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Emprendimiento e innovación son posibles en Trabajo Social: tema se analizó en conversatorio

07 Noviembre 2017

La actividad contó con la participación de expertos Karen Brugès , de Colombia, y Cristian Pinedo, de Argentina.

Temas como que el quehacer de un trabajador social pueda incluir legítimamente un negocio, fue uno de los analizados en el conversatorio “Emprendimiento e innovación en Trabajo Social”, que se realizó con la participación de expertos internacionales, bajo la coordinación del doctor Mauricio Ureta Bernal, profesor de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Valparaíso, coordinador de Vínculos y Relación con el Medio de esta unidad académica.

La actividad se efectuó en el Aula Mary Richmond del plantel; estuvo encabezada por la directora, doctora Elena Salum, y contó con la asistencia de académicos, profesionales y estudiantes.

Los expositores invitados fueron los siguientes: magíster Karen Brugès Solorzano, de Colombia, trabajadora social MBA en Escuela de Negocios de Barcelona, socia fundadora de EN+PRENDE, consultora de emprendimiento social en Bogotá, y licenciado Cristian Pinedo Arcuri, de Argentina, trabajador social de la Universidad de La Plata y profesor de educación primaria, diplomado en Derechos Sociales y Culturales, especialista en Arteroterapia como herramienta de interpelación para el Trabajo Social. Moderó y también participó en el panel el doctor Mauricio Ureta Bernal.

Luego del saludo y bienvenida inicial de la directora Elena Salum, la actividad se inició de manera creativa y original: el invitado argentino ingresó al aula personificando a un mimo e interactuó con el público, desempeñando distintos roles, captando de inmediato su atención.

Posteriormente, Cristian Pinedo comentó que el arte es una herramienta de mucha utilidad para interpelar en el quehacer de un trabajador social y así obtener mejores resultados; para ello, explicó, se pueden utilizar muchos recursos, como el cuerpo, la imagen, la danza, el teatro, la plástica y otros que resulten más atractivos para la comunidad y ésta a su vez dé el paso siguiente hacia la confianza.

El experto aseveró que, lamentablemente, suele estigmatizarse a una persona por cualquier cosa; por ejemplo, si usa delantal blanco se asocia a un médico, situación que no siempre es así en la realidad. Lo mismo ocurre, dijo, con el Trabajo Social: “Los aspectos normativos institucionales a veces no respetan los intereses de los niños, de las mujeres o de una comunidad. El arte puede ayudar poderosamente a potenciar a los demás”.

Asimismo, Pinedo expresó que con técnicas artísticas se logra fácilmente la empatía con las personas y no es necesario copiar modelos exactos, sino que lo más efectivo “es inventar. La riqueza está en la autonomía e identidad de cada profesional para poder interactuar con las personas y las comunidades. Hay que jugar; el juego no debe desaparecer con la adultez”.

Por su parte, la trabajadora social colombiana Karen Brugès instó a los jóvenes estudiantes a pensar en otras alternativas laborales para su futuro, que no necesariamente sea desempeñarse en servicios públicos. “El concepto que les planteo es la innovación y el emprendimiento social, es un sector emergente y fundamental, compuesto por organizaciones que persiguen fines sociales, mientras participan al mismo tiempo en actividades de negocio”, explicó la profesional.

Agregó que se trata, en el fondo, “de pensar en un emprendimiento con un propósito social; es algo híbrido entre el sector público y privado; que utiliza las lógicas y herramientas empresariales, pero con responsabilidad social y ambiental, considerando retornos razonables y compensaciones justas tanto para empleados como para otros públicos de interés relacionados con el negocio. Así, todos ganan”.

Karen Brugès afirmó que “esta es una gran oportunidad para el trabajador social, ya que estaría en condiciones de generar sus propios recursos o ingresos para vivir bien y salir de la caja única de asalariados. Esto es posible y lo logra quien innova desde la teoría hasta la praxis”. Acotó que “en las universidades no se le enseña al trabajador social los aspectos empresariales o de negocios, como que estos temas fueran tabú para estos profesionales y correspondieran sólo a otras disciplinas de las ciencias sociales”.

Finalmente, el profesor Mauricio Ureta coincidió con ambos expertos internacionales y concluyó que “debemos aprender de estas experiencias innovadoras llevadas a cabo por trabajadores sociales. Siempre se está asociando al negocio con la perversión, con el neoliberalismo y el capitalismo, pero también es cierto que el trabajo social puede modificar el mercado”. Y puntualizó que “no debemos quedarnos en el rol del asistente social del año 1925, también es muy válido e interesante unir el arte con la capacidad de interpelar e intervenir, integrando las disciplinas”.