las carreras y universidades a la tarea de la escritura, como una capacidad transversal que se deja mucho de lado. No se trabaja la escritura como herramienta, aunque es una herramienta intelectual importantísima en muchas disciplinas”.
Escritura creativa
Recientemente, el curso consideró la actividad “Poesía e imaginación sociológica: un taller de escritura creativa”, a cargo de Priscilla Cajales y Enrique Winter, poetas y escritores. Al respecto, explica Valentina Osses: “Cuando pensamos el programa del curso con Elisabeth sistematizamos ese contexto nacional. Yo soy poeta publicada aquí y en el extranjero, soy editora y soy cocreadora de la Red Feminista del Libro en Chile; como socióloga, hice mi tesis doctoral sobre libro y escritura, así es que dados esos oficios tengo las redes para propiciar una instancia como este taller, especialmente por las características de les invitades. Enrique Winter no sólo es poeta, también es narrador y tiene sus hibridaciones propias en la escritura, dirige programas de diplomado en escritura creativa. Priscilla Cajales también es destacada poeta, de la misma generación de los ochenta, trabaja en la publicación La Palabra Quebrada. Nos parecía sumamente importante tener personas que tuvieran hibridaciones con el terreno de la literatura”.
Agrega la profesora Osses: “La escritura académica se plantea primero como una herramienta —aunque claramente excede este concepto— y se la despoja del carácter creativo que tiene. No es sólo una herramienta de comunicación en el plano en que uno tendría que transferir ciertas competencias: es una posibilidad de reexplorarse, de transformarse, y eso es algo que se ha vetado un poco en la escritura, porque estamos en un país que tiene deficiencias en la educación y eso que no tiene que ver sólo con la formación docente, sino que con un modelo neoliberal, que despoja a la escritura de lo que siempre ha sido, de tener el valor de imaginar, de crear mundos. Retomar eso con les estudiantes ha sido muy bello, los trabajos que han entregado son maravillosos”.
El punto, destaca, es que “la sociología necesita crear; con toda esta crisis de representación, estas epistemologías que son más latinoamericanas, tenemos que hacer ese ejercicio de dejar de mirar, lo que nos va a permitir ser mejores sociólogues, y la única forma de apuntar a eso no es decirlo ni hacer un discurso, sino que tiene que ver con la práctica en sí”.
Un paso
En ese sentido, apunta Elisabeth Simbürger, “no usamos la poesía, el arte o la literatura como un fin en sí: es un paso para soltar la imaginación, para recuperar un vocabulario perdido, y esa pérdida tiene varias raíces: el sistema escolar, las pantallas, la pandemia. A través de distintos ejercicios que hicimos a lo largo del semestre, y sobre todo en el taller con les poetas, pudimos recuperar un poco esa escritura con todos los sentidos, y eso sí tiene que ver con una educación sociológica, porque nuestra tarea en la sociología es transmitir lo social al mundo más amplio, en palabras que se entiendan: palabras que hablen de la pobreza, que ilustren lo que pasa en el mundo. Muchas veces, uno de los problemas de la escritura académica tecnicista es que se pierde el sentido, que se pierden las facetas de la belleza de lo social; a través de estos ejercicios los estudiantes logran conectarse con ellos mismos, con la emoción, en vez de separar los mundos, en vez de separar lo intelectual de lo emocional, y a partir de esto se hace una conexión de observación”.
“Cuando hicimos el primer ejercicio, y esto es algo que nos conmueve —dice Valentina Osses—, vimos esta pérdida de la conexión de la escritura con lo sensible; por ejemplo, al tener que describir cualquier objeto, la primera referencia era la función, es decir, una separación total de los sentidos. Lo segundo tenía que ver con la jerarquía de los sentidos: la predominancia de la vista. Estuvimos una clase intentando que palparan el mundo desde otro lugar, y eso es arduo para ellos, que tienen que deconstruir la escritura con la que fueron socializados educativamente y retomar otras conexiones con la escritura, que pasan por los sentidos y que tienen vetos incluso axiológicos en la academia”.
Libro autoeditado
A ese trabajo, indica la profesora Simbürger, se sumará una tercera etapa y final: “Los alumnos siguen trabajando en sus textos, con sus observaciones, con la conexión entre observación y textos científicos. Como no es para nada menos riguroso, agregamos ahora el elemento de la dimensión material del libro. Uno de nuestros supuestos fundamentales es que en el mundo de los jóvenes de hoy hay una pérdida de lectura, el libro como objeto es cada vez menos importante. Por ello, la parte final del taller involucra la fabricación de un libro”.
Ese libro, explica Valentina Osses, será desarrollado mediante un taller de autoedición. “En cada libro individual se mostrará el recorrido de este curso, lo que implica superar las barreras cognitivas que pone la tecnología, que se basa en la imagen ni siquiera con un sentido semiótico multimodal, sino que es todo directo, todo sin mediación. Este aprendizaje tiene que ver con el hacer, entonces estos libros autoeditados —que van a ser guiados por una tallerista muy talentosa— mostrarán el proceso en que cada estudiante ha desarrollado; allí las manifestaciones asociadas a la escritura —el dibujo, la fotografía, el mapeo, la cartografía, etcétera— van involucradas en el proceso de autoeditar cada uno su propio libro”.
La evaluación corresponderá al rigor académico, ya que las y los estudiantes están desarrollando investigaciones en grupos sobre temas propios de la sociología. “Al relato se le agregan datos teóricos, fuentes secundarias, imágenes, etcétera, y se llega de un nivel personalizado de la escritura a un nivel sociológico. Entonces, los libros al final no son sólo una expresión literaria, para nada: son un producto de investigación sociológica. Y la exposición de esos libros a la Universidad mostrará que tenemos estudiantes no sólo consumidores o consumidoras; aquí estamos produciendo, haciendo, nuevamente tocando el objeto libro”, afirma Elisabeth Simbürger..
Finaliza Valentina Osses: “Nosotras trabajamos con estudiantes de primer año, y la gente muy joven viene con una intuición de investigación que de alguna manera tenemos que encauzar o guiar, es como una ‘pre pre pretesis’, porque lo que hacemos es relevar todas esas capacidades, las habilidades que ellos, ellas, elles ya traen, y permitir que todas las intuiciones investigativas, instintos, imaginaciones sociológicas y escriturales converjan en un solo objeto. Y el objeto que siempre va a ser múltiple para recibir algo así es un libro”.