El “sujeto neoliberal”: cómo el ser humano se ha transformado en un individuo asocial
Profesor de la Universidad Complutense de Madrid Eduardo Crespo expuso sus ideas y dialogó en la Escuela de Psicología.
La existencia casi hegemónica de un discurso neoliberal que promueve y defiende la concepción de una realidad en la que los vínculos sociales solidarios carecen de sentido, o tienden a ser demasiado débiles, ha transformado al ser humano en un sujeto que hoy define y asume los problemas de su comunidad y del entorno como estrictamente individuales.
Esta interesante tesis fue la base del conversatorio que el doctor en Psicología Eduardo Crespo Suárez, catedrático de Psicología Social de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), sostuvo con estudiantes y docentes de la Escuela de Psicología de la Universidad de Valparaíso.
Su visita se concretó como parte de las actividades que considera el proyecto de investigación "Discursos sobre la política y la democracia y formas de acción política no convencionales de estudiantes universitarios que participan en distintas formas de asociatividad juvenil", que financia el Fondecyt y dirige el profesor de dicho plantel Juan Sandoval.
Figura dicotómica
Durante su intervención, el académico español expuso sus ideas concernientes al surgimiento de lo que él denomina el “sujeto neoliberal”, el cual, desde un punto de vista psicosociológico y en cuanto construcción arbitraria, se caracteriza -en lo esencial- por ser al mismo tiempo un trabajador y un ciudadano cuyo único sentido social es la pertenencia a determinados grupos.
Pero, como el propio Crespo explicó, el sujeto neoliberal es eminentemente una figura asocial, por cuanto su sentido último es individualizar la responsabilidad como resultado de un proceso de “psicologización” al que ha sido involuntariamente sometido, como consecuencia del debilitamiento político de la socialidad y de una potente retórica que recurre, de modo central, a la paradoja como estructura comunicativa que intenta superar la dicotomía individuo/sociedad.
“Esta situación surge desde un sentido de alteridad, cuya idea es, a mi entender, la comprensión de la socialidad del sujeto no ya como un tipo de situación ni como una estructura que lo determina como tal, sino una característica de todo lo humano, incluido lo más íntimo y personal, como puede ser la percepción, las emociones o la identidad. Esto hace que, en su condición de individuo, este sujeto defina cualquier relación -incluida la relación consigo mismo- como un vínculo entre dos sujetos y un objeto. Es decir, reduce los problemas sociales a problemas psicológicos individuales”, precisó el catedrático de la UCM.
Vuelta de tuerca
Si bien destacó el hecho de que este nuevo sujeto promueva la libertad y busque emanciparse de las doctrinas totalitarias y del sometimiento al ritmo impuesto por las máquinas al hombre, algo que califica como “decisivo de la modernidad”, el doctor Eduardo Crespo advirtió que en ese proceder ocurrió una vuelta de tuerca.
“En esa búsqueda de la libertad y la individualización, el sujeto neoliberal terminó por exaltar la individuación. Es decir, terminó por privilegiar la desafiliación con los otros. Además, enraizado también en la noción de que cada persona logra o tiene en la vida lo que se merece, el sujeto neoliberal es también un ser altamente moralizado, que de modo permanente y habitual se interpela en torno al concepto del ‘deberías ser’”, argumentó.
A juicio de Crespo, por tanto, este proceder es alimentado por un discurso o doxa (vía a la verdad) paradójico emanado de los conceptos neoliberales del trabajo y la política, que reducen los derechos sociales a meros incentivos, al empleo a simple indicador de la empleabilidad y a la flexibilidad como pilar de la seguridad.
“Sin duda estamos frente a una segunda gran transformación después de la revolución industrial”, concluyó el también co-director del Grupo de Investigación "Empleo, Género y Regímenes de Cohesión Social " de la UCM.