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Debate “¿Para qué una nueva Constitución?” abrió segundo ciclo de Diálogos para la democracia

28 Agosto 2020

Lucía Santa Cruz y Carlos Peña fueron los panelistas en la primera jornada.

Con una alta participación a través de YouTube contó la primera sesión del segundo ciclo de seminarios Diálogos para la democracia, actividad convocada por la Universidad de Valparaíso. De cara al próximo plebiscito, el primer tema abordado fue “¿Para qué una nueva Constitución?”, y contó con la participación de Lucía Santa Cruz, académica, historiadora y consejera de Libertad y Desarrollo, y Carlos Peña, columnista y rector de la Universidad Diego Portales; moderador fue Aldo Valle, exrector de la UV.

El encuentro fue abierto por el rector subrogante de la UV, Christian Corvalán, quien destacó que “Diálogos para la democracia” partió el año pasado, “ante una sensación de que nuestro sistema democrático estaba siendo cuestionado. En ese momento, octubre no era algo que estuviera en los cálculos de nadie, pero, sin embargo, advertimos que ‒no sólo en Chile, sino en todo el mundo‒ las democracias tradicionales estaban bajo cuestionamiento”.

Indicó asimismo Corvalán que este año la mirada del ciclo “está puesta en el proceso constituyente que se avecina. De este modo, buscamos preservar un espacio de diálogo para la comunidad universitaria y también para todos los ciudadanos, hombres y mujeres de nuestro país, interesados en el acontecer nacional e internacional. (…) Nuestro compromiso como universidad estatal, pública y regional es promover el diálogo democrático y contribuir a generar espacios para que las distintas visiones que conviven en nuestra sociedad se expresen con libertad, en un ambiente de tolerancia, pluralismo y con la mirada crítica que siempre se anhela en una institución de educación superior”.

Por su parte, el moderador Aldo Valle agradeció la disposición de los panelistas, a quienes definió, haciendo una analogía futbolística, como “académicos de la Selección Nacional”. La primera pregunta que planteó a los invitados fue precisamente la que dio nombre a este primer encuentro, ¿para qué una nueva Constitución?

Argumentos para aprobar y para rechazar

Lucía Santa Cruz señaló que, a su juicio, se requiere de dos perspectivas para responder: “La primera es para qué se requieren constituciones, y la otra, que es distinta, es por qué Chile hoy día requeriría una nueva Constitución. Creo que es evidente que los países necesitan reglas (…), pero la pregunta que hoy día convoca al país es por qué una nueva Constitución. Aquí voy a reiterar lo que he escrito ya: la verdad es que en esta disyuntiva en que el acuerdo del 15 de noviembre ha situado al país, me siendo profundamente incómoda, encajonada, teniendo que decidir un tema que a mi juicio es muy complejo, en una forma binaria, excluyente, en un ‘rechazo’ y un ‘apruebo’, por la sencilla razón de que yo creo que hay argumentos absolutamente racionales tanto para aprobar como para rechazar”.

Continuó señalando que desde su visión “hay una gran distancia entre lo que son los problemas reales de las personas y lo que las constituciones pueden resolver. En ese sentido, la pregunta que a mí me habría satisfecho es la posibilidad de rehuir una instancia refundacional y de reformar ‒profundamente, si queremos‒ la Constitución actual, de modo que haya una cierta continuidad de la legitimidad entre aquellos que creen en el rechazo y aquellos que creen en el apruebo. Porque después podemos hablar de qué es lo que realmente las constituciones pueden hacer. (…) Lo que está claro es que el statu quo no es sostenible, porque la Constitución no se está respetando”.

Crisis

Por su parte, Carlos Peña partió afirmando: “La impresión que yo tengo es que en Chile estamos inmersos en lo que podríamos llamar, desde el punto de vista sociológico, una cierta crisis”, describiendo la crisis como “una cierta distancia entre las expectativas que las personas abrigan para sí y para los demás, y la experiencia cotidiana que viven o que experimentan, y cuando media una distancia a veces insalvable entre las expectativas de las personas, por una parte, y la experiencia que la estructura social o las instituciones posibilitan, un sociólogo diría que estamos en medio de una crisis. Y las crisis se resuelven ajustando las instituciones y la estructura social (…) a las expectativas de las personas. A mí me parece que lo que tenemos en Chile, como consecuencia, me arriesgo a decirlo, de un acelerado proceso de modernización en las condiciones materiales de la existencia de los chilenos y chilenas, es una distancia cada vez mayor entre las expectativas de la gente y la experiencia”.

