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Docentes dialogaron sobre el concepto de dignidad humana en ciclo sobre reflexiones para la nueva constitución

13 Julio 2021

Participaron Alejandra Zúñiga y Ricardo Salas, de la Escuela de Derecho UV.

Un extenso diálogo en torno al concepto de dignidad humana desarrollaron los docentes invitados a la segunda sesión del ciclo “Reflexiones para la nueva constitución”, organizado por la Facultad y la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso, con el objetivo de aportar desde la academia al momento constituyente por el cual atraviesa Chile actualmente.

En la actividad, titulada "Dignidad humana: ¿concepto moral, ideal político, principio jurídico?", expusieron Alejandra Zúñiga y Ricardo Salas, docentes de la Escuela de Derecho e investigadores del Centro de Investigaciones de Filosofía del Derecho y Derecho Penal (CIFDE UV), bajo la moderación de Soledad Fernández, profesora ayudante de la Escuela de Derecho. La jornada fue organizada por el departamento de Filosofía e Introducción al Derecho de la unidad académica.

En su intervención, la académica Alejandra Zúñiga explicó que el concepto de dignidad se analiza y se reflexiona “a propósito de su lugar como valor jurídico fundamental en la constitución actual, en la que se establece que esta idea es uno de los valores jurídicos fundamentales. Es importante proponer ideas que puedan darle contenido, porque la mayoría de la doctrina construye el concepto de dignidad casi sin contenido, porque suele asociar la idea de dignidad a la mera pertenencia a la especie humana”.

Posteriormente, ejemplificó sus ideas con un caso emblemático en Estados Unidos en la década de los 90, respecto al lanzamiento de enanos, popular actividad en aquellos años que aún existe. En la oportunidad, Manuel Wackenheim, enano francés que se dedicaba profesionalmente a esta práctica, acudió a al Comité de Derechos Humanos de la ONU en contra de la resolución que le impedía trabajar, ya que, según las autoridades del momento, era considerado un ‘trato cruel y degradante’. “Sin embargo, él alegaba que la prohibición del lanzamiento de enanos tenía un efecto negativo en su vida, porque afectaba su dignidad, derecho a la libertad y no discriminación. Explicaba que no era una afrenta a su dignidad, porque ésta consiste en poder elegir libremente el modo de vida que se desea vivir, y supone por tanto el derecho a ser tratado con igual consideración y respeto”, detalló.

“¿Por qué Manuel, por ser enano, tiene la restricción respecto del uso de su cuerpo? Si es legal el boxeo, ¿por qué no puede un individuo, enano o no, hacer con su cuerpo lo que quiera? Si nos fijamos en las leyes vigentes en la mayoría de las comunidades humanas, lo cierto es que no podemos hacer lo que queramos con nuestro cuerpo, no nos está permitido disponer de nosotros a nuestra entera voluntad, ni siquiera cuando con nuestro comportamiento no causamos daño a nadie más que a nosotros mismos. Este caso alude a una cuestión clave: el reconocimiento de la autonomía, el derecho que tiene cada ser humano a establecer su propio plan de vida y actuar conforme a él”, añadió.

Destacó además que “generalmente se analiza como un valor jurídico fundamental, que está en la constitución actual, la idea de libertad, de dignidad – que además es probable que esté mencionado en la nueva constitución como valor importante- y la pregunta es qué contenido le vamos a dar, cómo vamos a definir la idea de dignidad. Yo me atrevería a decir que la idea de dignidad está muy relacionada con los otros valores jurídicos fundamentales, con la idea de libertad y de igualdad. De alguna forma soy digna cuando soy libre, cuando soy autónoma”.

El profesor Ricardo Salas inició su exposición indicando que “destruyeron bienes públicos, incendiaron iglesias, saquearon locales comerciales, humillaron a los conductores estableciendo como pago bailar para dejarlos pasar, y todo ello en nombre de la dignidad. En nombre de la dignidad, la convención constitucional está promoviendo la impunidad de los autores de estas faltas, de estos delitos o de estos crímenes y lo está haciendo violando las reglas constitucionales en las que se sustenta su propia existencia. Pero la dignidad no es compatible con la impunidad, ni con la fragrante violación al estado de derecho que ello supone, ni con la violación de las reglas constitucionales que rigen la actividad de la convención constitucional”.

“La dignidad supone la existencia y el respeto del estado de derecho y solo es compatible con una autoridad legítima que actúe dentro del marco de sus atribuciones. Este no es un principio únicamente jurídico, sino que también político. Sabemos que hay una pregunta abierta, sobre cuál es la legitimidad de toda autoridad política y estas respuestas pueden ser clasificadas en dos grandes grupos: toda una variante de tesis negativas denominadas ‘anarquistas’, que sostienen que simplemente ninguna autoridad política está política ni moralmente justificada, porque no está jamás justificado el gobierno de unas personas por sobre otras. Esto es, que la distinción entre los gobernantes y los gobernados es, por definición, ilegítima. En paralelo, hay un grupo de teorías que podríamos llamar ‘afirmativas’, que sostienen la legitimidad de toda autoridad política o de algún tipo de autoridad política, y aquí el elenco de doctrinas es más variado”, añadió.

Destacó que “diversas teorías coinciden en la necesidad de que haya una autoridad política y la existencia de ésta, en la medida en que está justificada moral y políticamente, no lesiona la dignidad de personas que legítimamente deben, para cumplir sus propios fines, ser gobernadas. Lo importante es que discernamos un método para designar a aquellos que gobernarán. Cuando la autoridad política abandona la justificación de su existencia y obra fuera del esquema de sus competencias, pasa a ser ilegítima y es peligroso lo que puede ocurrir en el curso corriente de la vida de cualquier sociedad, cuando las autoridades exorbitan sus competencias, que es lo que está haciendo la convención constitucional, que carece de legitimidad para promover la impunidad”.

“La convención constitucional es el órgano que tiene actualmente el poder más intenso, pero menos extenso, y está confundiendo la intensidad de su poder, que le permite cambiar la institucionalidad, proponiendo un nuevo proyecto constitucional, con la extensión. Cada uno de nosotros se somete a autoridades, incluyendo la convención constitucional, sobre la idea de que ese sometimiento solo es lícito para seres racionales cuando la autoridad actúa en el ámbito de sus competencias. Promover la impunidad y la violación del estado de derecho y participar en la política contingente son cosas que no solo le hacen daño a la orgánica constitucional vigente, sino que lesiona nuestra dignidad. Esperemos, todos los que queremos que haya un nuevo texto constitucional y que éste se apruebe, que el resultado, a pesar del mal inicio, sea bueno, digno y decoroso”, cerró.

El registro de la jornada se puede revisar en: https://bit.ly/3hokAJs