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Libro "Mujeres y Ciencia" en Chile dedica capítulo a directora de Planificación UV

20 Julio 2022

Paula Quiroz, académica de Ingeniería Civil Industrial, entrega emotivo relato autobiográfico.

El libro “Mujeres y Ciencia en Chile. Relatos autobiográficos de investigadoras del siglo XXI” dedica un capítulo especial a la directora de Planificación UV, Paula Quiroz, ingeniera civil industrial, académica y magíster en Gestión de Organizaciones.

La publicación, presentada bajo la etiqueta de Ediciones Universidad Mayor, cuenta con la compilación de Mariana Paludi, recogiendo testimonios de mujeres que por medio de sus experiencias de vida dan cuenta de sus respectivos procesos de aprendizaje, crecimiento y desarrollo intelectual en relación a las temáticas de género y ciencia.

El capítulo dedicado a la directora de Planificación lleva por título “Paula: un trayecto por mi historia y sueños que se cumplen”. A continuación, un extracto de la publicación:

Soy Paula Carolina Quiroz Rojas, nací el 13 de septiembre de 1982 en la población Eduardo Titus, Forestal, uno de los cerros más poblados de Viña del Mar. Viví en la casa de mi abuela junto a mis padres, mi tío Aldo y mi tía ‘Chole’ durante toda mi niñez. Toda mi familia -mi hermano Nelson, mis padres y yo- dormíamos en la misma pieza, una pieza que se llovía en invierno, pero en una casa muy acogedora. Mi abuela María Magdalena fue madre de diez hijos, mi abuelo era maquinista y dirigente sindical de la refinería de azúcar Crav y fue torturado político en el ‘73. Murió muy joven de cáncer, por lo que mis tíos comenzaron a trabajar a muy temprana edad.

Viví feliz mi infancia en el pasaje dos cuando uno podía dejar sus juguetes en la calle, las ventanas abiertas y jugar hasta tarde sin peligros. Estudié en el colegio Agustín Escobar, cerca de mi casa, y siempre fui una muy buena alumna, avanzada para mi edad. En tercero básico me cambié al Liceo Parroquial San Antonio, colegio católico que en vez de acercarme a Dios, me alejó. Desde los ocho años comencé a practicar deporte: atletismo, gimnasia artística y básquetbol y, por un tema de gusto y cercanía al lugar de entrenamiento, preferí el basquetbol, que lo practico hasta el día de hoy. Nunca fumé, ni tomé, ni me gustaba salir, era una niña extraña para mi época, un poco apartada del resto y del común de las adolescentes de mi edad.

En el liceo siempre me indicaban los cuestionarios de vocación que mi orientación era hacia estudios relacionados a pedagogía o asistente social, pero nunca me interesaron esos temas. Cuando estaba en cuarto medio no sabía qué estudiar, tenía las dudas de si podría entrar a la U, porque mis padres no tenían dinero para pagarla, pero mi mamá siempre me inculcó que debía estudiar en la universidad, que ella se las iba a arreglar para pagarla. Ella trabajaba de asesora del hogar y junior en un centro médico. Mi padre era operario de una empresa de pinturas. Finalmente elegí la carrera de Ingeniería Civil Industrial, sin mucho conocimiento sobre ella y finalmente la elección fue porque quedaba en Viña del Mar y por tanto podría irme a pie si era necesario. Finalmente, la carrera se cambió a Valparaíso al tercer año desde que inicié mis estudios.

Estudiando en la universidad se me hizo muy fácil el primer año, porque todo lo que me pasaban lo había visto en el colegio, así que no fue complicado para mí. El liceo donde estudié era muy difícil y exigente y tenía que estudiar mucho, así que mi paso por la universidad no fue terrible. Era de las personas que iba a estudiar y volvía a mi casa o a entrenar, no tenía grandes amigos ni grupos, era bien solitaria. Y como no me gustaba salir no encajaba mucho. Siempre fui muy responsable y por lo mismo sabía que no podía salir porque tenía que levantarme a estudiar al día siguiente o a entrenar, por tanto, todas mis energías las dejaba principalmente para el deporte. Nunca falté a un entrenamiento, nunca había una excusa, eso yo creo que me llevó a ser la capitana del equipo de basquetbol de mi universidad y a ser elegida la mejor deportista, premio similar al otorgado por la Municipalidad de Viña del Mar cuando estaba en el colegio.

Cuando salí de la universidad un primo me pidió ayuda para hacer unas entrevistas a personas de escasos recursos del programa de gobierno Fosis. Fue mi primera experiencia laboral real (en la U trabajé en la Caja los Andes y un verano en el casino de Viña para pagarme la matrícula). Mi primera experiencia fue la más maravillosa, ahí conocí la realidad de muchas personas que me hicieron tener una gran empatía hacia las personas de escasos recursos económicos. Amé ese trabajo y comencé a hacer carrera en el ámbito del fomento producto y el emprendimiento. Apoyé a muchas pymes y emprendimientos de las regiones de Valparaíso y Metropolitana. En esos años comencé a estudiar mi primer máster. Era un magíster en Gestión de Organizaciones en la Universidad de Valparaíso y me gradúo el año 2009.

