Los científicos chilenos destacan en el mundo en el área de la neurobiología y la neurofísica
El Premio Nobel Erwin Neher y sus colegas Walter Stühmer y Wolf Singer, de los institutos Max Planck de Alemania, destacan el mérito pionero de investigadores chilenos del área.
El mérito internacional de los científicos chilenos que se han dedicado, por décadas, al estudio del cerebro, así como la importancia de estimular el acercamiento de los jóvenes al mundo de la ciencia, son temas abordados por algunos de los destacados científicos extranjeros que están participando en el simposio “La ciencia chilena se encuentra con los institutos Max Planck”.
El encuentro, que se desarrolla hasta este miércoles en el Club Naval y el Instituto de Sistemas Complejos de Valparaíso, es organizado por el Centro Interdisciplinario de Neurociencias de la Universidad de Valparaíso. Asisten destacados científicos alemanes, encabezados por Erwin Neher, Premio Nobel de Fisiología/Medicina 1991, investigador del Instituto Max Planck de Química Biofísica, y con participación, entre otros, de Walter Stühmer, del Instituto Max Planck para la Medicina Experimental, y Wolf Singer, del Instituto Max Planck para la Investigación del Cerebro.
Los científicos mencionados coinciden en señalar que Chile cuenta con importantes investigadores en las áreas que este simposio aborda: la neurociencia, específicamente la neurobiología y la neurofísica. El doctor Ramón Latorre, Premio Nacional de Ciencia 2006 y Premio México de Ciencia y Tecnología 2007, afirma en tal sentido: “Creo que en ciertas áreas de la ciencia nosotros realmente hemos hecho un impacto en el extranjero. Es el caso del área de la neurobiología, que en parte partió con nuestro maestro Joaquín Luco en la Universidad Católica, y por otra parte aquí, muy cercano a nosotros, en el laboratorio de Montemar, de donde nace la biofísica chilena, fundamentalmente trabajando en el sistema nervioso, con axones de jibia”, añadiendo que “es cierto: estamos tremendamente subdesarrollados en ciencia. Yo lo he dicho muchas veces: en Chile hay científicos, pero no hay ciencia. Sin embargo, el hecho de poder traer a toda esta gente que nos viene a visitar, significa que en algunos campos nos respetan”.
Ciencia sin fronteras
Consultado sobre el tema, el doctor Erwin Neher señala que la presencia de los alemanes en Chile no es realmente una colaboración, sino un intercambio: “Creo —afirma— que no hay nada específico que nos haga contribuir: el esfuerzo científico es internacional, no tiene fronteras. Los científicos de todos los países nos ayudamos mutuamente. Cada gobierno, por su parte, hace sus esfuerzos para apoyar y financiar la ciencia dentro de un país, y cada uno hace lo mejor que puede para fortalecer a su país en la competencia internacional y para lograr excelencia en la ciencia básica”.
Respecto de su opinión acerca de los científicos chilenos, Neher indica: “He estado muy impresionado con artículos de científicos chilenos que han contribuido al desarrollo de la neurofísica, la neurobiología y otras áreas. Además, Chile ha sido uno de los países pioneros en bioneurología desde hace treinta años, y eso es muy relevante”.
Internacionalización de Max Planck
Por su parte, consultado Walter Stühmer sobre por qué un grupo de científicos de punta escoge Chile para un simposio de neurobiología y nanotecnología, explica: “La Sociedad Max Planck está intentando internacionalizarse, y para eso hemos establecido contactos. Por ejemplo, hay un instituto en China, hay uno en Brasil, hay ahora en Miami, Estados Unidos. Y hemos mirado cuáles son los países en América Latina, en América del Sur sobre todo, que tienen un desarrollo científico que permita un intercambio. Porque esto es un intercambio en dos direcciones, no es de un país para el otro sino en ambas direcciones, es una situación bilateral. Y hemos identificado tres países en América del Sur, que son Brasil, Argentina y Chile, y con esos tres países estamos estableciendo el contacto”.
Agrega: “Hay que tener en cuenta lo que dice el profesor Neher, que en la biofísica, sobre todo la de la conducción nerviosa, fue Guayo Rojas, que empezó aquí en Chile, con el axón del calamar gigante, a desarrollar esta técnica, y hay científicos muy prominentes en la diáspora, tanto dentro como fuera de Chile, que siguen esta tradición. O sea que Chile tiene una tradición muy fuerte en biofísica”.
Respecto de si este tipo de encuentros conseguirán que más jóvenes se interesen por dedicarse a la ciencia, Walter Stühmer señala que “hay varios problemas que tenemos internacionalmente, por eso no es una cuestión de un país, ya que la ciencia es internacional: siempre tenemos que convencer a gente joven a embarcar una vida en la ciencia. Para eso hay que motivarlos, emocionarlos con esto, ya que es algo en que todos salimos ganando: mientras más científicos hay, más investigación va a haber y más aplicaciones va a haber a fin de cuentas, y eso es un bien muy importante para cualquier país, y para la humanidad como tal. Entonces, se trata de motivar a personas, y esto es una parte que empieza ya en las escuelas y que muchos países han reconocido, de emocionar a los niños por la ciencia. Luego, claro, hay que ofrecerles el medio para que puedan crecer, y esto ya es cuestión naturalmente local, de cada gobierno”.
Relación constante
Wolf Singer, por otro lado, destaca los vínculos de larga data que existen entre los neurocientíficos chilenos y la comunidad internacional. “Conozco Chile y a sus científicos —señala—. Vine en 1982, a un encuentro de neurociencia, e inmediatamente hice un número de amigos, como Humberto Maturana y Francisco Varela, y luego Varela fue a trabajar a mi laboratorio por dos años. Desde entonces he tenido una relación constante con colegas de la Universidad Católica de Chile en Santiago, y he conseguido financiamiento para la universidad en colaboración con Conicyt por muchos, muchos años”.
Añade: “Incluso sin que haya convenios de colaboración, tengo cinco personas de Santiago en mi laboratorio, de distintas áreas, y disfruto estas colaboraciones con científicos chilenos, porque son excelentes, muy dedicados. Lo que sucede es que no tienen los medios para hacer el trabajo de laboratorio”.
Respecto del aspecto económico, Singer subraya que el dinero no debería ser un problema: “La investigación no es tan cara, pero hay un problema de prioridades. Creo que no se motiva a la gente joven a dedicarse un poco más en la investigación básica, cuando hacer eso no sería mucho más caro. Lo que pasa es que el lobby para esto es débil: si no haces investigación, no verás consecuencias pronto. Es lo mismo que si no educas a la gente: pasarán algunos años antes de que notes que cometiste un error. Entonces, no es políticamente atractivo, porque si no paga pronto, antes de la próxima elección, entonces no hay perspectiva para hacerlo”.
El simposio “La ciencia chilena se encuentra con los institutos Max Planck” considera la participación de catorce expositores de los referidos institutos, más 19 expositores por parte de Chile, y la asistencia de más de 200 científicos —especialmente jóvenes— de todo el país.