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“Frágil”, la mezcla de coreografía, video y música generados en tiempo real

26 Julio 2018

Montaje compuesto por captación de gesto y movimiento asistido en computador se presenta el martes 31 de julio.

La compañía suiza Ensamble Vortex presentará su obra “Frágil”, definida como un espectáculo híbrido que mezcla performance coreográfica, video y música generados en tiempo real a partir de la captación de gesto y movimiento asistido por computador. La agrupación ofrecerá una conferencia el martes 31 de julio a las 12 horas y ese mismo día, a las 19 horas, presentará su espectáculo en el Laboratorio de Artes Escénicas Juan Araya, de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Valparaíso, ubicado en Avenida El Parque 570, Playa Ancha.

La obra se estructura en tres actos: The Fuck Facebook Face Orchestra, Desplazados y Kinecticut. Según explica Daniel Zea, a cargo de la composición, coreografía y programación, “cada una de las secciones habla de la fragilidad de nuestra sociedad frente a su fascinación desenfrenada por la tecnología”. El elenco está integrado por los músicos, actores y bailarines Mauricio Carrasco, Benoît Moreau, Anne Gillot y Jocelyne Rudasigwa.

“En cada acto el cuerpo de los músicos es puesto en escena, siguiendo una estricta partitura de movimientos, que es a la vez un ensamble de indicaciones coreográficas y partitura musical, pues detrás de cada obra hay un sistema de producción sonora que es alimentado y controlado por la danza. En cada instante el sonido sigue al gesto, que a su vez es influenciado por la música”, agrega Zea.

En los actos primero y tercero la captación de gesto se logra gracias a una cámara infraroja llamada Kinect, que hace un seguimiento en tiempo real del movimiento corporal de los intérpretes. Esta captación se traduce en señales de control de la síntesis sonora producida por el ordenador de cada actor.

Mientras que en el segundo acto los músicos se envuelven en cobijas de supervivencia para seguir una partitura de temblores que organiza la producción sonora. Estos sonidos son captados por micrófonos y procesados por una computadora central que redifunde el sonido en la sala de concierto creando así la atmósfera de la pieza.

Al respecto, Daniel Zea explica que “la decisión de dar a los músicos el rol de bailarines no es una consecuencia del azar. El hecho de que sus cuerpos no estén acostumbrados ni a la escena ni a ser contemplados hace que éstos reflejen una cierta fragilidad. Por otra parte, su sensibilidad musical permite un control preciso de los gestos y movimientos guiados por la escucha”.

El director añade que “la imagen está también estrechamente ligada con el sonido y la danza. Pensada como un tríptico, la obra presenta cada acto como una pintura en movimiento. En el primero, a la imagen de video de los actores se añade una capa de textos generados en tiempo real, produciendo así un universo caótico y contaminado con una estética cercana de las redes sociales o la teleconferencia”.

“En el segundo acto la imagen muestra un retrato ambiguo entre el migrante y la víctima, para al final de la obra revelar una sorprendente dimensión de video-vigilancia, omnipresente en nuestra sociedad de hoy. En la última parte, los intérpretes están desnudos enfrente de las máquinas a la cuales obedecen. La fragilidad humana en su clímax. La desnudez iluminada por la luz fría de la pantalla evoca un claroscuro contemporáneo”, asegura.

La presentación del Ensamble Vortex es organizada por las escuelas de Teatro, Cine y la carrera de Pedagogía en Música de la Universidad de Valparaíso, en conjunto con el Festival de Arte Sonoro Tsonami.