En mi primer empleo trabajé en proyectos Fosis, luego con Sercotec y Corfo. Fue una tremenda experiencia; hacía clases para las emprendedoras, asesorías, algunas veces coordinaba proyectos, pero todo relacionado al fomento productivo. De ahí me enamoré del emprendimiento. El año 2010 cambié de empleo a la Universidad Andrés Bello para trabajar como secretaria académica a cargo -en media jornada- de las carreras de Ingeniería Civil industrial, Ingeniería Industrial, Prevención de Riesgo y Transporte Marítimo. No sé cómo hacia todo en media jornada.

Estando de la Universidad Andrés Bello comienzo a estudiar el magíster en Ingeniería Industrial de esa universidad, del cual egresé, pero no me titulé, pues había que hacer una investigación en formato artículo para revista. Ya entonces tenía mi primer hijo y mucha carga laboral. Trabajaba durante el día y en la noche hacía clases en las carreras vespertinas y el fin de semana estudiaba para el magíster. Mi hijo siempre ha sido muy especial, él tenía problemas de sueño y recuerdo que mientras cocinaba en la noche sus papillas miraba el computador para leer algún apunte. Mi pareja estaba estudiando el mismo máster y como él no tenía magister anterior prioricé que él terminara. Como les comentaba, el tema de mi hijo fue complicado, ese año no le di el tiempo que necesitaba, pero como vivía con mi mamá, ella lo cuidaba. Pero yo estaba poco tiempo con él entonces eso me llevó a replantearme el tema del trabajo. En la UNAB obtuve dos reconocimientos: un premio como mejor académica de la carrera de Ingeniería Industrial y un premio en la carrera de Ingeniería en Prevención de Riesgos.

Estando en la universidad también me gané una beca CONICYT para estudiar un diplomado en Gestión de Innovación para la Competitividad en la Universidad San Sebastián. Luego me cambio a la Universidad de Valparaíso, principalmente porque veía que tenía mayor proyección en esa universidad y más apoyo para poder estudiar un doctorado, sumado a mi interés por bajar mi carga laboral para dedicarle más tiempo a mi hijo. Entrar a la Universidad de Valparaíso al principio fue complicado porque eran las condiciones muy distintas y muchas veces me cuestioné el porqué de mi decisión de cambiarme. Quedo embarazada de mi segundo hijo , vuelvo del postnatal y me adjudico otra beca CONICYT -Gobierno Regional para estudiar un diplomado en Innovación y Emprendimiento para la gestión pública en la Universidad Técnica Federico Santa María. Posterior a ello me puse como meta estudiar un doctorado, busqué las universidades en Chile, pero en todas tenían la modalidad tradicional de volver a estudiar. Era volver a entrar a una sala de clases, yo llevaba veinte años estudiando y no quería volver a lo mismo. Mi gran amiga Meritxell, quien me ayudó a abrir mis horizontes, me recomendó su universidad. Postulé a la Universidad Rovira i Virgili y fui aceptada. Un mes antes de que me aceptaran había adjudicado una beca Santander para jóvenes investigadores y me fui por dos meses con toda la familia a España a hacer una pasantía. Fui a visitar todos los centros que habían de emprendimiento e innovación en Madrid, en Tarragona y en Malmö, en Suecia, además de conocer universidades en las distintas ciudades que visité. Aproveché esa misma instancia para comenzar a estudiar el doctorado en Economía y Empresa. Mi tema de investigación fue sobre la innovación en empresas chilenas, ahí comenzó mi carrera de investigadora. Nunca había investigado, entonces tuve que prepararme: debí estudiar con un ingeniero estadístico, que me ayudó a entender con mayor profundidad la estadística y a usar el software STATA. Como trabajé tanto tiempo en microemprendimiento, de forma paralela desarrollo investigación en esa área. La segunda vez que viajé a España conocí a Rocío, una amiga qué está estudiando un doctorado en género en la misma universidad. Era mi clon de desarrollo profesional, pues había trabajado en Chile en muchas áreas similares a la mía, con temas de pyme, emprendimiento, con mujeres emprendedoras, personas vulnerables, etcétera. Desde que nos conocimos nunca hemos perdido contacto. Incluso ahora estamos trabajando en una investigación de manera conjunta sobre las microemprendedoras, formalización y el Covid. Respecto a mi tema de investigación del doctorado, obtuve mi primer artículo este año sobre género, innovación y crecimiento junto con mi profesora Mercedes, que es una tremenda profesional, con ella publicamos otro artículo acerca de innovación y género con un enfoque en las mujeres investigadoras.

En mi corta etapa de investigadora los puntos más difíciles han sido conocer y comprender el entorno, conocer y generar nuevas redes, porque al inicio trabajaba sola. Muchas veces enviaba un e-mail que nadie respondía, hasta que me contacté con Katherina, una investigadora de género y emprendimiento chilena que ahora trabaja en Perú, que me ayudó a pertenecer a redes. Por ella conocí a Rocío y a otras investigadoras que trabajan los temas de emprendimiento femenino. Con ella participamos en un congreso en Colombia. Viajamos las tres y fue una tremenda experiencia.

Después conocí a la Red de Investigadoras de Chile y eso también me permitió estar al tanto de lo que es ser investigadora. Gracias a ese grupo empecé a conocer más del entorno de la investigación, los fondos, nuevas profesionales, mayores conocimientos, contactos, etcétera. Adriana, la presidenta, y Lorena Bearzotti han sido grandes apoyos en mi iniciación como investigadora.

Soy la primera generación de profesionales de mi familia, al igual que todos mis primos.