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Recuerdan la memoria del destacado científico chileno Humberto Maturana

06 May 2021

Gran pesar causó la noticia de la muerte de quien fue un referente para la ciencia nacional e internacional.

El destacado biólogo, filósofo y epistemólogo chileno Humberto Maturana, Premio Nacional de Ciencias 1994, falleció este jueves a los 92 años.

Alguien que lo conoció muy de cerca fue el doctor John Ewer, investigador del Centro Interdisciplinario de Neurociencias de la Universidad de Valparaíso (CINV), neurobiólogo y especialista en relojes biológicos, quien fue su alumno de tesis en la década de los años 80.

El doctor Ewer señaló que lo recuerda como una persona muy amable, tranquila, con ideas muy revolucionarias y un gran pensador sobre cómo funcionan los seres vivos.

“Sin duda que parte de mi manera de ver el mundo se la debo a Maturana y a Francisco Varela (su colaborador más cercano). Y esto aplica a muchos estudiantes que pasaron por su laboratorio, aun cuando ahora estén haciendo cosas completamente diferentes. Como biólogo tuvo un impacto gigante a nivel internacional”, aseguró.

Respecto a su contribución a la ciencia, John Ewer destacó que “el gran aporte fue que miráramos al sistema nervioso y a las células como sistemas cerrados, es decir, que tienen su propia lógica interna, y determinar cuáles son las reglas que permiten que funcione y evolucione de manera exitosa. Al final los animales que están vivos hoy son descendientes de animales que existieron antes. Es una línea continua de la vida y lo único que importa es que la línea sea continua, cómo se logre no importa tanto. Esa fue la gran contribución de Maturana: mirar los organismos desde su lógica interna”.

El enfoque de Maturana comenzó tempranamente. Una de sus publicaciones más famosas fue hecha en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos, sobre percepción y conducta: “¿Qué es lo que el ojo de la rana le dice al cerebro de la rana?”.

“Independiente de que uno puede ver cosas y colores en nuestro entorno, al final el sistema nervioso tiene que tomar esas señales y generar una conducta que le permita sobrevivir. Pero eso no significa que esté reproduciendo el mundo, sino que simplemente genera una representación interna del mundo, que te permite sobrevivir. El enfoque de ellos fue realmente mirar, sobre todo Maturana al comienzo, cómo es que el animal se las arregla para transformar esta cosa que llamamos mundo interno en conductas que le permitan sobrevivir. Aplicó lo mismo a nivel de la célula, mirando a la célula como sistema cerrado y definió el concepto de autopoiesis, que es la definición de la vida en realidad, es decir, la definición de la célula como una unidad viva. Eso permitió formalizar qué es algo vivo, versus no vivo, cómo mirar a los organismos y esto tiene un montón de ramificaciones, incluyendo temas de evolución y de inmunología”, sostuvo.

El doctor Ewer también comentó cómo las clases con el biólogo lo marcaron. “Las clases de Maturana me marcaron mucho, tomé un curso de neurociencias, otro de evolución y también de biología celular, así que estaba bien metido en el programa de Licenciatura de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile. Era muy interesante, porque había que saber mucho sobre cómo funcionan las células y los organismos, pero también tenía esta capa adicional, sobre cómo las células y los organismos viven, sobreviven y evolucionan. Tengo grandes recuerdos de esas clases y marcaron mucho mi manera de mirar la biología en general. Fue una generación de numerosos estudiantes que tomó esa perspectiva, aunque ahora se dedican a cosas diferentes”.

El aporte de Maturana y sus revolucionarias ideas ha permitido que sus investigaciones se ramificaran a campos científicos diferentes, como la política, la psicología, la educación y la epistemología.

Por su parte, el rector de la Universidad de Valparaíso, Osvaldo Corrales, en el marco de la firma de convenio entre la Universidad de Valparaíso y la Fundación Iguales, recordó la memoria del profesor Humberto Maturana. “Lo recuerdo de visita en nuestra universidad en más de una ocasión. Durante los años 90 tuvimos una estrecha colaboración con él. Nos apoyó en algunos proyectos, como la instalación de la Escuela de Piscología. En nuestra universidad lo recordaremos siempre con afecto y admiración. Se trata de una persona cuya contribución, me parece a mí, que aún el país no ha valorado como corresponde y quisiera desde este espacio hacer un homenaje a su memoria, que es especialmente pertinente, teniendo en cuenta que- desde hace mucho tiempo- una de las principales premisas que el doctor Maturana promovía era precisamente el respeto al otro como legitimo otro”.