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Estudiantes de Oceánica calculan huella de carbono en edificios de la Facultad de Ingeniería

29 Diciembre 2020

Necesidad de modificar hábitos de consumo eléctrico y de transporte son algunas de las conclusiones que deja el estudio.

La necesidad de modificar hábitos de consumo eléctrico y de transporte, así como el cambio de las luminarias por luces LED, la instalación de luces con sensores de movimiento y la implementación de paneles fotovoltaicos, fueron algunas de las conclusiones que arrojó el cálculo de la huella de carbono que realizaron estudiantes de Ingeniería Civil Oceánica en dos edificios de la Facultad de Ingeniería, realizada como parte del Taller de Integración del Perfil de Egreso TIPE III.

Usando la metodología de cálculo del protocolo GHG que analiza la emisión de gases de efecto invernadero expresadas en CO2 equivalente, los estudiantes estimaron que entre noviembre de 2018 y abril de 2020 las emisiones producidas por electricidad para el edificio ubicado en Avenida Brasil 1786 fueron de 29 toneladas de CO2, mientras que para el edificio Hucke, ubicado en General Cruz 222, en el mismo periodo las emisiones totales fueron de 46,5 toneladas de CO2.

En cuanto al transporte de los trabajadores, los estudiantes realizaron una encuesta, arrojando que en el caso del edificio Hucke las emisiones totales para el mismo periodo fueron de 107,6 toneladas de CO2, mientras que para el edificio Avenida Brasil 1786 el total de emisiones estimadas fue de 47,3 toneladas de CO2.

Gianina Morales, académica a cargo de la asignatura, explica que “en Oceánica el TIPE III está orientado al cambio climático, con el objetivo de concientizar sobre la importancia de alcanzar las metas globales de reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera, generando propuestas mediante un taller final”.

“El 2019 la actividad se realizó con instituciones escolares y este año, debido a la pandemia, presentamos la propuesta a la Facultad de Ingeniería, cuyo decano, Esteban Sefair, y su secretaria de Facultad, Gina Vindigni, comprometieron a los directores de las escuelas para que colaboraran con el trabajo de los estudiantes”, añade.

Entre las principales conclusiones, la académica señala que “para ambos edificios se observó que el mayor consumo eléctrico se produjo entre mayo y septiembre de 2019, época que coincide con el invierno, mientras que en cuanto a los hábitos de consumo se observa un alto uso del microondas y el elevador”.

“Los estudiantes entregaron sugerencias a corto plazo, como apagar las luces que no se usan, evitar el elevador si no se tiene problemas de movilidad, usar termo para la comida en vez de microondas, y desenchufar los aparatos cuando no se estén usando, entre otras”, indica.

En cuanto al transporte, la académica asegura que “la mayoría de los encuestados utiliza el automóvil para llegar al trabajo. Frente a ello, los estudiantes hicieron una estimación de la reducción de emisiones que significaría el cambio del medio de transporte elegido por los trabajadores y, por ejemplo, el uso del Metro implicaría una reducción de alrededor del 70% y el uso compartido del automóvil llevaría a una disminución de las emisiones cercana al 50%”.

Junto con agradecer al decanato, a los académicos y funcionarios que participaron en el estudio, Gianina Morales destaca que “la huella de carbono es una medida de nuestra contribución al cambio climático e iniciativas como ésta aportan a la educación de las personas con respecto a esta problemática”.