La pregunta que habría que responder ante lo anterior es cuál es el contenido de aquella distancia, afirmó Peña. “Creo que el proceso de modernización capitalista que Chile ha emprendido ha cambiado muy radicalmente la cultura de las personas; ha instalado, ha plantado la semilla de la meritocracia, es decir, el anhelo de los chilenos y chilenas de que los recursos y las oportunidades sean distribuidas al compás del esfuerzo que cada uno haga para obtenerlos, y pienso que las instituciones y la estructura social en Chile están muy lejos de ese ideal meritocrático. En consecuencia, de lo que se trata para superar esta crisis (…) es poner a las instituciones, a la estructura social, a la altura de las expectativas que ella misma ha logrado desatar”.

De esa forma, añadió, “el problema que hay que debatir en Chile no es una cuestión abstracta: lo que hay que debatir es cuáles son las expectativas que se han distanciado de las experiencias de los chilenos hoy en día, y esas expectativas, creo yo, son fruto de la misma modernización; luego, resolver este problema consiste en deliberar un texto constitucional que logre aminorar la distancia entre expectativa y experiencia. (…) Lo que importa es que tenemos que llevar adelante una deliberación colectiva, que no sea capturada solamente por relatos ideológicos (…) y tenemos que aprovechar este debate para aminorar esa distancia. Así creo yo podremos salir bien de esta crisis”.

Lucía Santa Cruz dijo compartir en análisis de Carlos Peña, pero “lo que me cuesta es hacer una relación lógica entre esta crisis (…) y la respuesta institucional que tenemos, porque tengo la impresión de que la causa de este brecha, de esta crisis, no es constitucional”. Y destacó que a su juicio “es bien peligroso haber desatado tantas esperanzas y tantas expectativas respecto a cómo la Constitución va a significar realmente una mejoría en la calidad de vida de las personas”.

Ante ello, Carlos Peña estableció que “no pienso que el texto constitucional por sí solo pueda resolver ningún problema, pero sí sería bueno distinguir entre el texto, o la nueva Constitución, del debate constitucional que estamos emprendiendo. Creo que llevar adelante un debate constitucional (…) puede ser extremadamente valioso, porque va a obligar (…) a reflexionar sobre el tipo de estructura social que hemos llevado adelante, las expectativas que hemos desatado y lo que la política tendrá que hacer de aquí en adelante para resolver algunos de los problemas que estamos experimentando”.

Posiciones radicales

Para Carlos Peña, el problema del debate constitucional es que “presume que quienes votan apruebo lo hacen endosando las posiciones más radicales, y presume que quienes votan rechazo lo hacen abrazándose a la Constitución de 1980, y creo que eso no es cierto. (…) Pretender que quienes votan apruebo son personas que están interesadas en llevar adelante un diálogo constitucional para fortalecer la cultura que hemos logrado hasta ahora desarrollar, y por otra parte hay quienes votan apruebo para cambiar radicalmente las bases de la sociedad chilena, pero pretender que quienes votan apruebo para lograr un cambio radical es una trampa que debemos eludir”. A su juicio, la opción apruebo ganará, aunque a lo más con un sesenta por ciento, “y espero no equivocarme, pero a mí me parece un error adherir al rechazo por el temor a la refundación”.

La discusión se prolongó por casi una hora y 50 minutos, tras la cual la historiadora Lucía Santa Cruz dijo que Carlos Peña había “alterado mi proceso de reflexión, ha introducido valiosísimos argumentos”.

Al cierre, Carlos Peña expresó: “Ha florecido la diversidad cultural en Chile. (…) Creo que un desafío de una Constitución es permitir que esa pluralidad exista, pueda florecer y pueda expresarse. La pregunta que habría que formular es ¿cumple ese propósito una Constitución que garantice fuertes derechos liberales?, ¿que garantice al individuo una esfera de inmunidad frente al poder?, ¿que lo haga indemne frente al poder? Yo creo que sí. Creo que el peor error que podríamos cometer es el propósito de tener una nueva Constitución para recuperar los ideales comunitarios que la modernización dejó atrás. (…) Creo que la única posibilidad digna que tenemos por delante es favorecer en la sociedad chilena que la vida de cada chileno o chilena sea fruto de sus propias decisiones”.

La jornada completa puede ser revisada en: https://www.youtube.com/watch?v=ccuY79uoENA&feature=youtu.be

Las próximas sesiones de “Diálogos para la democracia” están anunciadas para los días 11 y 25 de septiembre, y 16 y 30 de octubre, siempre moderadas por Aldo Valle y transmitidas, dada la situación de pandemia, vía streaming por uv.cl y uestv.cl.