“Semilla de Agua” es el nombre del proyecto que logró el primer lugar en los fondos concursables DAE Impacta UV.
Un modelo que maneja y reduce los residuos de la industria pesquera mediante la recuperación de desechos, como conchas de choritos y almejas, para producir fertilizante orgánico es el proyecto dirigido por Cristián Villavicencio, junto a Connie Arancibia, María José Moraga y Mauricio Concha, todos estudiantes de Ingeniería Civil Industrial y Javiera Gutiérrez, de Ingeniería Ambiental.
La iniciativa denominada “Semilla de Agua”, que logró el primer lugar en las postulación a los fondos concursables DAE Impacta UV, busca investigar, validar e implementar un fertilizante orgánico en base a conchas de mar, orientado a satisfacer necesidades de quince familias agricultoras de la comunidad de El Manzanar, en Quillota.
La primera etapa del proyecto será analizar las propiedades de las conchas de mar, cuyo proceso permitirá a los estudiantes obtener la sustancia para crear el fertilizante orgánico, el cual deben investigar y validar.
“Iniciaremos una vinculación con los restaurantes de Caleta Portales, desde donde retiraremos los residuos marinos en conjunto con la Municipalidad de Quillota, para luego llevarlos al Centro de Transferencia Tecnológica, CTT, de la Universidad de Valparaíso donde se analizarán sus propiedades”, explica Connie Arancibia.
María José Moraga añade que “el principal objetivo es el desarrollar el modelo, porque el fertilizante va ser parte de ese modelo. Como futuros ingenieros industriales, queremos gestionar una alianza entre los restaurantes y agricultores. En este sentido, el fertilizante es el elemento que los va a unificar”.
MAPS
Según indica Cristián Villavicencio, durante la formulación del proyecto desarrollaron el concepto de Modelo de Alianzas Productiva Sustentable, MAPS. “Es el conjunto de todo el proceso que vamos a hacer, desde la investigación, la aplicación y el control, porque el último paso del proyecto es ver si efectivamente estamos aportando los nutrientes a la tierra”, señala.
Pero la iniciativa no finaliza ahí, ya que un componente importante es la capacitación que pretenden realizar a las quince familias de El Manzanar. “Nuestro foco es trabajar con la comunidad, queremos desarrollar talleres de capacitación para que luego sean ellos mismos quienes produzcan su fertilizante, por medio de técnicas caseras”, agrega.
Mauricio Concha añade que “esperamos desarrollar un fertilizante para hortalizas, pero va a depender de lo que podamos agregar a la base de carbonato de calcio que tienen las conchas. Por eso es importante la alianza con el CTT UV, que está vinculado al Cesfam del sector, organizando el trabajo con la comunidad de El Manzanar que tiene ciertas necesidades”.
En este sentido, Villavicencio asegura que “los agricultores están usando fertilizantes que no son orgánicos, y eso hace que cada vez necesiten mayor cantidad para cultivar. En cambio nosotros queremos presentar un fertilizante orgánico que no solo aporte nutrientes a la planta, sino que también al suelo, esa es la necesidad que queremos satisfacer”.
Diez toneladas por mes
Según explican los estudiantes, una vez validado el modelo, la aplicación del proyecto espera poder retirar un total de diez toneladas de residuos desde los restaurantes de Caleta Portales que serán derivados al CTT, donde serán sometidos a un mecanismo de pirolisis, que es la descomposición química de materia orgánica causada por el calentamiento en ausencia de oxígeno o hidrólisis, que es descomposición de sustancias orgánicas por acción del agua, lo que va a depender de los costos, de las capacitaciones y de las herramientas para hacer el fertilizante.
“Esperamos fomentar una mirada ecológica, generar que los mismos restaurantes separen sus desechos, que podrían ser usados por otras empresas recicladoras al separarlos, lo que incluso traería beneficios secundarios”, asegura María José Moraga.
“Al tener esta iniciativa de reciclaje, los restaurantes podrían optar a tener sello verde y también los ayudaría desde una perspectiva de marketing, porque serían ecológicos y en la actualidad la gente valora estas iniciativas”, agrega Connie Arancibia.
Sobre haber obtenido el mayor puntaje en los fondos DAE, Mauricio Concha señala que “no es al azar, venimos trabajando desde el año pasado, formamos un grupo para buscar soluciones a diferentes temas de la sociedad. Creemos en el proyecto, puede resultar y traer beneficios para todos, queremos aprender como estudiantes”.
Segunda lugar
El segundo lugar en la postulación lo obtuvo el proyecto “Naturalgésico: Formulación de una crema analgésica/antiinflamatoria a base de extractos de arinca, cannabis y jengibre”, del alumno de quinto año de Química y Farmacia Marcos Lorca.
“Mi proyecto tiene como finalidad obtener un fitofármaco tópico para el tratamiento de patologías inflamatorias crónicas, como es el caso de la artritis reumatoide y artrosis, como también otras afecciones que tienen como manifestaciones el dolor e inflamación. Para ello se realizarán los extractos de los metabolitos activos de cada planta y se realizaran diversas formulaciones, ya sea una crema, ungüento o loción, las cuales serán estandarizadas y testeadas, para posteriormente entregarlas a personas que las necesiten. Para ello se realizarán actividades de difusión y educación con respecto al uso, propiedades de la formulación y materias con respecto a fitofármacos y medicina naturista que serán realizadas en ferias y centros salud, con la finalidad de educar a la población y entregarles un producto seguro, estandarizado y eficaz”, contó Marcos Lorca.
“La idea y la confección de este proyecto es netamente mía y para fines de la ejecución de éste contaré con la colaboración de Paula Collao, alumna de Licenciatura en Química. El trabajo se llevará a cabo en el laboratorio de Química Medicinal del Instituto de Química y Bioquímica de la Facultad de Ciencias”, agregó.
El doctor Jaime Mella es el profesor mentor y guía de este proyecto.
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